Dicen que estamos escasos de talentos de grandes figuras a las que admirar o endiosar, si es preciso.
Apagados lentamente los destellos de dos tenistas que nos dieron grandes alegrías, y mientras estamos a la espera de que el fútbol consiga algún día un título que nos ponga en órbita mundial, los ánimos siguen sombríos, más cerca del suelo, que del cielo.
Pero los invito a mirar a otros ámbitos y, seguro, encontraremos ejemplos de chilenos con cualidades para llegar lejos.
Se trata de una generación de jóvenes que fueron niños y adolescentes en dictadura y que recién ahora comienzan a comprender cuanto marcó sus vidas ese régimen de ordeno y mando.
Los he visto aquí en España. He sido sombra de algunos de ellos. He grabado mentalmente sus movimientos y he anotado sus palabras para que el día de mañana no se extravíen en mi memoria.
Alejandro Zambra es un hombre tranquilo. Al menos es la imagen que transmite en los actos públicos.
El aún joven escritor- novelista y poeta-es conocido en España. Lo que no significa que sea popular.
Las editoriales, los críticos y los lectores atentos a lo que ocurre más allá del “charco” (el Atlántico) lo consideran como uno de los escritores hispanoamericanos con mayor proyección.
La revista británica GRANTA lo eligió el pasado año como uno de los veintidós mejores escritores en lengua española de menos de treinta y cinco años.
Creo que Zambra estaba en México cuando la publicación dio a conocer la lista y no recuerdo si hizo algún comentario al respecto. Si no dijo ni mú no me sorprendería. Porque este chileno, como sus textos, es austero, sin artificios.
Por lo demás, es probable que entonces estuviera más atento a la publicación de su tercera novela “Formas de volver a casa” que de sacar conclusiones por figurar en un listado que, por lo general, acarrea suspicacias, sarpullidos y enemigos en el gremio.
“Bonsái”, su primera obra, fue premio de la Crítica en Chile en 2006, y “La vida de los árboles”, su segundo libro, la confirmación de un estilo muy personal.
Con su último libro ya publicado en España, “Formas de volver a casa”, Zambra ratifica su capacidad para atrapar personajes, ponerlos en situación y dejar que el lector les dé fisonomía y juzgue sus actos.
La austeridad descriptiva, más la desnudez interior, la desolación o la incertidumbre de los protagonistas hacen de Zambra un escritor singular, alejado de las modas y modos literarios. Motivos más que suficientes para que sus obras despierten el interés.
Otro chileno que aquí en España llama la atención de los críticos y expertos en narrativa contemporánea es Carlos Labbé.
Un escritor que no quiere parecerse a nadie y que destaca por sus propuestas estéticas audaces, que transita a contracorriente de lo que dicta el mercado y que necesita como agua de mayo una editorial potente que no tema al riesgo, a la experimentación y a la innovación narrativa.
Pero es necesario volver a Alejandro Zambra.
Estuve recientemente en Madrid para participar como invitado en las actividades programadas por la Casa de América con motivo de la conmemoración de la Hispanidad.
Además de intervenir en una mesa redonda junto a una escritora cubana y un fotógrafo argentino, Zambra coincidió con la proyección de la película BONSAI, dirigida por el valdiviano Cristián Jiménez, basada en su primer libro.
En pase al público, Zambra reiteró la opinión favorable por la adaptación cinematográfica de su obra. Elogió los añadidos y cambios introducidos por el director e incluso mostró su aceptación por la dimensión que adquieren sus personajes literarios en la pantalla. Sin perder la sonrisa afirmó que no sabe como el director pudo hacer de 45 páginas una película de 90 minutos.
Y es que Cristián Jiménez, con este segundo largometraje- tras el éxito de ILUSIONES OPTICAS- confirma su talento y añade su nombre a la nueva generación de cineastas chilenos que promete darnos grandes alegrías.
BONSAI no es una película fácil de entender, en especial para el público acostumbrado a que el guion cuente todo y, a ser posible, con mucha acción y efectos. Es una cinta donde el espectador debe mantenerse atento al devenir de los hechos que se suceden en dos periodos.
Por lo que representan los protagonistas, por lo que dicen y por la época en la que transcurre la historia, la película es un retrato aproximado de unos jóvenes atrapados en un laberinto de desconfianzas, inseguridades y mentiras.
