Nunca existe acuerdo en cuanto al número de personas que acuden a una manifestación al aire libre. La marcha del pasado sábado 25 de junio en Santiago es un buen ejemplo. Los patrocinadores calculan la asistencia en unas 80 mil personas. La policía, echando mano a no sé qué artilugio o fórmula secreta, estima que fueron quince mil, o poco más, como mucho.
Que hayan sido lo que cada uno quiera, lo importante es que ese día soleado, según leo, miles de personas, de toda condición, levantaron su voz por unos derechos que no son respetados y por promesas que no son cumplidas.
Traigo a colación la “mani” de Santiago (que ha hecho historia guste o disguste) con motivo de otra de parecido signo que tiene como escenario estos días en Madrid, la capital de España, y que reúne a la no despreciable masa humana de un millón de personas, arriba o abajo según se mire. ¡ Porque quien va a ser el chulito que saque las cuentas exactas, entre tanto participante activo , amigos solidarios, los curiosos de siempre y los que prefieren ver el paso de las carrozas desde lejos, no vaya ser que un malvado los descubra y los saque del fondo del armario sin contemplación y mucha alevosía!
Después de 33 años de izar banderas con los colores del arco iris, de reivindicar derechos a todo pulmón, de sacarles los colores a políticos o personajes públicos que mucho se asemejan a ese Estay de cuyo nombre mejor no acordarse, los homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales españoles salen a las calles de Madrid para celebrar el Día del Orgullo. Por todo lo que se ha conseguido, el Orgullo tiene hoy más componente lúdico que reivindicativo. No obstante las conquistas logradas, falta mucho por conseguir y a la vez, velar para que no se pierdan .El lema de la marcha este año es SALUD E IGUALDAD POR DERECHO.
Hay escépticos e incluso detractores de esta fiesta que, por cierto, se ha convertido en la más importante de Madrid. Son los que consideran que no viene a cuento armar hoy tanto alboroto. ¿Orgullo de qué? se preguntan. O añaden. Tal vez sean comprensibles esas manifestaciones callejeras en países donde se persigue, se encarcela, se tortura y se asesina impunemente por una condición sexual. La lista que ha elaborado Naciones Unidas es precisa en cuanto a los atropellos que se cometen contra las minorías sexuales. ¿Pero en España? ¡Basta ya!
Chueca, el céntrico barrio madrileño que recibe ese nombre en homenaje al compositor de zarzuelas, vecino ilustre del lugar, es un referente para el colectivo LGTB de todo el mundo.
Por sus estrechas calles se pasean visitantes de todos los acentos y colores de piel. Hace treinta años, Chueca languidecía. Sus habitantes, mayores de edad muchos de ellos, evitaban salir de sus casas para no encontrarse con drogadictos y vendedores de falsas ilusiones.
Paulatinamente todo cambió. Y dicen que para bien. Se abrieron bares, restaurantes, tiendas de todo tipo, se rehabilitaron edificios, se hicieron mejoras urbanas y Chueca fue recuperada para los vecinos de toda la vida y para los nuevos inquilinos o propietarios.
Estos, mayoritariamente gays.
Pionera en la lucha por los derechos de los homosexuales y una de las primeras en abrir un negocio en la remozada nueva Chueca es Mili Hernández. Propietaria de la librería Berkana y fundadora de una editorial especializada en temática LGTB. Su conocimiento sobre la batalla librada en España para que se reconozcan los derechos a homosexuales, lesbianas y transexuales es apabullante. Los dirigentes del MOVIHL conocen muy bien a Mili Hernández, a la que han tenido como invitada en la sede de la delegación, en Santiago.
Ella habla sin titubeos. Sin pelos en la lengua. Se declara firme defensora de la fiesta del Orgullo gay de Madrid.
“Nos podemos sentir orgullosos de haber conseguido en pocos años el reconocimiento de derechos para gays, lesbianas y transexuales…Nos podemos sentir orgullosos de un país que sacó de la ilegalidad a personas que gran parte de su vida estuvieron discriminadas, marginadas, por su condición sexual. Me siento orgullosa de vivir en este país con el actual gobierno, que fue capaz de aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo, donde los gays y lesbianas han dejado de ser considerados ciudadanos de segunda clase, y me siento orgullosa de cuanto han luchado gays y lesbianas de este país para que se les reconozcan sus derechos. De lo que no estoy tan segura es que pueda enorgullecerme el día de mañana de ser española si llega al poder el Partido Popular, que ya amenaza con robarnos los derechos adquiridos…”
Hay que recordar que el Partido Popular ha impugnado ante el Tribunal Constitucional la ley de matrimonio homosexual del gobierno de Rodríguez Zapatero.
