Una de las cosas más impresionantes del conocimiento humano en los últimos cincuenta años, es que se diversificó hacia el mundo interior y hacia el lejano mundo exterior, más allá de la estratósfera.
Entre esta aventura y la actual experimentación cósmica lo que más me conmovió fue saber que la tierra ya no era redonda, sino alargada como una pera. Al mirar la fotografía de la NASA me apareció la pregunta de mi interrogante ¿todo cambió para asimilar la nueva forma?
¿Cambiaron también mis ojos? ¿Cambiaron también aquellos ojos claros, serenos de los versos románticos (1) “ si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué, si me miráis, miráis airados?
¿Y el ser humano también y su inteligencia es aún redonda para reconocer todavía los valores que requerimos para sobrevivir? Pienso que no después de lo París.
¿Y la memoria sigue redonda para no olvidar nada de nuestro pasado, ni aún lo más violento o lo más precioso y determinante? ¡Ah! De eso no dudo porque seguiremos olvidando lo que pasó y repitiendo nuestros errores.
Eso significa que la memoria y la Historia chilena siguen siendo redonda como un ojo, o como el insulto, la descalificación y la tentación de girar en torno a cada ombligo, creando ya siete Partidos políticos, dividiendo nuestra Nueva Mayoría que es lo único sólido que aún tenemos.
Así se cumplirá la Historia hasta dividirnos en los tres tercios, previos hasta la sentencia de nuestro profesor de filosofía y de historia que lo había dicho en 1973, “sería malo que terminemos en grupitos de a uno. ” ¿Por qué? preguntó el más porro de la clase, porque después vienen los bomberos de color azul, plomo o verde, pero esto hay que precaverlo y evitarlo y no cometer errores que tienen carácter de pronóstico.
¿Sabía joven, agregó el viejo profesor, que en el sur de Chile cuando corre viento trasverso es que va a llover? ¿Quiere más de los que hoy tenemos? Los millonarios hacen trampas y se acusan a sí mismos para no pagar la multa y ser más ricos.
Los progresistas se siguen atacando y por ende sacan menos votos como si en dos años se empeñen en uscar “votos de castidad”. Cuidado, contestó otra vez el profesor, si ya aparecen letreros de comités de socios plomos y azules.”
¿No le suena raro? Algunos los anunciaron en 1972 y no les hicieron caso. La historia, como el ojo, sigue redonda.
(1) Autor Gutierre de Cetina, poeta español del Renacimiento y del Siglo de Oro español.