29 oct 2011

El Oscar a la Mejor Película Extranjera

Nunca se había filmado tanto en Chile como en los pasados 20 años y no cabe duda de que sin el retorno a la democracia no habría sido posible producir unas 50 películas en la década de 1990, cifra que en el presente debe haberse cuadruplicado.

David Vera-Meiggs sostiene que “si algo realmente noble tiene el séptimo arte es su vinculación intrínseca con el destino social” que “nace de una forja democrática.”

A las leyes de fomento audiovisual, la participación en proyectos multinacionales, los apoyos financieros del sector privado, el aporte de la televisión en el desarrollo de la creación fílmica, el impulso del FONDART y otros alicientes, hay que agregar la apertura de universidades que enseñan cine –en 2003 ya había 33 centros de formación superior-, todo lo cual crea un escenario fructífero, que se traduce en un nuevo público, nuevos estudiosos, nuevos y variados circuitos de exhibición.

Y la explosiva irrupción de la tecnología digital ha permitido el surgimiento de largometrajes de bajo presupuesto, junto a realizadores jóvenes con temas, estilos, formas de producción y redes de distribución inéditas; internet amplía a niveles inimaginables el acceso a festivales online, que han proliferado en el plano local y mundial, reduce los costos y mecanismos de difusión y hasta cierto punto permite que cualquiera pueda hacer una película.

Todo esto está muy bien y podríamos seguir describiendo el heterogéneo y bullente panorama de la cinematografía patria si no fuera porque a diario se publican decenas de artículos, ensayos, libros sobre la materia.

Al amparo de los cineastas nacionales consagrados o emergentes, parecen haber brotado legiones de especialistas que han encontrado su vocación, muy legítima por cierto, en teorizar alrededor de este gozoso fenómeno. Tanto es así que ahora tenemos a diversos críticos o aficionados que no vacilan en hablar del nuevo cine chileno.

El problema es otro y se centra en el ámbito comercial: el cine es arte e industria, ciencia y entretención, una perogrullada que se olvida con facilidad.

Los documentales nacionales, a veces excelentes y los DVD underground, siguen una lógica distinta. Ello se aplica, en mayor medida, a nombres excepcionales, como Raúl Ruiz, cuya prolífica carrera tuvo lugar principalmente en Francia y otros países del exterior.

En otras palabras, se trata del público, el grueso público, ese que permite dar un carácter masivo al arte más importante del siglo XX.

Sin la asistencia de miles de espectadores, el cine pasa a ser un espectáculo de elite, aunque los rodajes sean baratos y los filmes contestatarios.

Si el cine pierde su perspectiva popular, que puede apreciarse incluso en cintas exigentes y rigurosas, termina desvinculándose de quienes concurren a las salas para identificarse con los relatos, vivir aventuras, compartir vidas, en suma, tener experiencias memorables que, hoy por hoy, pocas manifestaciones de la imaginación humana pueden proporcionar.

Nuestros productores, directores, guionistas, quieren competir y triunfar en el mercado internacional, que es cada vez más intrincado y agresivo. En su empeño, son animados por críticos y periodistas, quienes no vacilan en aplaudir todo cuanto hacen.

El año pasado hubo una enorme desilusión porque La nana no logró ser nominada al Oscar a la mejor película extranjera.

Este año seguramente pasará lo mismo con Violeta se fue a los cielos o, si llega a ser finalista, es difícil que obtenga el premio. Más allá de la calidad de ambos títulos, sobre todo por la destacada actuación de las actrices protagónicas, parece ingenuo y un tanto irresponsable albergar tantas esperanzas y ventilarlas por los medios.

Por más discutible que sea el galardón de Hollywood, no hay que desdeñar el Oscar a la mejor película extranjera: De Sica, Tati, Fellini, Bergman, Kurosawa, Ang Lee, Amenábar y muchos otros fueron conocidos en todo el mundo debido a la codiciada estatuilla.

