En nuestra región existen 52 comunas. Tres de ellas, al menos, son lugares para vivir, propios de lo que llamaríamos “Primer Mundo”. Una importante cantidad de otras están en “camino ” de alcanzar ese estándar, pero la gran mayoría no cuenta con los servicios elementales de un país que hoy es parte de la OCDE.
De esas comunas, 18 son del anillo periférico rural y sus alcaldes y alcaldesas, se quiebran la cabeza a diario buscando formas de conseguir más recursos para complementar sus espurios presupuestos- para lograr “nivelar la cancha”.Lamentablemente, no siempre lo logran.
Ahora bien, en el Santiago urbano también existe una situación de desigualdad, la que se evidencia, por ejemplo, al hacer el recorrido por la Autopista Costanera Norte en toda su extensión.
Si partimos el recorrido en la Ruta 68 en dirección a la Dehesa, gradualmente se va pasando de un paisaje color café hasta el verde.Es la desigualdad en áreas verdes por comuna. Mientras Vitacura tiene 18 metros cuadrados por habitante, La Pintana tiene menos de uno.
Pero en el caso de la periferia rural esta desigualdad se expresa en forma más brutal.
La Provincia de Talagante, por ejemplo, está compuesta por 5 comunas (Talagante, Peñaflor, Padre Hurtado, Isla de Maipo y El Monte) y únicamente las dos primeras tienen hospitales y sólo uno, el de Talagante, cuenta desde hace poco con una Unidad de Paciente Critico (UTI – UCI) apta para 29 pacientes en dicha condición.
Si bien esto debe ser visto de manera optimista, antes de contar con dicho equipamiento las familias debían soportar largas esperas a las afueras del Hospital San Juan de Dios, lugar hasta donde eran trasladados los pacientes. Si se considera la cantidad de población, evidentemente la capacidad hospitalaria es insuficiente.
El caso de la Salud Primaria y otros servicios básicos no es muy distinto, destacándose –por su complejidad- la situación de El Monte.
En los últimos 20 años se han construido más de 5000 viviendas sociales sin deuda, es decir, para familias de mayor vulnerabilidad, sin considerar una necesaria dotación de servicios básicos.
Sigue existiendo el mismo y único consultorio desde hace más de 60 años, los mismos 6 establecimientos educacionales municipales desde hace más de 50 y una única vía estructurante para toda la comuna (la Avenida Libertadores, más conocida como “Camino a Melipillla” o el antiguo “Camino a la Costa”), donde se generan tacos vehiculares de proporciones durante casi toda la jornada.
Para mayor complejidad, la desigualdad se expresa incluso en decisiones arbitrarias que se justifican como “técnicas”, las que se toman muchas veces en el nivel central y en órganos colegiados con nula o muy poca participación de sus ciudadanos.
¿Cuántas plantas de tratamiento de aguas servidas y cuántos vertederos de basura existen en el sector oriente de Santiago? Pues bien, sólo en la Provincia de Talagante está la Planta de tratamiento de El Trebal, (Padre Hurtado) y el Vertedero Santa Marta (Talagante), los que han generado –como se sabe- problemas ambientales.
La desigualdad en nuestra región es una realidad, trabajar por superarla y lograr la anhelada equidad territorial, requiere no sólo de criterios técnicos, sino fundamentalmente, de sentido común de las y los ciudadanos de cada comunidad, y por sobre todo, de autoridades comunales y regionales que estén en sintonía con las necesidades de la gente.