27 feb 2014

La indiferencia de los chilenos

En estos días ha vuelto la discusión pública en torno al proyecto de ley presentado por el Diputado UDI Enrique Estay con el propósito de modificar la ley de Fomento de la Música Chilena, estableciendo una cuota mínima de difusión de 20% de música nacional en la radiodifusión chilena.

Dejando de lado la plena justificación de esta medida por las razones que muchos han dado en el curso de esta polémica, lo que parece más grave en este asunto, es que la defensa misma de los valores artísticos nacionales tenga que ser objeto de una ley para preservar su espacio de difusión.

Y lo peor de todo es constatar que algo que uno esperaría que fuese una reacción espontánea de defensa de la ciudadanía, sea una iniciativa de los políticos y además solo apoyada bastante solitariamente por las organizaciones de artistas chilenos.

Da la triste impresión de que la defensa de nuestra identidad fuera algo que a los chilenos los deja indiferentes y uno se pregunta en qué mundo tan globalizado vivirán nuestros compatriotas que hasta lo que les es más propio se diluye en la nebulosa universalista de las trasnacionales de la música.

Algo que debiera tenerse en cuenta es que lo universalista de la producción de estas grandes empresas esconde una peligrosa ilusión, y es la de que exista una cultura común desarraigada, de la cual participaríamos todos los habitantes del planeta de la misma manera.

Madona, Luis Miguel, Justin Bieber, serían representantes de esa cultura sin asidero y que se difunde casi con la misma fuerza en todos los rincones del planeta, como si el carácter trasnacional de las empresas que difunden esta música se trasladara hacia la música misma y la transformara en un arte trasnacional.

Pero nada más equivocado y falso que esta impresión. No existe ninguna forma de arte que no esté arraigada en una sociedad determinada y basta analizar superficialmente cualquiera de estas expresiones para descubrir en ellas la raíz nacional en la que se sostienen.

La más humilde canción que se difunde viene de un mundo determinado, de una lengua, de unos hábitos culturales específicos y trae consigo las particularidades de ese mundo, de modo que las influencias culturales que ellas impulsan son influencias de cultura a cultura, de nación a nación.No existe la globalización neutra que pretendería difundir el negocio de la música.

Y ahí está el peligro. Cuando un país no se interesa en su propia música, es la música de otros países la que comienza a ocupar todo su espacio y entonces no se trata de cuotas más o cuotas menos, no se trata de más o menos espacio para la difusión de la música nacional, sino de la preservación de lo propio o su anulación, de ser lo que tenemos que ser o de enmascararnos detrás de lo que no es propio nuestro, de renunciar o no renunciar a lo que nos pertenece.

¿Por qué no hay ninguna conciencia en nuestro país de la gravedad de esta situación? No olvido a quienes han desarrollado una labor encomiable por el desarrollo de la música chilena, a los periodistas e incluso a las pocas radios que han intentado tomar este asunto con responsabilidad.

Centro la atención en la gente, en los chilenos mismos, en el hombre común de nuestra tierra que, responsable o no, vive en un relativo acuerdo con lo que le ofrece la radiodifusión chilena. Y no me convence cargar todas las tintas en las empresas fonográficas o en las radios. Aquí se trata de una inconsciencia de los propios auditores. ¿Por qué a la mayoría le interesa tan poco que exista o no exista la música nacional?

Algunos hablarán aquí de educación, de falta de cultura, de responsabilidad de las autoridades, y de todas las razones que inútilmente se dan cada vez que se discute este problema. Creo que lo decisivo en este caso es mirar las cosas cara a cara y plantearse el problema de fondo.Y este tiene que ver con la ausencia de una aventura común que se llame “Chile” y que nos comprometa a todos con la misma potencia.

Lo cierto es que a la mayoría de los chilenos le basta con la globalización, no tiene la sensación de que estemos construyendo un mundo propio, diferente a todos los demás y cuyos valores aparecerán en la medida en que seamos capaces de crearlo.

El Festival de Viña, que está pasando, es un buen ejemplo de esto que estoy diciendo. El monstruo de Viña ruge con las creaciones que vienen de otras latitudes, está listo para que lo asen en la parrilla de las multinacionales y después de la fiesta todos se irán con la impresión de que finalmente no ha pasado nada, todo sigue igual.

Lo malo es que en este mundo global, Chile es cada día algo más insignificante, casi inexistente cuando se trata de cantar y hacer música. Y existir de manera tan mediocre es casi peor que simplemente no existir.

No son los artistas los que deberían estar tratando de defender su música, son los ciudadanos, que sin ella se quedan sin un alma propia.