Argentina la ha obtenido en dos ocasiones, por dos excepcionales obras: La historia oficial y El secreto de sus ojos. Pero basta con echar una ojeada superficial a la industria fílmica trasandina –y también a la española, mexicana o brasileña- para darnos cuenta que estamos a años luz de ella.

Posee una historia, una tradición, una jerarquía de las que carecemos por completo y comparar su cine con el nuestro es casi como comparar el Amazonas con el Mapocho.

La única vez que Chile ha sobresalido en un certamen de categoría global fue gracias al Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Venecia de 1990, que se otorgó a Gloria Münchmeyer por su brillante interpretación en La luna en el espejo, de Silvio Caiozzi.

Antes o después de tal fecha, nuestra figuración en ese tipo de eventos ha sido inexistente.

Tampoco conviene desecharlos de una plumada por el glamour y la ostentación que exhiben, pues notables directores, fotógrafos y actores de países ajenos a los grandes estudios, se dieron a conocer en aquellas competiciones.

Se dirá, con razón, que el cine ha cambiado mucho, tanto que llega a ser irreconocible si pensamos en lo que era hace unos pocos años. Y así es.

Además, han aparecido realizadores asiáticos, africanos, indostánicos, iraníes, árabes, en fin, de las más diversas nacionalidades, lo que enriquece el paisaje, aunque también lo torna inabarcable. La cultura del momento, dispersa, múltiple, complejísima, se refleja de manera contundente en la maquinaria cinematográfica.

Como sea, la proyección del cine chileno fuera de nuestras fronteras resulta muy discutible, cuando no insignificante.

Por supuesto, los directores y miembros de equipos nativos toman parte en festivales, encuentros, coloquios, que se celebran en los cuatro puntos cardinales, por lo general alternativos, por lo general en ciudades inubicables en el mapa.

Luego regresan felices por la acogida que han recibido, a juzgar por los cacareos de entrevistadores y reporteros arrobados ante sus dichos.

Pero es improbable, si no imposible, que una película chilena de algo que hablar cuando sale de la cartelera local.

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  • http://twitter.com/SecuAstroza Sebastián Astroza

    Le veo más posibilidades a Nostalgia de la Luz (en mejor documental) que a Violeta se fue a los Cielos. Aún asi creo que la película de Wood tiene posibilidades.

    Y ojo que La Nana no fue nominada por decisión de nosotros mismos… ni siquiera le dimos la oportunidad.

  • http://twitter.com/SecuAstroza Sebastián Astroza

    Le veo más posibilidades a Nostalgia de la Luz (en mejor documental) que a Violeta se fue a los Cielos. Aún asi creo que la película de Wood tiene posibilidades.

    Y ojo que La Nana no fue nominada por decisión de nosotros mismos… ni siquiera le dimos la oportunidad.

  • http://www.facebook.com/arturo.arriagadavignolo Arturo Arriagada Vignolo

    Algo pasa con las películas chilenas (similar al fenómeno de los teleseries), pero no logran convencer al público, ni siquiera al público chileno. Hay una cierta exageración de lo patrio y de lo popular que termina por desfigurar y caricaturizar la realidad sin reflejarla en ningún aspecto relevante. Estoy de acuerdo con que comparar el cine chileno con el español o el argentino es tomar una medida excesivamente grande, pero al menos esa comparación drástica puede ayudar a que quienes trabajan en esta industria comiencen a plantear más seriamente la necesidad de enriquecer sus propuestas y de mejorarlas substancialmente. De momento, la superficialidad, la caricatura y la demagogia son las notas constantes de incluso aquellas películas que logran una mayor acogida por parte del público.

    En cuanto a los documentales, el panorama me parece algo más esperanzador. Hay muy buenos documentales, que logran impregnarse fácilmente con la cotidianeidad sin caer en la afectación o la caricatura. Tienen ese espíritu distintivo de las realizaciones de esa clase, como ese ejemplar corto francés en blanco y negro, “À Valparaíso”; se puede haber nacido en Indonesia y sentirse porteño durante los minutos de ese hermoso trabajo.

