Este año la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información, ACTI, cumple 30 años.Lo hará con una variedad de actividades orientadas a resaltar la presencia de las Tic en la nueva forma de relacionarse que tienen las naciones; la influencia de éstas en la vida diaria a través del impacto de las redes sociales; la forma en que democratizaron el conocimiento y ampliaron las formas de participación y de poder de influencia de las personas, en fin, en cómo cambiaron el mundo en muy pocos años.
El año que pasó fue intenso y permitió demostrar la consolidación y fortaleza de un gremio que cumple 30 años y que se ha convertido en un referente tecnológico frente al mundo público y privado, instalando temas y trabajando asociativamente en problemas comunes con otros actores de la industria, como Fundación País Digital, el Colegio de Ingenieros de Chile y la SOFOFA, entre otros.
Chile sigue liderando en la región en materia del PIB destinado a tecnologías. Ello, aun cuando se invierte sólo el 0,35 % del PIB en innovación, ciencia y tecnología.Con este porcentaje nos encontramos muy lejos de los países OCDE, donde ocupamos el último lugar.
Si queremos tener una revolución tecnológica, un cambio en el paradigma, se requieren cifras superiores. Somos una nación en vías de desarrollo, con un ingreso per cápita de 20 mil dólares, lo que provoca una tremenda desigualdad que hay que corregir y si apostamos a la innovación, la ciencia y la tecnología, estoy seguro, que esta brecha tenderá a disminuir.
Asimismo, seguimos con un proceso de crecimiento en la región en las cuatro grandes tendencias disruptivas: bigdata, mobility, cloud y social media, que van a dominar el mercado los próximos años. Estas tendencias son las que van a marcar el tema y donde la inversión en hardware ya se hizo y esperamos que como industria tengamos un crecimiento entre el 10% y el 15% con respecto al año anterior.
Las compras cloud y la definición de los productos digitales, implica tener una buena ley de datos.
La tecnología pasó a ser parte de los procesos, por eso somos insistentes con las autoridades sobre la importancia -como industria- de trabajar con un ministerio de Ciencia y Tecnología. La ciencia y la educación superior; el desarrollo de la investigación aplicada; la vinculación universidad-empresa; el desarrollo de los centros de excelencia; contribuir con mayor patentamiento, con acceso expedito al desarrollo de la propiedad intelectual e industrial, son temas país, que deben ser liderados por una institucionalidad fuerte, y en los que si avanzamos podemos ser una nación más activa.
Otro tema en el que tuvimos gran presencia fue la factura electrónica, cuyo grupo especializado de ACTI participó en la elaboración del proyecto. Una materia importantísima que va a ser catalizadora importante en la Pyme, así como años atrás fue la boleta de honorarios en el Servicio de Impuestos Internos, ya que las pequeñas y medianas empresas se verán obligadas a facturar electrónicamente.Aún nos quedan pendientes los conservadores electrónicos, pero ése es un tema que estamos esperando tocar cuando exista un notario electrónico.
Pero ello no puede hacernos olvidar las brechas que tenemos al interior de la OCDE, como la preparación tecnológica de las empresas, donde nos faltan 6 mil profesionales al año en la industria nacional; donde no tenemos “gerentes cloud con especialidad en big data”, por ejemplo.
Esto nos hace seguir fomentando la innovación, el patentamiento, el desarrollo tecnológico con todos sus adjetivos ( biotecnología, nanotecnología, ecotecnología, etc.), para seguir siendo competitivos, e insistir en la instalación de una institucionalidad fuerte, que delinee estas materias con visión país, y donde no dejemos de pasar por alto el desarrollo satelital y espacial.
En las últimas semanas nos hemos reunido con las nuevas autoridades, para insistir en estas materias, para pedir el retorno de los clúster, en especial el de los servicios globales; los incentivos a la innovación; una mejor ley de datos y la agilización de la agenda digital, entre otros.
Las empresas tecnológicas somos creativas, somos capaces de cambiar la manera de percibir la realidad de nuestros clientes y somos capaces de construir un ecosistema que le otorgue seguridad a ellos, pero también de cercanía con los ciudadanos. En esta explosión del conocimiento, las empresas del sector podemos y debemos ser verdaderamente creativas, pero con sentido de país.