Se habla en diversos lugares sobre el rol público de TVN.Al igual que en el fútbol, todos tienen una visión al respecto.Todos somos Sampaoli a la hora de programar un canal público o bien, a la hora de curar el contenido que debiese tener ese canal.Pero hay que ser honestos, otra cosa es con guitarra. Otra cosa es la realidad. Otra cosa es la oportunidad.
TVN tiene un capital innegable, su alcance. Al desarrollar productos masivos ha logrado penetrar en todos los hogares del país. Es entonces un cañón que tiene un valor que sería desastroso regalar a los canales privados. No hubiese que regalar ningún hogar de Chile a los que bailan el vals del rating.
Nadie se ha puesto de acuerdo jamás sobre lo que es cultura. Para algunos es la música docta, el teatro, la danza, la música nacional. Y sí, lo son. Para otros, cultura es lo que ocurre en la ciudad, los diversos movimientos que la transforman, las políticas públicas que también construyen y transforman la cultura día a día.Y sí, también lo es.Para otros es nuestra historia. Obviamente también lo es.
Y para las nuevas generaciones, más globalizadas, la cultura pop tiene una importancia vital. Es su espacio natural y ellos son los nuevos televidentes que hoy abandonaron la TV abierta y que visitan una enormidad de contenidos en diversas plataformas.
La oportunidad: despertemos. Estamos en el 2014. Existe un árbol sólido que se llama TVN y que bien puede tener diversas ramas conectadas a su tronco. El consumo de internet se ha masificado enormemente y el único problema que tiene eso es que le falta difusión a los contenidos focalizados.¿Quién puede hacer esa pega? Pues TVN.
Es un parlante gigante que puede promover diversos contenidos que no necesariamente estén en la pantalla principal.La pantalla principal es el circo que llena localidades y corta tickets. Dentro de el se reparte información a los presentes sobre diversas materias. Todos nos enteramos de todo. Y cada cual visitará aquello que es de su interés. Sólo necesitamos un espacio donde difundir esos sitios llenos de contenidos.
Una digresión hacia la pantalla abierta.Hace falta tener claro que el alma de TVN debe tener un decálogo orientado a lo social. Las teleseries de TVN ganarían en valor si las atravesaran temas sociales. Brasil lo ha hecho. Han introducido sendas campañas sobre, por ejemplo, el SIDA a través de ellas. Entregan información a la gente de manera entretenida.Porque la entrega de cultura para países con superávit de ignorancia no debe ser necesariamente fome y lejana. Puede ser entretenida y cercana. Dejar de ser de elite. Y pasar a ser popular.
Pero vamos a la modernidad y a una idea.Los que hemos trabajado en medios de comunicación y en difusión de contenidos sabemos lo difícil que es difundir música, cine, teatro, poesía. Hay mucha limosna que se pide en el camino a los medios tradicionales. Es por eso que en este 2014 abrir ramas de corte digital es el camino.
El ejemplo más poderoso que se me viene a la mente es la National Public Radio de EEUU. Es una radio pública –deuda que este país se debe- pero es también TV digital. Ahí se difunde. Nuestra NPR debe estar bajo TVN y debe ser potenciada por esta última. Debe ser promocionada por el canal Madre. Ya no es necesario comprar frecuencias carísimas (un asalto a mano armada), sino pensar a mediano y largo plazo.
Con el capital que significa hoy tener una radio abierta de alcance nacional, se podría perfectamente tener a las mejores voces, guionistas y audiovisualistas haciendo un producto que sería visto no sólo dentro sino fuera del país a través del mundo online.
Capital humano fácilmente organizable. Invertir en ideas y no en fierros que quedarán obsoletos en unos pocos años más. Contenidos ricos en vitaminas y minerales. Con amor y humor. El factor humano. Todo puede tener ese carácter.
Por cierto, no es necesario invertir en un edificio monstruoso. Esto puede tener un crecimiento orgánico. Con un buen plan de desarrollo en un par de años se cubrirían muchas de las áreas que hoy están huérfanas, sin difusión real de parte del Estado.
He ahí el desafío, ser capaces de ver el mundo donde habitamos.Y la oportunidad, que está rebotando. Por favor, apunten bien, no necesitamos otro maldito travesaño.