  • http://www.facebook.com/arturo.arriagadavignolo Arturo Arriagada Vignolo

    Algo pasa con las películas chilenas (similar al fenómeno de los teleseries), pero no logran convencer al público, ni siquiera al público chileno. Hay una cierta exageración de lo patrio y de lo popular que termina por desfigurar y caricaturizar la realidad sin reflejarla en ningún aspecto relevante. Estoy de acuerdo con que comparar el cine chileno con el español o el argentino es tomar una medida excesivamente grande, pero al menos esa comparación drástica puede ayudar a que quienes trabajan en esta industria comiencen a plantear más seriamente la necesidad de enriquecer sus propuestas y de mejorarlas substancialmente. De momento, la superficialidad, la caricatura y la demagogia son las notas constantes de incluso aquellas películas que logran una mayor acogida por parte del público.

    En cuanto a los documentales, el panorama me parece algo más esperanzador. Hay muy buenos documentales, que logran impregnarse fácilmente con la cotidianeidad sin caer en la afectación o la caricatura. Tienen ese espíritu distintivo de las realizaciones de esa clase, como ese ejemplar corto francés en blanco y negro, “À Valparaíso”; se puede haber nacido en Indonesia y sentirse porteño durante los minutos de ese hermoso trabajo.

  • Anónimo

    Muy de acuerdo, pero un poco blando en comparación con la excelente columna sobre las teleseries. El cine chileno, como todo en este país, es una mafia de apitutados, gente sin talento y arribistas que no son capaces de hacer una sola película decente.

  • Josefa73

    Muy de acuerdo, pero un poco blando en comparación con la excelente columna sobre las teleseries. El cine chileno, como todo en este país, es una mafia de apitutados, gente sin talento y arribistas que no son capaces de hacer una sola película decente.

  • Anónimo

    Parece que Camilo se nos encandiló con los Óscares, los festivales de Cannes, Venecia, Berlín y San Sebastián y olvidó que ahora el cine no tiene nada que ver con eso. Personalmente, no me gusta mucho el cine chileno, pero no porque no sea conocido afuera o no nos den boleto, sino por razones que tienen que ver con la realidad chilena, encuentro que no tiene nada que ver con ella y que pinta situaciones que no nos dicen nada.

  • Cocoloco69

    Parece que Camilo se nos encandiló con los Óscares, los festivales de Cannes, Venecia, Berlín y San Sebastián y olvidó que ahora el cine no tiene nada que ver con eso. Personalmente, no me gusta mucho el cine chileno, pero no porque no sea conocido afuera o no nos den boleto, sino por razones que tienen que ver con la realidad chilena, encuentro que no tiene nada que ver con ella y que pinta situaciones que no nos dicen nada.

  • http://twitter.com/pepotomic Pepo Tomic

    impecable nota… estoy de acuerdo de la A a la Z…

  • http://twitter.com/pepotomic Pepo Tomic

    impecable nota… estoy de acuerdo de la A a la Z…

  • Anónimo

    ¿Alguien ve las películas que se hacen en la internet con píxeles y bits aparte que los ociosos que se entretienen con el gran juguetito de la nueva era digital?

  • Cocoloco69

    ¿Alguien ve las películas que se hacen en la internet con píxeles y bits aparte que los ociosos que se entretienen con el gran juguetito de la nueva era digital?

