Muy buena señal es lo que indica la ministra de Justicia, Sra. Javiera Blanco, en el sentido de ampliar el curriculum estudiantil, tanto para los aspirantes a oficiales, como para los alumnos vigilantes de Gendarmería de Chile. Sin duda esta medida que se plantea podría beneficiar el trabajo, el profesionalismo, la calidad humana y espiritual de quienes tienen como tarea, atender, vigilar y custodiar al segmento de privados de libertad.
Con todo, creo que no es la propuesta más acertada, pues una carrera tan demandante y exigente, amerita una formación continua en el tiempo, en relación a capacitación y aggiornamento.
Vivimos en una cultura muy dinámica y los procesos delictivos, humanos y sociales cambian vertiginosamente; situación que de no advertir, nos deja atrás sin saber cómo abordar las desafiantes corrientes ideológicas que se van generando en el ámbito delictual, con metodologías atingentes y adecuadas.
En este sentido planteo la necesidad de formar en distintos tiempos a un gendarme, de manera que durante toda su carrera pueda tener instancias de capacitación en distintas materias.
Así por ejemplo una primera etapa, recién llegado a la Escuela, una introducción que le permita conocer con no más allá de 5 meses de capacitación, el trabajo real al que deberá abocarse. Con maestros calificados, gendarmes con carrera ejemplar, tanto en lo personal, moral y espiritual.
Luego de esta introducción podrían ser enviados a una práctica profesional durante 3 meses, para que apliquen, conozcan y maduren las enseñanzas adquiridas.
Al finalizar esa experiencia sería muy conveniente una nueva etapa de formación, de tres a cuatro meses, en donde se les introduzca en el mundo de la ética y de los valores fundamentales que harán de estos profesionales, hombres y mujeres con sabiduría, tolerancia, prudencia y atentos al dolor, a la fatiga, como también a la desesperanza humana.
Este ir y volver del trabajo a la Escuela y viceversa hará funcionarios de gran calibre humano y ético que redundará en la excelencia y superación institucional, reconocida, señalada y señera para nuestros países vecinos
El énfasis en esta propuesta es el retorno permanente a las aulas, única manera de adentrar a estos trabajadores públicos en un esquema de servicio permanente, respeto, justicia, responsabilidad. Valores y principios que darán las herramientas necesarias para vencer un sistema que se torna a veces tan demandante como corrupto.
Esto cambia el esquema tradicional de formación, sólo al inicio y por un período más o menos prolongado, por otro en que mantenemos atención recurrente, por el “formando”, cuál debería ser la preocupación central.
Estoy consciente que aquello demandará sacrificio, generosidad y mayor inversión pública que en la actualidad con las debidas consecuencias positivas para una población penal por décadas maltratada, marginada y discriminada.