En un hecho esencial de la SVS, la compañía reconoció conductas en sus renegociaciones de préstamos que no se condicen con las políticas de la empresa.
Faltaban 25 minutos para la apertura de la bolsa el día jueves 09 de junio y un acto fundamental de La Polar encendió las alarmas en el mercado.
En dos carillas, la tienda reconocía problemas en su cartera de crédito. Con esto, la entidad confirmaba una sospecha que se arrastraba desde el año pasado en el mercado y que hace pocos días volvió a la palestra tras la presentación de una demanda colectiva contra la institución que hizo el Sernac, por realizar repactaciones de deudas sin el consentimiento de los clientes.
En palabras simples… a los clientes que mantenían su tarjeta crediticia y con flujos de no pago, deudores impagos, sin consulta, ni conocimiento, se le renegociaba la deuda.
Otra materia a tocar para este artículo, es el informe entregado por la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras. En el se señala que el endeudamiento total de los chilenos con la banca alcanza a U$ 5.750 millones de dólares, U$ 4 mil millones de dólares vía tarjetas y el resto por medio de créditos de cuentas corrientes.
Mi sensación, apunta a la necesidad de actuar y buscar rápidamente políticas que entreguen la transparencia y el control responsable por parte de las autoridades, buscando proteger al sistema de futuros males mayores.
Manejos inescrupulosos por parte de empresas como la mencionada y por otro lado alivianar el vivir de los más pobres que con sus pocos recursos, llegan a ser conejillos de india ante compañías que entran al negocio crediticio financiero, con falta total de ética
Si miramos el actuar de los últimos años, instituciones que antes cumplían el negocio solo de retail, hoy están con áreas de líneas crediticias, financieras y banca.
Está claro que muchos clientes que hoy son sus soportes en las ganancias, no tienen conciencia real de la verdad de su endeudamiento, superando con creces su propia realidad, estabilidad y equilibrio del presupuesto familiar.
Años atrás se debatió respecto a sincerar la información de deudas, pero las posiciones de los nuevos actores impidieron esta necesidad de transparentar. Hoy, cada uno sigue manejando sus cifras y la información de sus deudores. Me refiero a las instituciones financieras y la banca, como a casas comerciales y sus respectivas tarjetas.
Concientes o no, son los responsables y grandes motivadores a la plata fácil, como también en conjunto con el deudor, a que este último llegue a su destrucción total si no cuenta en algún minuto con los recursos mínimos y necesarios para el pago de su obligación.
Hoy, guste o no, es fundamental unificar la información dado que si el deudor no es responsable, el sistema sí. Es imprescindible evitar que las empresas tomen decisiones unilaterales de renegociación, convirtiendo en un calvario la vida de los endeudados.
Las autoridades al conocer lo de la Polar, se preocuparon. Todos los organismos observaron el cumplimiento de la legislación y las repercusiones para el sistema.
Sabia reacción, pero ante esta alerta, es un deber avanzar, como sucedió en el pasado ante la quiebra de los bancos en los años 80, llamando a nuevas regulaciones y fiscalizaciones de manera de proteger los futuros del propio sistema financiero, crediticio.
Aplicando a estos avances las nuevas normas, la apertura judicial a ejecutivos y a las más altas plataformas directivas en caso de no respetar lo establecido.
Hoy es impensable que directores, con sueldos no menores, digan desconocer la información y los caminos del negocio que ellos mismos analizan y autorizan en búsqueda de mejores rentabilidades.