  • Cecilia Palma

    Querido Camilo: 
    En el cine está sucediendo lo que en la narrativa chilena. Se está creando en función del mercado. Esa es mi opinión y es posible que tenga detractores. He sido testigo desde hace años de la cartelera chilena de cine. Me duele que se pierda tanto esfuerzo, en cintas tan fugaces, tan mal actuadas y tan mal hechas. Se pierde, el director, de realizar un cine que realmente valga, con sentido, con una buena historia. Se salvan, afortunadamente algunas, y, hago aquí un homenaje a realizadores cuyas cintas no llegan a las salas o si lo hacen, duran con suerte una semana. ¿Y por qué? porque estamos tan condicionados a lo que es fácil, a lo que no nos moleste, a lo que no nos recuerde nada que nos perturbe, a que mientras menos pensemos: mejor. Gregory Cohen, por ejemplo, es un consecuente. Una pena que sus trabajos no sean conocidos por la ciudadanía. 
    Me cargó la Vida de los Peces. La encontré boba, previsible, leeeeennnntttaaaaaa. Y miren hasta donde llegó. 
    No he visto, lamentablemente, por falta de tiempo, Violeta…. y he escuchado opiniones de los dos bandos. Yo quisiera que le vaya bien, porque al menos como tema me parece interesante. 
    El glamour que ha llegado hasta la industria del cine, emulando lo que pasa en los premios Óscar, es un chiste. 
    Pienso en el cine asiático: Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera. Notable; El Arco, también. Simple, casi sin diálogos y con una belleza intrínseca que conmueve.
    El cine argentino, qué decir. Nos ganan por paliza. 
    Como escritora, lo que más me molesta de nuestro cine, es precisamente la debilidad de las historias. 

    En fin, perdón a quien le moleste esta opinión. Lo bueno de estos espacios, es que podemos decir lo que pensamos. Gracias Camilo por tu artículo y por la reflexión. 

  • Cecilia Palma

    Querido Camilo: 
    En el cine está sucediendo lo que en la narrativa chilena. Se está creando en función del mercado. Esa es mi opinión y es posible que tenga detractores. He sido testigo desde hace años de la cartelera chilena de cine. Me duele que se pierda tanto esfuerzo, en cintas tan fugaces, tan mal actuadas y tan mal hechas. Se pierde, el director, de realizar un cine que realmente valga, con sentido, con una buena historia. Se salvan, afortunadamente algunas, y, hago aquí un homenaje a realizadores cuyas cintas no llegan a las salas o si lo hacen, duran con suerte una semana. ¿Y por qué? porque estamos tan condicionados a lo que es fácil, a lo que no nos moleste, a lo que no nos recuerde nada que nos perturbe, a que mientras menos pensemos: mejor. Gregory Cohen, por ejemplo, es un consecuente. Una pena que sus trabajos no sean conocidos por la ciudadanía. 
    Me cargó la Vida de los Peces. La encontré boba, previsible, leeeeennnntttaaaaaa. Y miren hasta donde llegó. 
    No he visto, lamentablemente, por falta de tiempo, Violeta…. y he escuchado opiniones de los dos bandos. Yo quisiera que le vaya bien, porque al menos como tema me parece interesante. 
    El glamour que ha llegado hasta la industria del cine, emulando lo que pasa en los premios Óscar, es un chiste. 
    Pienso en el cine asiático: Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera. Notable; El Arco, también. Simple, casi sin diálogos y con una belleza intrínseca que conmueve.
    El cine argentino, qué decir. Nos ganan por paliza. 
    Como escritora, lo que más me molesta de nuestro cine, es precisamente la debilidad de las historias. 

    En fin, perdón a quien le moleste esta opinión. Lo bueno de estos espacios, es que podemos decir lo que pensamos. Gracias Camilo por tu artículo y por la reflexión. 

  • Anónimo

    Concuerdo en el 100% con Cecilia Palma y su paralelo con la narrativa chilena actual me parece pertinente y acertado. Yo creo que solo se salvan los documentales, porque no he visto una sola película que sea mínimamente aceptable. Y no me refiero solo a las latas de Matías Bize, Alicia Scherson y Fuguet, me dormí apenas empezó Se arrienda, sino a esas otras con mucho más presupuesto y que no convencen a nadie.

