En búsqueda de la verdad.
Cuando, las camelias rojas, y los aromos amarillos, ya florecieron bajo nuestros ojos, y en el calor cercano a la primavera, los pájaros cantan el valor de la belleza, y un indigente de los once mil en “situación de calle”, sólo piensa en dormir en un nicho de cementerio, para ¿no “morir” de frío? (se murió igual), los científicos siguen buscando en los Ciclotrones la primera partícula, la “partícula de Dios”.
¡Qué ingenuos y qué perdidos están!
Espero que el martes, el Presidente y los líderes estudiantiles, no lo estén, y tengan, por fin, tiempo de hablar sobre el valor y la dignidad absoluta de cada persona y sus familias que siempre viven en una comunidad, portadora de sus proyectos de vida, dirigidas hacia la felicidad y un bien trascendente.
Espero que tengan tiempo de hablar, también de la belleza de la vida, y del coraje moral de los jóvenes que arriesgan su vida en pos de sus ideales.
Espero que hablen también de los pobres, los excluidos, la segregación, los marginados, y la justicia social.
Espero que hayan mirado con atención el mapa que muestra “Donde viven los santiaguinos según lo que ganan”, (Mercurio del domingo), donde el quintil 10 es de un ingreso promedio de 3.2 millones, y el del 1, es de 131 mil pesos, y esta información, la lean a través del cristal educacional, y el derecho a una educación con igualdad de oportunidades, en un sistema que es hoy, el más segregado en el mundo (y muy, muy caro).
Espero que hablen de la educación preescolar, y también del valor de lo público, y lo gratuito.
Espero que hablen de la importancia y el valor de la familia.
Espero que hablen también del valor del mundo empresarial, cuando lo mueven fundamentos éticos, es decir, cuando está dirigido hacia el bien personal y público, (como lo acaba de reafirmar el Papa en España).
Que hablen de que cualquiera relación entre personas, siempre es de naturaleza ética en su origen, fin, y fundamentos.
Que hablen del valor de la esperanza y las confianzas, pero encarnadas en hechos reales.
Que recuerden la presencia de una fracción de la juventud que parece hoy no perder ni ganar nada, que no espera nada, y que opta por una violencia nihilista-anarco-radical, (que parecen disfrutar).
Que ellos necesitan creer en algo (y alguien).
Espero que hablen sin temor, de la necesidad de cambios que hoy son necesariamente globales.
Que hablen de que los miedos,(y los problemas), sólo habitan en las ideas y las emociones, y que se resuelven enfrentando los fantasmas personales (y también, colectivos).
Y cuando hablen de la velocidad de los cambios, la lentitud necesaria y los “cauces institucionales”, recuerden, como no parece recordar la Democracia Cristiana, que Cristo revolucionó pacíficamente, el tiempo y la historia, en contra de las instituciones, en sólo 3 años y un instante (fuera del tiempo).
Recuerden hablar del miedo a los cambios, hablar del poder, del miedo al desorden (necesario en los cambios), pero nunca de la muerte, (como la del estudiante baleado), del miedo al vacío, y del valor también del orden, y también, que los mejores líderes y gestores, son los que manejan la incertidumbre y logran generar sentido en cambios reales, a través de un relato que se instale en el imaginario de las personas y el social.
Que hablen del rol perdido, y de la responsabilidad que también parece perdida, de las elites.
Que hablen del valor de los ciudadanos organizados y del poder de los medios, y de las redes sociales, (y también de la política y los políticos).
Que hablen del valor de las personas que hablan, y sólo dicen de ellos,que hablan bien; pero también de otras que hablan, y los que escuchan dicen, “vamos hacia allá contigo”.
Que hablen del valor de los sueños y las utopías.
Recuerden hablar también, del valor de la libertad para el bien y la verdad, de la seguridad para la libertad, y de la ética del sacrificio y el deber.
Y, si finalmente tienen tiempo, mirándose a los ojos, hablen también de la partícula de Dios (sin creerse Dios).
Un dato: Creo, que ella habita en el misterio de la vida, del universo y la creación, en, antes y más allá, del rostro con quien diá-logas.