Anuncian el cierre inminente de una sala de cine de calle Huérfanos cargada de historia. Imposible no sentir tristeza al conocer la noticia cuando todavía recuerdo haber visto allí películas que marcaron una etapa de mi vida. O también de la suya.
La información no añade el destino que se dará a ese local pero lo más seguro es que la especulación inmobiliaria, disfrazada de modernidad, o la instalación de un negocio más rentable, acabará con un lugar en el que compartimos múltiples aventuras con estrellas del celuloide que en la oscuridad imaginábamos bellas, perfectas, cercanas incluso, aunque para nuestra desgracia eran inalcanzables.
Lamentar el adiós de una sala cinematográfica puede resultar frívolo a más de uno. Aclaro que no lo es ya que detrás de esa operación hay motivos que nos obligan a permanecer alerta. La crisis, sin darnos cuenta, convive con nosotros y en cualquier momento puede entrar en escena y darnos un susto.
Aquí en España ya no solo se cierran salas de cine – caso de una cadena legendaria conocida como Cines Renoir que ya cesó actividades en Barcelona y otras ciudades españolas. También desaparecen librerías, salas de teatro, galerías de arte, editoriales o comercios varios vinculados con la cultura. Y esto recién comienza.
El anuncio de la subida del IVA a partir de septiembre para todo cuanto tiene relación con la cultura ha causado malestar e indignación. El Gobierno no da muestras de dar marcha atrás. Como ya pasó con los recortes a la sanidad y a la educación.
El impuesto de valor añadido -IVA- pasará del 8 por ciento al 21 por ciento. De esta medida recaudatoria no se escapan las entradas de cine, teatro, conciertos, festivales, museos privados y espectáculos taurinos. Los libros, al que se le aplica el 4 por ciento de IVA, quedan exentos…por ahora.
Directores como Pedro Almodóvar, productores que han invertido en películas que han logrado éxito más allá de las fronteras hispanas , actores que viven de un trabajo marcado por la inestabilidad, salvo honrosas excepciones, profesionales de medios audiovisuales se han movilizado para denunciar lo que consideran “el entierro” del cine español.
El IVA es visto como un misil que hará saltar en mil pedazos la ya precaria industria cinematográfica, a maltraer por la piratería. Los afectados pronostican que pueden cerrar hasta el 70 por ciento de las salas de cine de España.
A la hora de sacar cuentas, los empresarios vinculados a los espectáculos teatrales advierten que con la subida de impuestos corren peligro 22 mil puestos de trabajo. Con los seis millones de desempleados, según cifras recientes, la advertencia pone los pelos de punta.
Resulta sorprende que un ministro español asegurara que el IVA debía incrementarse porque “es uno de los más bajos de Europa”. Tal afirmación siembra dudas. En Francia las entradas de cine tienen un IVA del dos coma cinco por ciento y subirá al 7 por ciento. En Alemania tiene el 7 por ciento. España lo tendrá nada menos que al 21.
El sector discográfico, aquellos que se dedican a conciertos, a espectáculos musicales , los galeristas, los artistas- que afirman que ya no vendían un cuadro o una escultura a causa de la crisis- han sumado sus voces en contra de la medida.
En las manifestaciones llevadas a cabo se han podido ver carteles con frases que ponen en tela de juicio los recortes del Gobierno de Mariano Rajoy y que invitan a no permanecer indiferentes.
“Contra la reforma laboral, cultura general”; “La cultura no es un lujo”; “No me fío de un Gobierno que desprecia la cultura” ;“Un Gobierno que no protege la cultura invierte en la infelicidad de su pueblo”.