  • Alacalufe

    Concuerdo en el 100% con Cecilia Palma y su paralelo con la narrativa chilena actual me parece pertinente y acertado. Yo creo que solo se salvan los documentales, porque no he visto una sola película que sea mínimamente aceptable. Y no me refiero solo a las latas de Matías Bize, Alicia Scherson y Fuguet, me dormí apenas empezó Se arrienda, sino a esas otras con mucho más presupuesto y que no convencen a nadie.

  • Anónimo

    No me gustó el título de la columna, porque El Oscar a la mejor película extranjera da otra impresión, como que se va a hablar de cine norteamericano versus el resto del mundo. Pero en lo demás me pareció excelente. 

  • Desventurada100veces

    No me gustó el título de la columna, porque El Oscar a la mejor película extranjera da otra impresión, como que se va a hablar de cine norteamericano versus el resto del mundo. Pero en lo demás me pareció excelente. 

  • Anónimo

    Si cualquiera puede hacer una película en la internet, entonces cualquiera puede escribir un libro a mano o usando teclado, cualquiera puede pintar un mono tipo kindergarten, cualquiera puede esculpir en plasticina una bola, cualquiera puede creer que hace arte, aunque solo haga mamarrachos. No me interesan para nada las películas que cualquier tonto sin talento pueda hacer sin una gota de ingenio, a lo mejor imposibles de ver y entender, para eso, veo series del cable o bajo a clásicos del cine.  

  • Clementina250

    Si cualquiera puede hacer una película en la internet, entonces cualquiera puede escribir un libro a mano o usando teclado, cualquiera puede pintar un mono tipo kindergarten, cualquiera puede esculpir en plasticina una bola, cualquiera puede creer que hace arte, aunque solo haga mamarrachos. No me interesan para nada las películas que cualquier tonto sin talento pueda hacer sin una gota de ingenio, a lo mejor imposibles de ver y entender, para eso, veo series del cable o bajo a clásicos del cine.  

  • Anónimo

    Tal vez el cine chileno no sea tan malo, tan atroz, como la televisión chilena, pero de que no tiene ningún futuro no puede caberle duda a nadie. Como siempre, se forman grupetes entre directores, actores, productores y críticos, que sacan plata, viajan, son entrevistados, se lucen en los medios y a nadie le importan un pepino. Por lo menos las teleseries las siguen millones de personas, embobadas ante la estupidez, pero las películas chilenas apenas las deben ver los parientes y amigos íntimos de quienes, las hacen.

  • Lacocadel48

    Tal vez el cine chileno no sea tan malo, tan atroz, como la televisión chilena, pero de que no tiene ningún futuro no puede caberle duda a nadie. Como siempre, se forman grupetes entre directores, actores, productores y críticos, que sacan plata, viajan, son entrevistados, se lucen en los medios y a nadie le importan un pepino. Por lo menos las teleseries las siguen millones de personas, embobadas ante la estupidez, pero las películas chilenas apenas las deben ver los parientes y amigos íntimos de quienes, las hacen.

  • Anónimo

    Estoy de acuerdo en que la columna es impecable y además, viniendo de Camilo, un contestatario furioso, es como demasiado equilibrada. Pero citar a Vittorio De Sica, Jacques Tati, Ingmar Bergman, Akira Kurosawa a propósito del Oscar me parece tan exagerado como su comparación  del Mapocho con el Amazonas.

  • hallullasicopata

    Estoy de acuerdo en que la columna es impecable y además, viniendo de Camilo, un contestatario furioso, es como demasiado equilibrada. Pero citar a Vittorio De Sica, Jacques Tati, Ingmar Bergman, Akira Kurosawa a propósito del Oscar me parece tan exagerado como su comparación  del Mapocho con el Amazonas.

