Hace pocos días por razones de tiempo, tuve que optar entre ir a ver la última función de la obra “Diana”(*), de la coreógrafa chilena Paulina Mellado en la Sala Santa Elena, o la ultima función de “Diarios de un viaje I – Veinte para las ocho”, de la coreógrafa Alemana Sasha Waltz en el Teatro Municipal de Santiago.
Diana es el último trabajo realizado por Paulina Mellado junto a un gran elenco de intérpretes sin protagonismos uno por sobre los otros; sin embargo, por su enorme fuerza interpretativa me merece hacer una mención especial a Marcela Retamales, gran bailarina e intérprete, quien antes también participó en la obra Pequeño hombrecito de la misma coreógrafa.
Por otro lado, la obra con la que llegó esta vez a Chile S. Waltz a través del festival Santiago a Mil, fue estrenada por primera vez hace veinte años en Alemania. Digamos, se trataba de una reposición que hacía concordancia con las veinte versiones que se conmemoran del festival, con la que bien se podía observar cómo madura una obra, en este caso de la llamada heredera de Pina Bausch.
A la hora de optar y renunciar a uno de los montajes quizás definitivamente, pensé en que a Paulina Mellado le he seguido su obra desde hace más de dos décadas, y que su trabajo siempre responde a una búsqueda y procesos creativos consistentes.
Los resultados de estas búsquedas son por sobre todo interesantes, proponen y remueven desde su apuesta escénica, como también obtienen reconocimiento, Pequeño Hombrecito obtuvo el Premio del Círculo de Críticos el año 2010, y otras de sus obras han sido seleccionadas para destacadas bienales y festivales en Europa y Latinoamérica.
Sin duda que una obra chilena destaque en el extranjero es importante, pero no es la principal conquista. Lo difícil está en mantenerse creando danza contemporánea en Chile, seguir estrenando obras sin necesariamente contar con un Fondart, como Diana, que fue realizada sin financiamientos estatales ni de empresas.
Lo difícil también está en mantener a un grupo interesado en ser parte de un elenco que desde ya sabe que la principal ganancia será pertenecer a esta nueva apuesta, a este nuevo riesgo creativo, en este caso de una coreógrafa de gran trayectoria, que tal vez lo único que no tenga en relación a estas grandes personalidades extranjeras que llegan a Chile, son sus subvenciones permanentes.
Sin pretender cuestionar la calidad que puedan tener o no los distintos directores, elencos y obras que llegan al país, no es novedad que agoten sus entradas, porque la danza que llega es una inversión cultural de sus naciones, por lo mismo no es extraño que consigan el espacio de prensa que la danza contemporánea en Chile no tiene, porque ésta no vende ni va a vender, porque aún es rebelde al mercado y al igual que la performance, cuestiona el cuerpo, lo escenifica, no precisamente en busca de embellecerlo.
“La danza no deja de hacerse preguntas, preguntas que no le interesan a una mayoría porque no prometen nada a nadie, sino todo lo contrario, nos invitan aún, como casi ya no ocurre en ningún otro espacio, a cuestionarnos como sociedad, como individualidad, como alteridad” me respondió Mellado en una entrevista para ninguna prensa.
Por eso, sigue resultando excepcional llegar a una sala independiente como la de Santa Elena y no al Municipal, y entrar a una obra en que son los mismos intérpretes los que cortan la entrada como pase para una obra inenarrable, que no persigue argumentos que no se conciban sino en el propio cuerpo.
Diana resultó ser una gran experiencia y elección, donde se rompió con todo formato y estructura, y en que cada una de las subjetividades presentes, elenco y público, construimos la función. Las prácticas con los distintos dispositivos de luz, oscuridad, situacionales, atmósferas y música ocasional una vez más situaron a Paulina Mellado como una de las figuras más innovadoras de nuestra escena.
* Diana. Dirección: Paulina Mellado
Intérpretes: Danilo Aldea, Diana Carvajal, Hugo Castillo, Javiera Cifuentes, Claudio Farías, Camila Jiménez, Ana Luz Ormazábal, Marcela Retamales, Nicole Sazo, Andrea Torrejón, Gonzalo Venegas, Beatriz Zeiss, Andrea Zuloaga
Asistente de Dirección y Escritora: Trinidad Quinteros
Música: José Miguel Miranda
Iluminación: José Antonio Palma
Vestuario: Richard Solís
Diseño y Fotografía: Marcela Moncada