En el último partido de la Liga Sudamericana, cuando los nervios y la tensión inquietan al más pintado, Universidad de Chile ganó por un contundente 3-0 a Liga de Quito, dos veces vencedor de éste torneo, conjunto que traía una sola derrota y la experiencia de 5 finales internacionales.
45 mil personas en el Estadio Nacional y todo el país vibró hasta el amanecer con la obtención de este galardón, uno de los pocos que ha logrado en fútbol chileno en este tipo de competencias.
Los aficionados gozaron con la “U” desde que comenzó el torneo, que lo ganó sin derrotas en 12 partidos luciendo un juego alegre, vertiginoso, dejando muy poco espacio al rival para intentar hacerle un gol. Liga se exigió al máximo, pero le fue imposible.
La “U” fue superior y por primera vez en el Nacional se vio a un equipo chileno, dominando en todos los terrenos del juego, con notoria superioridad. Hasta los comentaristas argentinos, mezquinos con nuestro fútbol, alabaron los méritos de la U. de Chile, reconociéndolo como el mejor de Sudamérica y como un elenco que da gusto ver jugar.
La victoria incluso debió ser más amplia, Canales en dos ocasiones y Rodríguez en otras tantas pudieron haber anotado. Y lo más importante, es que si bien es cierto, Vargas consiguió dos brillantes goles para asegurar el triunfo, la victoria fue obra de todos, porque esta es la identificación del cuadro azul, la labor de equipo, valiosa en la vida y desde luego en el deporte colectivo.
La “U” impuso un estilo que sorprendió a todos y que se ha calificado de ataque.
Resulta increíble creer que hasta los más afamados comentaristas de los medios nacionales y extranjeros, incluso ingleses, no se hayan percatado en qué consistía el nuevo y revolucionario sistema implementado por Jorge Sampaoli en la “U” y que le permitió esta corona y ya antes el torneo de apertura y que la tiene invicta en 34 partidos seguidos
Todos han elogiado el carácter ofensivo permanente y hablado de la permanencia de dos atacantes netos y un tercero tras ellos y de las fórmulas utilizadas: 3-4-1-2 y/o 4-3-1-2 y que la causa principal de los éxitos es Eduardo Vargas.
DT, jugadores antiguos y nuevos y rivales discutieron y discuten al respecto. Más de una semana duraron las discusiones con el “ballet azul”, el de mejores resultados que tuvo la “U” en su historia, y que cimentó su tradición, en la década del 60 del siglo pasado y no han cesado.
¿Cuál de los dos es más de ataque? Y los elogios recaen en Leonel Sánchez, Ernesto Álvarez, Carlos Campos, Sepúlveda, Contreras, Marcos, Musso, Eyzaguirre, Astorga. Para los comentaristas argentinos de Fox Sports la “U” es un Barcelona chico”…
El ataque es lo que más destacan los dirigentes y los hinchas y los propios jugadores del plantel, quienes nunca han explicado claramente como jugaban, y no sabían explicar el sistema que les propuso el DT.
Hasta el DT de la selección nacional, Claudio Borghi, estaba confundido y en los últimos encuentros, ante los éxitos universitarios llamó a 8 jugadores azules, para hacer jugar apenas a dos y obviamente el sistema Sampaoli no le funcionó.
¿Cuál o cuáles son los astros o figuras aparte de Eduardo Vargas? No los hay, porque ésta “U” es un equipo, SU fuerza reside en la capacidad de todos, en el esfuerzo conjunto, en la solidaridad y en la simpleza, tal simpleza que puede adaptarlo cualquier conjunto, siempre que encontrara los jugadores para ejecutarlos, otro mérito de DT transandino.
Sampaoli los engañó a todos. La médula de su sistema y que pocos le dieron trascendencia fue primeramente la defensa. Costaba llegar al área chica azul y más aún rebasarla. La U” recibió sólo dos goles en 12 partidos. Todo el equipo trabajó siempre en esa idea desde iniciado el encuentro, en especial cuando el rival tenía el balón, arriesgando en faltas.
Quien estaba cerca del poseedor del balón tenía la obligación de arrebatarlo y en su ayuda debía ir quien estuviera más cerca, quitándole el balón o punteándolo a un compañero. La intención inicial en la final y en todos los encuentros fue siempre quitar el balón antes que los rivales cruzaran mitad de cancha. Y de inmediato al ataque. La distancia al arco rival así es mucho más corta.
A esta faena ofensiva debían igualmente sumarse todos. No sólo Vargas y Canales.
También llegar por la derecha Rodríguez, Acevedo y hasta Osvaldo González, y por la izquierda, Mena y José Rojas y por el centro Aránguiz y a los centros y cabezazos Marcos González.
En la defensa, arriesgar el todo y contar con la colaboración de un excelente arquero, como en este caso, Johnny Herrera. Todos defender y todos atacar. Los remolones o egoístas, no caben aquí.
Da igual el 3-3-4 o el 4-3-3 en este sistema y no se necesita un Valdivia o un Fernández, como pasador de todas las pelotas. Lo importante en el revolucionario esquema Sampaoli es estar cerca del balón.
Así se juega más fácil y los resultados tienen que ser buenos. Pero para lograrlo hay que tener una buena preparación. El que no la tiene no puede jugar. Sampaoli llegó en diciembre del 2010. Le costó un año alcanzar ese nivel y elegir los jugadores, buenos más que brillantes, pero todos dispuestos al sacrificio. Nadie corrió como la “U”.
Un sistema adecuado para el fútbol, que no descansa en algunas pocas figuras y en otros- los menos- que entregan todas sus energías. Un sistema para implementarlo en la selección nacional.
Y gozar con un elenco que se entrega en defender y lucha sin cesar por anotar. Un sistema mejor que el de Bielsa y desde luego que el de Borghi y más fácil de asimilar y que ya ha demostrado sus resultados.
La “U” y Sampaoli dejaron una marca difícil de superar y una fórmula que puede ser de éxitos al fútbol chileno. Hay que darles las gracias