Cervantes se posó con toda la magnitud de su humanidad en Antofagasta, esa tierra nortina polvorienta y reseca, de espumantes granos de arena, que penetran en el corazón de todos los que pretenden ser amables con esa agresiva naturaleza, conquistándolos para siempre, como un amor imposible de olvidar.
Allí mismo nace otro Quijote, el fiel reflejo del gentilhombre, de lúcida armadura, que sólo tiene como lanza una pluma y un papel, para defenderse de los gigantes remolinos que envuelven la supina inopia cultural, de negarse a reconocer que no solo la explotación “del hombre por el hombre”, es el pan nuestro de cada día, como única subsistencia del espíritu, que hay algo más en la profundidad de esa mina que nos conmueve a conocer.
Aparece esa esmirriada figura de Sergio Gaytan, un ´pequeño gigante de las letras’, un enamorado de las palabras, un inagotable investigador de cuánto libro cae en sus manos, de sus coterráneos creadores como él, de múltiples ilusiones poéticas, de cuentos, ensayos, novelas y artículos de su agreste tierra natal y desde donde su pluma y su ácido, pero agudo comentario, lo requiera.
La Academia Chilena de la Lengua lo enviste como un destacado Miembro, aunque un poco tarde.La justicia llega para ennoblecer a la institución que lo cobijara de por vida.
Ceremonia inolvidable para todos aquellos que tuvimos el privilegio de acompañarlo, en tan magnífica ocasión, especialmente por lo que significa representar la creación literaria de los hombres y mujeres nortinos que hacen historia, que ganan batallas, que luchan contra la ignominia de la ignorancia, la enquistada parafernalia, el mal uso del lenguaje , la falta de lectura y comprensión de la misma, desafiando al resto del país, con una insolencia insoportable que lo hace crecer hasta el infinito, cuando grita a todo pulmón, que también en las regiones ellos existen.
Como destacado profesor de lenguaje, cultivó la amistad de sus maestros como los poetas y hombres de gran valía intelectual: Mario Bahamonde, Osvaldo Maya, Andrés Sabella, los tres mosqueteros de las letras nortinas que junto a tantos otros, defienden férreamente la idiosincrasia e identidad de Antofagasta, un paisaje único, que solo se da en medio del desierto más árido del mudo, en cuyos lejanos parajes se esconden fantasiosas historias de huellas y derroteros ocultos, que aun son buscados con afán por los espíritus de mineros muertos, golpeando las entrañas de la tierra con el pico y la pala inútiles.
Gaytán tiene a su haber una larga lista de obras que relatan con un venerado respeto los acontecimientos, hechos y quebrantos de lugares y personajes con una vitalidad única por la fuerza del carácter de los personajes que descubre en sus escritos, lo que permite emocionarse y admirar al hombre, al escritor, sobre todo al humanista de las cosas simples.
Imposible no señalar algunos de sus libros que reflejan un perfil auténtico del amor por su zona. Urgencias (1988) breve compilación de poetas regionales; Aproximación a AndrésSabella (1990), revisión monográfica y bibliográfica; Con Voz de Mujer (1990) reseña literaria sobre el trabajo creador de las poetas de la región; Poesía de la educación o educación de la poesía (1992); 14 Autores Nortinos, Ensayo sobre 14 autores y un prólogo que justifica la existencia de 100 años de la literatura del Norte Grande…
En fin, larga y variada es la bibliografía, trayectoria y reconocimientos de Gaytán, por eso nos alegramos que la Academia haya puesto los ojos en ese Norte Grande (término acuñado por Sabella) y en su laborioso e incansable obrero del rescate del patrimonio cultural de la zona.
El reclamo permanente que hace, y lo comparto, se refiere a la falta de conocimiento que se tiene de la gente del norte. Muchos escarbaron la tierra con sus manos para extraer la riqueza minera sepultada, sufrieron hambre, explotación, miserias, enfermedades, persecuciones y matanzas para darle el sueldo de Chile a los del sur y también a los países que aun son ricos y poderosos.
Chilenos y emigrantes de distintas nacionalidades formaron ciudades a partir de las riquezas extraídas de las oficinas salitreras, a costas del explotado que viviendo con sus mujeres e hijos en precarias condiciones, hacinados y maltratados, mientras el oligarca disfrutaba de la vida en medio de un lujo asiático.
Así y todo, la vida y la creación se abren paso, la cultura traducida en bellos relatos y sublime poesía, aun está por descubrirse, siendo este el trabajo literario que don Miguel de Cervantes les dejó como herencia eterna.
A Sergio Gaytán le queda cuerda para rato, toda vez que la palabra no morirá jamás.