El país está volcado en el tema educacional.
Las legítimas aspiraciones de la ciudadanía de avanzar desde la cobertura a la calidad y sostenibilidad tanto para alumnos, profesores y establecimientos educacionales nos invitan a reflexionar sobre el rol del deporte como herramienta educativa y otras derivadas.
Es indudable que el deporte es una escuela de valores como el esfuerzo, el sacrificio, la lealtad, el trabajo en equipo, el respeto a las reglas del juego, la generosidad, superación, etc. y como tal una herramienta educativa que, desgraciadamente, está desaprovechada en Chile.
Los programas deportivos de las escuelas y universidades, públicas y privadas, no pasan de ser instancias “generadoras de transpiración” que en nada contribuyen a formar niños y jóvenes capaces de afrontar las demandas sociales.
En ese entorno, mucho avanzaríamos si en la mesa de conversaciones ponemos el deporte.
¿Debe depender del Ministerio de Educación el Instituto Nacional del Deporte?
¿Se preocupa éste del deporte escolar y universitario como debiera hacerlo en la doble función de herramienta educativa y detección de talentos para el deporte de élite?
Miles de jóvenes escolares tienen condiciones, carecen de medios y técnicos idóneos, no tienen competencias y/o carecen de facilidades para compatibilizar los horarios de entrenamiento con los de estudio.
La Universidad es la tumba de los deportistas. Sólo la buena voluntad o la discrecionalidad de uno u otro docente permite mantenerse en ambos escenarios pero la regla general es que nadie que desee estudiar en serio puede hacer seriamente deporte.
Los clubes deportivos que conducen a los deportes de élite, especialmente el fútbol, compiten en demandar dedicación y esfuerzo con la escuela, olvidando que en la alta competencia lo que distingue a uno de otros no son necesariamente las habilidades físicas que están debidamente entrenadas, sino el nivel de aprendizaje y comprensión de variables tácticas y visiones de juego.
Desde el mundo del deporte y en especial desde las organizaciones de deportistas, sindicatos o mutualidades, debiéramos exigir que en el debate de la educación, en algún momento, se converse sobre la conveniencia de tomarse en serio el deporte como herramienta educativa y considerarlo un aliado irrenunciable en la lucha por mayor calidad educativa.
Exigir que la autoridad deportiva se preocupe de fomentar y desarrollar el deporte escolar.
Conseguir que colegios y universidades den facilidades y reconozcan el derecho a hacer compatible la vida de estudiante de calidad con la de deportista de élite.
Estudiar y hacer deporte, en serio y con calidad, son dos escenarios compatibles si la autoridad está dispuesta a dar facilidades y con ello más oportunidades a la juventud chilena.