  • Anónimo

    Quizás sea exagerado decir que el cine chileno es tan malo como la televisión y las teleseries chilenas, pero el que lo diga, no anda tan lejos. He quedado no una, dos, tres o cuatro veces impactado por lo malas que son nuestras películas, a pesar de que siempre o casi siempre he ido por recomendaciones de amigos o buenas críticas. Ejemplos son En la cama, La vida de los peces,  Play, Se arrienda, Machuca, El chacotero sentimental, El rey de los huevones, Sexo con amor, etc. Yo no sé cómo tienen la patudez de hacerlas y luego hacerlas pasar por cine arte, con excepción de las tres últimas, que son tan comerciales, tan burdamente comerciales que no vale la pena hablar de ellas. Y estoy de acuerdo en que los documentales son otra cosa muy distinta, hay calidad, originalidad, a veces hasta belleza, pero ninguno de los documentalistas se anda pavoneando como el súper genio de Matías Bize, quu será olvidado en poquísimo tiempo. En resumen, el cine chileno es pésimo.  

  • piotrilichtchaikowsky98

    Quizás sea exagerado decir que el cine chileno es tan malo como la televisión y las teleseries chilenas, pero el que lo diga, no anda tan lejos. He quedado no una, dos, tres o cuatro veces impactado por lo malas que son nuestras películas, a pesar de que siempre o casi siempre he ido por recomendaciones de amigos o buenas críticas. Ejemplos son En la cama, La vida de los peces,  Play, Se arrienda, Machuca, El chacotero sentimental, El rey de los huevones, Sexo con amor, etc. Yo no sé cómo tienen la patudez de hacerlas y luego hacerlas pasar por cine arte, con excepción de las tres últimas, que son tan comerciales, tan burdamente comerciales que no vale la pena hablar de ellas. Y estoy de acuerdo en que los documentales son otra cosa muy distinta, hay calidad, originalidad, a veces hasta belleza, pero ninguno de los documentalistas se anda pavoneando como el súper genio de Matías Bize, quu será olvidado en poquísimo tiempo. En resumen, el cine chileno es pésimo.  

  • http://www.facebook.com/people/Luis-Cruz/1166881172 Luis Cruz

    Es interesante lo que se plantea en esta columna. Sin embargo, tiendo a creer que el cine chileno pasa cada vez menos en “los cines”, debido a que la distribución y las salas mismas de cine han sido secuestradas por los peces gordos que traen y traen películas de hollywood en desmedro de filmes de otras latitutes. Entonces tenemos casos como el de “Violeta”, una película que sí convoca público, que llama la atención pero que insólitamente es castigada en el número de copias que serán reproducidas en los cines de cadena.

    Creo que las películas chilenas son a los documentales lo que la narrativa es a la poesía chilena. Y que Perut y Osnovikoff en el futuro serán figuras de culto (si es que no lo son ya).

    Un buen dato es este sitio: http://www.cinepata.cl, hay mucho cine chileno gratis y sin pasar a llevar los derechos de autor, me he encontrado un par de joyitas como “el pejesapo” y “la represa” películas que con suerte las dieron en la sala 2 del cine arte alameda (que es cualqueir cosa menos una sala de cine) y sería.

  • http://www.facebook.com/people/Luis-Cruz/1166881172 Luis Cruz

    Es interesante lo que se plantea en esta columna. Sin embargo, tiendo a creer que el cine chileno pasa cada vez menos en “los cines”, debido a que la distribución y las salas mismas de cine han sido secuestradas por los peces gordos que traen y traen películas de hollywood en desmedro de filmes de otras latitutes. Entonces tenemos casos como el de “Violeta”, una película que sí convoca público, que llama la atención pero que insólitamente es castigada en el número de copias que serán reproducidas en los cines de cadena.

    Creo que las películas chilenas son a los documentales lo que la narrativa es a la poesía chilena. Y que Perut y Osnovikoff en el futuro serán figuras de culto (si es que no lo son ya).

    Un buen dato es este sitio: http://www.cinepata.cl, hay mucho cine chileno gratis y sin pasar a llevar los derechos de autor, me he encontrado un par de joyitas como “el pejesapo” y “la represa” películas que con suerte las dieron en la sala 2 del cine arte alameda (que es cualqueir cosa menos una sala de cine) y sería.

