¿Qué ha decidido usted en su comuna entre la elección municipal del 2008 y la elección del 2012? Lo más probable que en una minoría de comunas de las 345 que existen en el país, los ciudadanos hayan tenido la posibilidad de incidir en alguna decisión medianamente importante para su territorio, por medio de plebiscitos o presupuestos participativos.
Aún así, en la gran mayoría de las comunas, los ciudadanos reducen su participación en los asuntos públicos únicamente para elegir autoridades cada 4 años.
A propósito del dinámico contexto político que nos encontramos viviendo desde hace más de 1 año, en esta nueva elección municipal -y a diferencia de la elección del año 2008- es más difícil encontrar candidatos a alcaldes y concejales que no tengan entre sus propuestas programáticas “fomentar la participación ciudadana”.
Todos o la gran mayoría de los más de 1.300 candidatos a alcalde y una gran mayoría de los más de 13.000 candidatos a concejales en el país, manifiestan entre sus compromisos la promesa de promover la participación ciudadana en sus comunas.
¿Qué consecuencias traerá este fenómeno para la democracia local en los próximos cuatro años?
Pase lo que pase en esta elección municipal para el periodo 2012-2016, creo que se someterá a prueba la sensibilidad del gobernante para abrir nuevos espacios formales e informales de participación pero que contribuyan a vincular a los ciudadanos a “decisiones comunales”.
Es cierto que hoy existen mecanismos y espacios de participación a nivel municipal, pero todos ellos tienen la característica común que son de carácter informativos y consultivos, salvo los presupuestos participativos, los demás no se vinculan a decisiones locales (aunque estas decisiones sean marginales y se reduzcan a sedes, veredas, iluminación).
Digo esto porque desde los 90 y hasta ahora, el protagonismo en materia de participación ciudadana lo han tenido mecanismos informativos y consultivos (programas radiales, boletines informativos, canales de tv municipales, páginas web, consejos consultivos, cesco, cosoc, etc.) que representan el primer eslabón básico de la participación.
Asimismo, otros espacios tradicionales que muchos alcaldes disfrazan de espacios de participación son los Consejos Consultivos, Fondeve, Fondos para el deporte, entre otros.
El principal riesgo de esta tendencia es que esos espacios de participación se han transformado en un instrumento de renovación de liderazgos clientelares, y en algunos contextos, con legitimación de agendas públicas para actores políticos que ven en este instrumento una oportunidad para imponer su lógica verticalista en el espacio público.
Como consecuencia, se transforman en mecanismos participativos cooptados por los actores representativos, especialmente cuando la sociedad civil no logra empoderarse de los procesos, y la voluntad política del representante es excesivamente protagónica.
¿Qué ofrecen ahora los candidatos a alcaldes y concejales?
A pesar de que todavía se percibe cierta confusión sobre lo que cada candidato (a) entiende por participación ciudadana, entre los balbuceos de unos y la expertiz de otros, se distingue que los espacios de participación ciudadana que ofrecen desde lo local, la interpretan como mecanismos más asociados a la decisión que a la consulta.
Son portadores de un discurso que asocia la participación con un desafío en que el representante se atreve a compartir decisiones con el representado, en donde claramente se quiere avanzar hacia el establecimiento de mecanismos de participación más asociados a la “decisión” y control ciudadano sobre la gestión pública.
En este sentido, la implementación de la ley 20500, se queda corta; aunque se reconoce como un avance, claramente sigue siendo portadora de los mismos vicios de antaño, es decir, fortalece al representante por sobre el representado, promueve mecanismos consultivos y condiciona mucho que estos espacios resulten producto de la voluntad política del representante.
El gran desafío ahora será buscar las formas más eficaces de complemento entre la responsabilidad de la decisión que tiene el representante, con las nuevas formas de participación en la decisión que demandan los ciudadanos (y que por cierto ofrecen los propios candidatos), lo cual implica compartir espacios de decisión en temáticas municipales.
Este enfoque de participación no pretende reemplazar al representante, sino más bien complementar su acción y mejorar la calidad de las decisiones que se tomen sobre los asuntos públicos locales.
Ni reemplazo de los representantes ni subordinación o cooptación de la participación ciudadana, el camino es el complemento, pero para ello y dada nuestra legislación vigente, se requiere de candidatos dispuestos a distribuir el poder y ciudadanos dispuestos a ocupar esos espacios, exigirlos y hacerlos prevalecer por sobre la oferta “informativa y consultiva” de participación que ha copado la agenda municipal en los últimos 20 años.