Mili Hernández desmiente las versiones que aseguran que Chueca es un lugar solo para gays y lesbianas. Como vecina y a la vez trabajadora en este barrio madrileño considera a Chueca como un ejemplo de convivencia entre vecinos.
Recuerda entre risas que cuando comenzaron a llegar al barrio algunos mayores declaraban a los medios de comunicación “preferimos a los gays que a los drogadictos”. Era como decir, entre dos males, preferible el menor.
Con el tiempo, los de Chueca de toda la vida no recelan de los nuevos vecinos. Los estereotipos que tenían de gays y lesbianas han desaparecido.
Por su condición de empresaria que comercializa productos para clientes mayoritariamente gay, Mili Hernández responde con conocimiento de causa a esa leyenda urbana que asegura que los homosexuales son más listos, más inteligentes y más cultos que los heterosexuales. ¡Ah! Y que también tienen más poder adquisitivo.
“Es entendible que una pareja de gays, sin hijos, tengan mayor presupuesto que una pareja con hijos. Dos sueldos para gastar sin ninguna carga familiar. Ahora, si se compara a un hetero soltero con otro gay soltero, están en igualdad de condiciones…. Tampoco somos más cultos sino que somos iguales que el resto…Quizás parte de la ciudadanía gay es más sensible. Pero también habría que diferenciar los perfiles. Comparar a un gay de antes de los 80 o incluso de los 90 en España con un gay de esta generación: los problemas, las inquietudes de los primeros nada tienen que ver con los de hoy.
Los gays de ahora cuentan a sus padres y amigos su condición sexual. Hace unos años era impensable salir tan alegremente del armario…Los referentes homosexuales se encuentran fácilmente hoy en los medios de comunicación. Antes eso ocurría raramente. Por tanto, el gay de hoy, que no tiene necesidad de salir a la búsqueda de referentes, no necesita de la lectura, del teatro, por ejemplo para comprender lo que le ocurre. Los gays antes debían salir de su encierro a través de la cultura porque allí encontraban los referentes y respuestas a su condición…”
En estas fiestas del Orgullo de Madrid prevalecen los actos musicales, espectáculos de consumo masivo y festivo. No obstante, Mili Hernández, insiste en que la cultura también es importante y fiel a sus principios organiza encuentros poéticos, presentaciones de libros, coloquios dirigidos a visibilizar la cultura gay y lésbica. Mili ríe al contar el programa que ha preparado porque dice que a las tertulias irán cuatro o cinco personas y a los cuenta cuentos para niños, sobre familias diversas, aparecerán muy pocos interesados. No le importa, dice. Hay que morir en el intento, enfatiza con humor. “El objetivo de mi librería ha sido siempre hacer feliz a las minorías…y seguiré en ello hasta que desaparezca…·”
El fantasma de la crisis y los cambios en los intereses de los gays y lesbianas, sumado a la piratería, es un peligro para la continuidad de esta empresa. Y ella lo reconoce.
Chile y sus escritores no son desconocidos para Mili Hernández.
Estuvo hace unos años en Santiago y descubrió su modernidad y también su conservadurismo y el poder de la Iglesia que, en su opinión, son obstáculos para que gays y lesbianas logren sus derechos. “No puede ser que Chile quedé atrás de Argentina, Uruguay o México…”
Su fascinación por el país también lo hace extensivo a organizaciones como el MOVIHL y a tres escritores: Pedro Lemebel, Pablo Simonetti y Jorge Marchant, a los que considera importantes tanto por los temas que tratan como por sus compromisos con los derechos de gays y lesbianas. Mili Hernández es una aliada de estos autores, a los que promociona en su librería, y también expresa su interés por cuanto ocurre en Chile. La manifestación del sábado en Santiago la ha entusiasmado, a tal punto que tiene ganas de volver allí muy pronto.