  • http://www.facebook.com/profile.php?id=100001258056813 Anita LaSuper Chilenaa

    Personalmente no me gusta el cine chileno , lo encuentro muy desabrido sin chispa hay vezes que no queda muy claro el tema central de lo que se muestra y cuando termina la obra, uno queda plop! hay peliculas que son mal actuadas y otras que tienen pesimo sonido . Incluso hay algunas que de lleno son de mal gusto .Bueno siempre hay  excepciones, lo malo es que no recuerdo ni una. 

  • http://www.facebook.com/profile.php?id=100001258056813 Anita LaSuper Chilenaa

    Personalmente no me gusta el cine chileno , lo encuentro muy desabrido sin chispa hay vezes que no queda muy claro el tema central de lo que se muestra y cuando termina la obra, uno queda plop! hay peliculas que son mal actuadas y otras que tienen pesimo sonido . Incluso hay algunas que de lleno son de mal gusto .Bueno siempre hay  excepciones, lo malo es que no recuerdo ni una. 

  • Anónimo

    Yo creo que el cine chileno solo les gusta a los críticos chilenos, a los directores chilenos, a los actores y actrices chilenos que salen en esas películas desabridas y sin chispa, como lo dice alguien tan acertadamente. El resto prefiere ir a la segura con la rutina yanqui o con una que otra película buena, que son cada vez más raras.

  • bluemoon777

    Yo creo que el cine chileno solo les gusta a los críticos chilenos, a los directores chilenos, a los actores y actrices chilenos que salen en esas películas desabridas y sin chispa, como lo dice alguien tan acertadamente. El resto prefiere ir a la segura con la rutina yanqui o con una que otra película buena, que son cada vez más raras.

  • Anónimo

    Francamente, no encuentro que los documentales chilenos sean ninguna maravilla, basta compararlos con cualquier documentalista extranjero y no hay dónde perderse. Claro que son genios frente a las imbecilidades que pasan por cine, como En la cama o La vida de los peces, lo más tonto que he visto en mi vida.

  • santiagoperdulario

    Francamente, no encuentro que los documentales chilenos sean ninguna maravilla, basta compararlos con cualquier documentalista extranjero y no hay dónde perderse. Claro que son genios frente a las imbecilidades que pasan por cine, como En la cama o La vida de los peces, lo más tonto que he visto en mi vida.

  • Anónimo

    A pesar de todos los comentarios negativos sobre el cine chileno que se han escrito en esta interesantísima columna, todos los días veo anunciado edl festival de cine B en las estaciones del metro, festival de documentales, festival de cine de Valdivia, de Viña, de Concepción, muchos premios en tal o cual festival al documental de Macarena Aguiló, viajes de tal o cual cineasta a cientos de festivales, exhibición de la película Bonsái, una fomedad total, basada en la fomedad total de la novelita de Zambra, etc. ¿Será que nos negamos a reconocer el talento, que descalificamos a artistas que son capaces de crear obras de calidad o que, uno de los peores defecto de Chile, tiramos para abajo a todos los que hacen auténticos esfuerzos creativos? Personalmente, no me gusta nada el cine chileno, ni el de hoy ni el de ayer, pienso, tal como lo dice Camilo, que no tenemos ninguna tradición, ninguna escuela, que simplemente somos patéticos en comparación con los argentinos, peruanos, brasileños, mexicanos, colombianos. Además, tampoco es fácil ver películas chilenas, duran una semana en cartelera y después desaparecen. Entonces me preocupa que este llamado pretenciosamente nuevo cine chileno no sea sino un espejismo creado por un grupito de críticos y amigos, para consumo propio y ventajas personales. 