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  • Beckerrei

    Yo creo que mas que una indiferencia es una falta de identidad inmensa la que tenemos los chilenos hoy en día y me incluyo, basta con ver que cualquier cosa que se ponga de moda en el extranjero, es casi seguro que acá tendrá el mismo o mayor impacto. Mas aún cuando hablamos de música, algo que transmite emociones e ideas nuevas, yo me he fijado que la gente evita toparse con eso, evita verse en un espejo de su interior y solamente se conforma con música vacía y sin mucho contenido mas que bailar. No sé si será por una baja autoestima que no podamos valorar lo que tenemos, no sé si será por como hemos sido formados en estos últimos años, pero siempre he pensado lo mismo con respecto a nosotros los chilenos, por eso cuando hay alguna noticia que hable de las costumbres o pensamientos de los chilenos siempre es casi lo mismo: Importaciones de Europa o Estados Unidos.
    Esto no es bueno, y creo que el problema que se debe atacar primeramente es la familia:
    Primeramente enseñar en los colegios, en el trabajo y en las unviersidades lo importante que es tener una imagen paterna en el hogar.
    En segundo lugar enseñar que todos somos distintos y tenemos diferente cualidades, veo muy seguido a personas intentando imitar a otros que se ven mas fuertes de personalidad o tienen algo que los caracteriza y aunque sea algo malo se imita igual.
    Y en tercer lugar respetarse entre los miembros de la familia, si no hay un respeto por tu hermano o por tu propia mamá, que podemos esperar para un policia o un profesor.
    No lo veo algo tan complejo de llevar a la ejecución, mas todos se preocupan de combatir desigualdades u otras causas sociales, pero mientras luchamos por tener mas y mas bienes materiales, estamos dejando muy al debe la salud emocional de el chileno común y corriente y formando así hijos con las mismas cualidades.

    Saludos ojala hayan mas de este tipo de reflexiones y sobre todo que las universidades dediquen mas investigación a estos temas.

    • Juana Fuentes

      Estoy totalmente de acuerdo el problema es la familia, hay que trabajar con las familias chilenas los temas culturales que ha todos nos involucran en forma trascendentales.

    • Juana Fuentes

      Sigo insistiendo,es la cultura de la familia está mal, no saben valorar. En una sociedad en que se descalifica con cruedad atroz. Ufffff

  • juans

    Me parece que tambien es un error responder a la coyontura una por una osea llevamos 24 años sin milicos y continuamos actuando en respuesta por que no ser parte de la TV osea una canal nacional por que no una radio mas folclorica sin llanterio de la china huasa por que no ver que a nadie le importa el otro mientras no pise sus juanetes amarillos osea queremos que alguien haga algo sin ayuda
    merecemos ser parte de la historia unos y otros despues de shok la TV y el modelo yanki mata a sus amigos por soledad queremos mas justicia social sin tocar a los pobres a los borrachos drogos y putas mientras no los veamos damos el centavo al Lider y al Jumbo sin razon ni son

  • Carlos Bustos R.

    En estos momentos culturalmemte nos encontramos en una “razón de la irracionalidad para inhibir el pensamiento critico”, y de esta forma la diversidad para la construcción de una mundo homogéneo centrado por el mercado. ahora bien, la invisibilización de este procesos de negación de la identidad por razones instrumentales, pues pocos toman opciones éticas frente a la defensa de alma de un territorio que es la expresión diversa y sonora de su comunidad…hoy en día las personas han sido reducidas a un rol y función de empleabilidad, que es supervivencia, y no se está bajo la forma de un trabajo potenciador y creador…
    En este sentido, no hay cohesión en la defensa de esta alma sonora, y solo una razón instrumental…
    La crisis en todos los sentidos me suena a esa frase tan recurrente de muchísimas personas que para descalificar a otras dice “…y ese, ¿a quién le ha ganado?, como si la vida fuera un campo de batalla y mercadeo marquetero…
    muy buen articulo y muy profundo sobre los cambios culturales que nos ha traído el modelo de desarrollo actual.

  • IOrellana

    Definitivamente, si es Chileno no le alcanza.

  • Rodrigo Fuentes

    Si le sacamos la palabra musica esta columna sirve para toda la cultura e identidad nacional… si renegamos de los mapuches y todos los pueblos originarios, que se puede esperar de la musica… mal que mal lo unico nacional que va quedando es el pastel de choclo..
    pero es una politica global, que nadie se interese por nada lo suficiente como para traer un perjuicio economico a la transnacional… que nadie se interese en el cobre, que nadie se interese en el agua, en la naturaleza, en la cultura del pais, que nadie sea nacionalista porque asi nadie defiende nada… es buen negocio la “no-identidad”