Estábamos a horas de terminar el año 2015, cuando se produjo esta situación que me pareció importante describir.
Esperábamos el cambio de año, cuando me percaté que mi abuela no se había unido aún al grupo familiar, que partía con los aperitivos y las “declaraciones de buenas intenciones” para el año que llegaba.
Algunos en la familia declaraban: “que el 2016 sea un mejor año que el 2015″; otros deseaban felicidad, salud, amor y un sinnúmero de “buenaventuras”.
La fui a buscar y estaba muy arregladita escribiendo una carta. No necesité preguntarle nada.Me sonrió y me extendió la carta que tenía sobre su mesita.
Pensé que tal vez estaba confusa y había escrito al “Viejo de Pascua” solicitando algún favor o regalo para nuestra familia o para el país. Ella siempre tiene buenas intenciones para con todos.
Tomé la carta sin demasiadas expectativas.
Ya el destinatario me pareció curioso: “Sr. Presidente del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia”.
Abuela, ¿de qué se trata esta carta?
¡Léela! La escribí ayer. Estuve pensando si me ocupaba de escribirle a Jorge o a la Adriana; están tan complicados! (mi abuela se refería a Burgos y a Delpiano, nuestros ministros que han estado en el ojo del huracán en los últimos días).
Abuela, pero ¿qué tiene que ver esta misiva con lo que ha pasado con nuestros ministros?
Mucho que ver. Estamos terminando el 2015 con un déficit tremendo en materias legislativas y políticas. Éste, según dijo la Presidenta, es el peor año de los que le ha tocado gobernar, y yo creo que es el peor desde que término la dictadura.
Me pareció que no estaba de ánimo para seguir explicándome, y me miraba con atención esperando que leyese la carta. Sin alternativa, comencé la lectura.
Estimado Sr. Presidente del Tribunal de la Libre Competencia:
En los últimos meses hemos sido testigos de una serie de actos de colusión en nuestro país. En las últimas horas se ha conocido la multa aplicada por su tribunal a tres empresas productoras de Asfalto por el ejercicio de esta horrible práctica. En todos los casos, el método y el objetivo son similares: aumentar las utilidades a costa de los consumidores, es decir, de todos nosotros.
Estoy segura que usted y su equipo están llenos de trabajo, y que las auto denuncias deben estar a la orden del día. Sin embargo, esto que pongo en su conocimiento es de la más alta importancia para nuestro país, pues pone en riesgo nuestro más valioso bien, uno por el que muchos de nosotros trabajamos y luchamos por muchos años: nuestra democracia.
Estimado señor, para enmarcar mi denuncia, quisiera decir que entiendo que una colusión “es un pacto que acuerdan dos o más personas u organizaciones con el fin de perjudicar a un tercero”.
Ahora bien, durante el año 2016 tendremos elecciones municipales, y en este acto democrático, nosotros, los ciudadanos chilenos, debemos elegir a nuestros Alcaldes y a nuestros Concejales. He leído en la prensa y escuchado en las radios, sin el menor atisbo de vergüenza lo siguiente:
“Estamos preparando un pacto entre nuestro partido y otros partidos de este conglomerado, con el propósito de maximizar el resultado de los concejales que elegiremos. Por otra parte, el resto de los partidos de la coalición se agruparán en otro pacto con igual objeto”. Respecto a la elección de alcaldes, los “pactos” se estructurarán en un mega pacto y tendremos un solo candidato a alcalde”.
Si esto no es una colusión, ¿cómo se podría llamar?
Agregue a estos antecedentes, estimado señor presidente del tribunal, el hecho de que también se declara que existirán pactos de omisión, con el propósito de favorecer a pequeños partidos en localidades específicas. De este modo, nosotros los electores, no tendremos más opciones que las que las organizaciones partícipes de esta colusión nos permitan.
¿Qué diferencia hay entre estas acciones que unas organizaciones llamadas partidos políticos ejecutan con el propósito de que nosotros los electores estemos obligados a elegir entre opciones definidas por ellos, y aquéllas por la que su tribunal multa a empresarios productores de asfalto?
Algunos me han dicho que no es lo mismo. Yo estoy muy molesta con estos pactos que nos perjudican y limitan la oferta disponible.
Mucho le agradeceré proceda a investigar esta situación. Abuela Carmela.
Abuela, no es lo mismo. Los “pactos” eleccionarios entre los partidos están permitidos por la ley que norma las elecciones.
Sí, pero me vas a decir que esto de omitirse ¿no es similar a “no ofrecer tu producto” y obligar al ciudadano a elegir entre sólo aquellos que estas organizaciones han puesto a tu disposición?
Abuela. Los ciudadanos se pueden unir y presentar sus propios candidatos.
Esa argumentación, querido nieto es ridícula; es como decir que los ciudadanos se pueden unir e importar papel higiénico, o producir su propio asfalto, o tener sus propios remedios. Estos señores que controlan los partidos no son distintos en su accionar a quienes nos manipulan con sus colusiones económicas.
No me pareció adecuado comentar nada al respecto. La tomé del brazo y nos incorporamos a los brindis familiares.
Mi abuela tomó una copa y dijo: “Brindo porque en el año 2016 sus anhelos se transformen en realidad. A cuidarlos y evitar que terminen siendo sólo sueños. Brindo también porque sea un gran año y no sólo, como he escuchado a alguno de ustedes decir, que sea mejor que el 2015″.
Que la esperanza esté con ustedes.
Todos brindamos y celebramos tener a nuestra abuela un año más con nosotros.