  • sofialorenderenca20

    A pesar de todos los comentarios negativos sobre el cine chileno que se han escrito en esta interesantísima columna, todos los días veo anunciado edl festival de cine B en las estaciones del metro, festival de documentales, festival de cine de Valdivia, de Viña, de Concepción, muchos premios en tal o cual festival al documental de Macarena Aguiló, viajes de tal o cual cineasta a cientos de festivales, exhibición de la película Bonsái, una fomedad total, basada en la fomedad total de la novelita de Zambra, etc. ¿Será que nos negamos a reconocer el talento, que descalificamos a artistas que son capaces de crear obras de calidad o que, uno de los peores defecto de Chile, tiramos para abajo a todos los que hacen auténticos esfuerzos creativos? Personalmente, no me gusta nada el cine chileno, ni el de hoy ni el de ayer, pienso, tal como lo dice Camilo, que no tenemos ninguna tradición, ninguna escuela, que simplemente somos patéticos en comparación con los argentinos, peruanos, brasileños, mexicanos, colombianos. Además, tampoco es fácil ver películas chilenas, duran una semana en cartelera y después desaparecen. Entonces me preocupa que este llamado pretenciosamente nuevo cine chileno no sea sino un espejismo creado por un grupito de críticos y amigos, para consumo propio y ventajas personales. 

  • Andres Zuniga

    Personalmente creo que hace mucho el Cine Chileno es más bien Cine hecho en Chile. Falta una coherencia en el relato, en las intenciones y en las historias que entreguen una identidad chilena a los largometrajes. Películas como “Valparaíso, mi amor” y “El largo viaje”, por nombrar dos, son cintas hermanas y reconociblemente chilenas, deudoras de un estilo y una declaración de intenciones que las hace reconociblemente chilenas. Por algo son clásicos también y pertenecen a un período clave dentro de nuestra historia cinematográfica. Por estos días creo que eso se da poco y en realidad son historias y realidades no necesariamente emparentadas, historias globales que tocó, por esas cosas del destino, hacerlas en suelo local. 

    Independiente de esto, de que cuestionemos esta “identidad”, lo que queda al final del día son las historias y tal como comenta Camilo, hay un historial difícil de igualar en materia de premios Óscar para la sección film extranjero. El punto está en para qué seguir confiando en las redes tradicionales de distribución o esperar bañarse en oro con algún premio dado por la industria. Hay cine en nuestro país, bueno, malo más o menos y excelente. De todo. Seguir rasgando vestiduras porque la gente convierte en éxito de taquilla películas comerciales es una pérdida de tiempo. Hay Festivales, hay circuitos, hay plataformas virtuales, hay descarga legal, hay una importante red de cineclubes con funciones gratuitas, etc. Notenemos tan mal cine, lo que pasa es que seguimos esperando a los mismos mesías de siempre.

  • Andres Zuniga

    Personalmente creo que hace mucho el Cine Chileno es más bien Cine hecho en Chile. Falta una coherencia en el relato, en las intenciones y en las historias que entreguen una identidad chilena a los largometrajes. Películas como “Valparaíso, mi amor” y “El largo viaje”, por nombrar dos, son cintas hermanas y reconociblemente chilenas, deudoras de un estilo y una declaración de intenciones que las hace reconociblemente chilenas. Por algo son clásicos también y pertenecen a un período clave dentro de nuestra historia cinematográfica. Por estos días creo que eso se da poco y en realidad son historias y realidades no necesariamente emparentadas, historias globales que tocó, por esas cosas del destino, hacerlas en suelo local. 

    Independiente de esto, de que cuestionemos esta “identidad”, lo que queda al final del día son las historias y tal como comenta Camilo, hay un historial difícil de igualar en materia de premios Óscar para la sección film extranjero. El punto está en para qué seguir confiando en las redes tradicionales de distribución o esperar bañarse en oro con algún premio dado por la industria. Hay cine en nuestro país, bueno, malo más o menos y excelente. De todo. Seguir rasgando vestiduras porque la gente convierte en éxito de taquilla películas comerciales es una pérdida de tiempo. Hay Festivales, hay circuitos, hay plataformas virtuales, hay descarga legal, hay una importante red de cineclubes con funciones gratuitas, etc. Notenemos tan mal cine, lo que pasa es que seguimos esperando a los mismos mesías de siempre.