Este fin de semana, una decena de músicos chilenos destacó en el festival “Vive Latino México”, uno de los escenarios más importantes para la región. La chilena era la comitiva de músicos más grande tras los españoles, y luego de sus presentaciones cada uno de los artistas nacionales dejó en el aire una grata sensación de éxito.
Se está haciendo costumbre que músicos nacionales aparezcan en carteles de festivales internacionales relevantes para la música, ya no sólo como tímidos invitados de tierras lejanas, sino con interesantes números que generan, además de expectativas entre el público, reacciones y buenos comentarios en los medios de comunicación.
Atribuir esta apertura sólo a las consecuencias del mundo globalizado, sería fácil. Tras este crecimiento hay un trabajo continuo y constante de artistas que, en casos apoyados en las nuevas tecnologías, han logrado difundir su trabajo más allá de las fronteras locales, muchas veces sin apoyos externos.
La música es una expresión de carácter masivo y popular, que genera interés en todas las sociedades. En Chile, durante el 2011 más de 19 millones de personas asistieron a espectáculos musicales en todo el país, superando el número de espectadores de cualquier otro tipo de espectáculo, y aumentando considerablemente la asistencia en relación al 2010 que sumó 15 millones de espectadores.
Asimismo, en los últimos años se han registrado cada vez más músicos y obras en la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) lo que habla de un crecimiento a nivel creativo. A la fecha, esta Sociedad cuenta con 8 mil músicos asociados, y cerca de 100 mil obras nacionales registradas, canciones chilenas que enriquecen nuestro repertorio y que hablan de un movimiento vivo y progresivo, que fortalece el legado cultural.
Todo este movimiento se manifiesta hoy más allá de nuestras fronteras, pero aún en forma de autogestión. El trabajo que realizan los músicos día a día requiere de un apoyo vital y necesario, que les permita seguir creciendo y expandiéndose.
Desde SCD hemos visto –por ejemplo- como nuestro aporte a aquellos músicos que viajan al extranjero a difundir su repertorio, y que fue creado hace casi una década, aumenta cada año.A iniciativas como esta se han sumado otras como la Ventanilla Abierta del Consejo de la Cultura, pero es necesario incorporar a otros actores que puedan ayudar a ampliar el desarrollo de la cultura –en este caso- de la música.
La inversión en cultura es un camino interesante hoy para el sector privado, sobre todo si consideramos que los resultados se están haciendo visibles más allá de nuestras fronteras, con embajadores-músicos que están promoviendo a nuestro país en espacios que tienen notoria visibilidad, como festivales, conciertos masivos, encuentros o ferias que giran en torno a la creación musical.
A la tarea en el desarrollo de nuestra música y cultura que a diario realizan nuestros creadores, deben sumarse nuevos colaboradores que permitan que se siga avanzando en esta línea de exportación, para que -en lo sucesivo- sean cada vez más los artistas que nos representen en estas instancias, y que nos permitan confirmar que Chile no sólo es país de poetas, sino, también, un País de Músicos.