Desde el momento en que el Gobierno decidió enviar al Tribunal Constitucional (TC) el proyecto del postnatal tras su votación en el Senado, hasta la acogida por parte de esta instancia, el debate sobre este tema ha desviado el foco de atención sobre lo que verdaderamente importa, las niñas y niños que cada día nacen en nuestro país y que, mientras el proyecto no se transforme en ley, no contarán con este derecho.
Pero recapitulemos un poco. Acá de lo que estamos hablando es de una promesa de campaña que hizo el Presidente Piñera cuando aún era candidato, oportunidad en la que prometió un postnatal de seis meses.
Después nos enteraríamos que la promesa venía con letra chica, porque hay que recordar que los primeros anuncios sobre el postnatal estaban lejos de los seis meses anunciados.
Fue en ese momento cuando saltaron las alarmas y como Concertación, con el apoyo de la sociedad civil organizada, levantamos la voz para que el proyecto fuera efectivamente de seis meses, demanda que finalmente tuvo que ser acogida por el Gobierno.
Seamos claros, acá hay un trabajo de años junto a parlamentarios como Mariano Ruíz-Esquide y Enrique Accorsi, con quienes hemos impulsado este tema y logrado poner el debate en la opinión pública.
Hoy, pocos discuten los beneficios que implica para el recién nacido la extensión del posnatal y la necesidad de avanzar en garantizar este derecho, contra los supuestos perjuicios que significaría para la mujer en el ámbito laboral extender el beneficio a seis meses.
Es evidente que al Gobierno le ha costado avanzar en este proyecto. La primera propuesta del Ejecutivo establecía los seis meses para algunas mujeres pero a cambio de reducir derechos consagrados en nuestra legislación, como acortar el fuero maternal, limitar el derecho de alimentación y derecho a licencia por enfermedad grave del hijo menor de un año.
Todos estos aspectos fueron tajantemente rechazados por la oposición en el Senado y permiten que hoy, en la Cámara, trabajemos sobre un proyecto notablemente mejor al que presentó en su momento el Gobierno.
Puestas las cosas en claro, en el trabajo que iniciamos en la Cámara de Diputados, creo que lo importante es hacer eco de lo que la ciudadanía espera, un proyecto que proteja a la familia, que garantice a los niños y niñas este derecho y permita reconocer las maternidad y que se convierta en realidad lo antes posible, para permitir que las futuras madres trabajadoras y especialmente las que hoy se encuentran embarazadas, puedan contar efectivamente con un tiempo mayor para estar con sus hijos e hijas.
El foco del debate ha estado en el tope del subsidio pagado, pero quedan varios temas que incorporar en el proyecto tanto o más importantes: lograr que la cobertura incluya a todas las trabajadoras temporeras y no sólo al 60% como se aprobó en el Senado, pues es inaceptable que uno o dos puntos más en la ficha de protección social impliquen que un niño tenga o no derecho a los beneficios del buen apego materno; incorporar la realidad de padres y madres de hijos prematuros, que muchas veces pierden su prenatal; considerar la realidad de partos múltiples que deberían incorporar semanas adicionales; buscar formas que garanticen la participación del padre más allá de las buenas intenciones y avanzar así en la corresponsabilidad.
Todas estas materias deberían considerarse y discutirse en un posible acuerdo en la tramitación del proyecto en la Cámara de Diputados.
Tras el fallo del TC, trámite del Gobierno que paralizó durante dos meses la discusión, es tiempo de retomar el debate de fondo, sacar el postnatal de la pequeña pelea política y poner al centro el bienestar de los niños y niñas.
En un proyecto donde las mejoras necesarias requieren del patrocinio del Ejecutivo, sin duda es el Presidente quien tiene la mayor responsabilidad si se busca generar un acuerdo y acercar posiciones.