BONSAI, la película, se ha visto en la sección Una cierta mirada del festival de Cannes, en el festival de San Sebastián, estos días en el festival de Valdivia y el próximo enero será estrenada aquí en España en salas comerciales.
Cristián Jiménez, como Matías Bize, Sebastián Silva, Alejandro Fernández Almendras, Alicia Scherson, Renato Pérez Arancibia y otros directores demuestran que el cine chileno se encuentra en momento de despegue y que para emprender el vuelo requiere ser reconocido y apoyado.
La música lírica también nos brinda cada cierto tiempo genialidades que cosechan éxito en los grandes escenarios internacionales.
Una reciente gala en el Auditorio Nacional de Madrid, con motivo de la celebración de la Independencia de Chile, fue una excelente ocasión para disfrutar de una embajada de cantantes encabezada por la soprano Cristina Gallardo-Domás, residente en España y con una trayectoria brillante que se resume en actuaciones en la Escala de Milán, Metropolitan de Nueva York, Convent Garden de Londres, Opera de Viena, por citar solo algunos escenarios de renombre.
Esa Gala Lírica del pasado septiembre permitió conocer al barítono Juan Pablo Dupré, a la soprano Carolina Grammelstorff y al tenor Mauricio Miranda. Todos ellos chilenos que llevan a cabo una intensa carrera en España y Europa.
Mención especial merece el tenor Mauricio Miranda. Tras dos años y medio en España, donde ha intervenido en recitales, óperas, zarzuelas y ha recibido clases de Isabel Penagos, maestra de grandes de lírica, Miranda hace sus maletas para viajar a Washington y subir un escalón que le puede llevar a lo más alto.
Su aventura en Estados Unidos es un sueño hecho realidad. Ya saben la leyenda: cantante voluntarioso, disciplinado y sobre todo con talento que espera que un día un divo o diva del bel canto lo escuche y le dé una oportunidad.
Pues bien, Mauricio Miranda intentaba desde hace cuatro años ser escuchado por el tenor Plácido Domingo. Hace unos meses y después de muchos desencuentros y obstáculos pudo cantar ante su ídolo, aquí en Valencia.
En la audición, Plácido Domingo estaba acompañado por su inseparable mujer, Marta, que según cuentan, posee un oído musical privilegiado. El tenor chileno pasó con creces el reto con una impecable interpretación del aria Stabat Mater, de Rossini. A tal punto fue brillante su interpretación que Plácido Domingo y doña Marta se pusieron de pie para aplaudirlo.
Fue en ese momento cuando el cantante español le preguntó si podía viajar a Estados Unidos para incorporarse al Programa de Jóvenes Cantantes de la Opera de Washington.
Miranda respondió afirmativamente. A finales de agosto el joven tenor chileno recibió la confirmación escrita y con esta invitación comienza ahora una aventura que le puede llevar muy lejos.
Y de la lírica a la canción popular. Los cantantes y grupos que se atreven a dar el gran salto a los circuitos comerciales saben que si no tienen el apoyo de una compañía discográfica con poderío tienen un futuro incierto. Pero las redes sociales juegan hoy a favor de los intrépidos.
Hace unos meses los dos integrantes del grupo chileno (de San Felipe, para ser preciso) DENVER estuvieron a punto de ser enviados a casa sin actuar en España por culpa de la policía del control de inmigraciones del aeropuerto de Barajas. Finalmente no se consumó el despropósito. Para suerte de sus seguidores españoles que abarrotaron los locales donde el dúo se presentó.
Y eso que en los medios españoles habituales DENVER eran hasta entonces unos desconocidos.
Quien sí ya toma posición de estrella consagrada en España es Javiera Mena. De los garitos o locales más underground ha dado el salto a los teatros y circuitos con solera.
¡Y vaya como Javiera y sus fieles seguidores se lo pasan!
Hace unos días presentó su disco MENA en el teatro Lara, en Madrid. Sus canciones fueron coreadas, y bailadas cuando la cantante y compositora pidió al público que se le levantara de sus butacas. Madrid solo fue una parada en la gira que la trajo de nuevo a este país.
Las publicaciones y programas de radio más elitistas la nombran como una revelación.
Se pueden abrir las puertas en España a otros cantantes y grupos que en Chile se multiplican y a los que los medios de comunicación en su país no les dan ni la hora. Pero ya se sabe… Nadie es profeta en su tierra…hasta que te descubran lejos de ella.
Si tenía alguna duda de falta de talentos dejo constancia de que… aquí hay madera.