09 ene 2015

Resultados del FONDART 2015

Todavía llamamos Fondart a los fondos concursables del Consejo Nacional de la Cultura, que ya a esta hora son diferenciados por disciplinas, pero eso no es importante. Lo llamaremos genéricamente FONDART para los efectos de este pequeño análisis.

Tampoco es importante que se reclame “pos mortem”, pues, la legislación no permite que el reclamo tenga asidero ya que se asume el resultado como cosa juzgada y el Consejo entrega a los evaluadores la total responsabilidad del resultado (entendiendo que son expertos) ya que su palabra juzgadora es inapelable.

Tampoco es importante que ya a casi veinte años del sistema se continúe profundizando un mecanismo de concurso diseñado para potenciar la Industria cultural (y por cierto el negocio) y así evitar que el Estado se haga cargo de la cultura.Esto no es importante porque pasados los días ya nadie se acuerda de esto y vuelta a postular para el año que sigue. Da lo mismo el Consejo, la legislación, etc. Casi todos postulamos nuevamente y a la suerte de la olla.

El hecho es que es lo que hay.

Por mi parte, conozco toda la cadena, pues he sido postulante (ganador y perdedor), evaluador, jurado e integrante del Consejo de la Música. O sea, he estado con dios y con el diablo.

Lo cierto es que como parte del diablo, o sea de la repartición que asume la evaluación, puedo decir lo siguiente.

El Consejo NO adjudica proyectos, sino que nombra a un equipo de expertos que se hacen cargo de esto. Este equipo evalúa y finalmente se entregan los resultados. Para esto hay una serie de cláusulas que impiden que el evaluador o jurado tenga relaciones con los proyectos presentados y esto se cuida celosamente, de lo cual soy fiel testigo.

Sin embargo, esto no implica que a los evaluadores circunstanciales no les afecte el síndrome “papista” (yo lo llamo el síndrome del portero). O sea, cuando quiere entrar y el portero no te deja por cualquier cosa, el portero es un imbécil, pero cuando eres portero, no dejas entrar a nadie y te crees el dueño.

Es así que los evaluadores y jurados cometen los errores más desacertados. He sido víctima y victimario de este proceso.

Entonces, dada la legislación vigente, no cabe la demanda, pues criterio o descriterio del evaluador no representa el pensar del Consejo. O sea, la única culpa del Consejo para los perdedores y/o reclamantes es haber puesto a personas que con tino y/o desatino evalúan los proyectos. Es así que una institución con poderes económicos a saber altos se gana un proyecto y otra pobre no gana nada.

Pero, ¿sabemos si es que el pobre postuló?

Las reglas son claras y están hechas muy bien, para desgracia de la cultura.Desgracia nacional por culpa de quienes han diseñado y profundizado el mecanismo de la “matrix”  dejando el criterio de lado y/o dejando esto a cargo de los evaluadores, quienes tienen la potestad de emitir juicios según sus propias creencias y gustos sin que necesariamente sean “expertos”. O sea, no hay solución, pues o se inventa una máquina eficiente e impersonal o se encarga a personas (que seguramente serán ineficientes y por antonomasia personas).

Dicho esto, propongo lo siguiente.

Que se elimine el FONDART (y sus hermanos).

Chanfle. No pues.

Entonces propongo que se limite el poder económico del postulante. ¿Estará la ley de discriminación de acuerdo?

Finalmente no tengo la solución, pero como digo, es lo que hay y hay que asumir sus justicias e injusticias como lo que es. Ya mañana sabremos cambiar el sistema para que el ESTADO se haga cargo del desarrollo cultural y no tengamos que pelearnos por las pocas migas que se le entrega a la Cultura.

Dicho sea de paso, este año postulé y no gané. Y ni cuento el por qué, porque ya me he enemistado con mucha gente por decir lo que pienso y creo, así que mejor me quedo callado.

La pucha.

Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas y no a insultos, ataques personales, comentarios discriminatorios o spam.

Por lo mismo y buscando el buen funcionamiento de este canal de expresión, requerimos de un registro previo utilizando Twitter, Facebook, Gmail o Disqus.

Si tienes problemas para registrarte, haz click acá.

  • Pedro Pagliai

    Pataletas, estertores. El encabezado de esta opinión es el penúltimo párrafo. El enojo, el despojo, el supuesto rechazo por pensar distinto. Felizmente el victimismo y la proyección de su propia culpa que comparte no alcanza a hacer sombra a su talento musical, señor Zamora. Es mi apreciación como auditor.

    FONDART es análogo a nuestro sistema de creencias arraigado. Justicias e injusticias. Dios y Diablo. Ganadores y perdedores. En esta dualidad, es tentador concluir con frases hechas como: “es lo que hay” correlato al sistema democrático que es tan correcto defender, “en la medida de lo posible o el menor de los males” Complemento a la opinión de Zamora es leer el artículo que destaque la otra vereda. Alabando las virtudes del mecanismo existente. Agradeciendo a Dios y al Diablo. He leído a mis amigos ganadores de FONDART, y no es contradictorio que aun siendo ganadores, critiquen el funcionamiento del sistema

    Y sobre cultura, el sesgo es claro. Hablemos de cultura artística. Pero parece ser que hablamos de otro aspecto. ¿De la desesperación por no hallar la teta del Estado que se esconde tras los bandidos privados o como consecuencia de una historia de despojos y silencios obligados, de duelos irresolutos? ¿Del mito anclado de queja frente a un escaso desarrollo de la cultura? ¿es la cultura artística portadora de qué? ¿libertad? ¿Progreso? ¿Bienestar?

    OH dualidad, eres la reina del mundo.