Viajé a Italia, en compañía del senador Carlos Cantero, Presidente de la Comisión de Energía, a sostener diversos encuentros con empresas privadas y organismos estatales italianos relacionados con energías renovables no convencionales (ERNC), justo cuando en nuestro país recrudece la discusión acerca de la legitimidad y conveniencia de un proyecto gigantesco, invasivo y no sustentable como HidroAysén.
Se nos dice, desde las autoridades del Estado y desde representantes de la empresa, que aquel proyecto es indispensable. Que si no hacemos HidroAysén, Chile se quedará a oscuras; y que las alternativas que proponemos, las ERNC, son demasiado caras para una economía emergente como la chilena, como si el dilema estuviera entre disponer de energías limpias o erradicar la pobreza.
Todo ello es falaz. Hay estudios recientes que demuestran que las ERNC ya son económicamente competitivas en Chile, de manera que no hay tal falso dilema: es posible construir un país limpio y a la vez erradicar la miseria.
Por otra parte, como lo hemos visto acá en Italia, las tecnologías ligadas al uso de la energía solar son cada vez más eficientes, lo que no sólo las hace competitivas económicamente, sino que también acentúa sus características limpias y sustentables en el tiempo. Ningún país desarrollado considera actualmente que las mega centrales hidroeléctricas son energías renovables, a pesar de que usen un recurso tan renovable como el agua.
Y ello porque su impacto en los ecosistemas fluviales y climáticos es tan poderoso que los altera para siempre; y porque una mega central tiene una vida útil de no más de 50 a 80 años, tras lo cual sólo queda el fantasma de cemento que alterna la vida de la flora y de la fauna y cuya huella de carbono es imborrable.
Todo eso lo podemos evitar con las ERNC, con la energía solar y la energía eólica, con la geotermia, con la fuerza de las mareas.
Obviamente que el cambio no será de un día para otro y ni siquiera de una década para otra, pero ya hay razones de sobra para preferir apostar al desarrollo de las ERNC antes que a las mega centrales.
Así mejorarán consistentemente la calidad de vida de los chilenos, la disponibilidad de energía, la industria turística y la imagen del país como una nación que mira hacia el futuro y se preocupa de la suerte del planeta. En Italia hemos construido acuerdos que ayudarán a nuestro país a encaminarse por la senda de la sustentabilidad.
Italia, a pesar de que tiene menos sol y menos geotermia que Chile, son un país líder en este tipo de energías. Nosotros, en cambio, tenemos la mayor radiación solar del planeta en el desierto de Atacama y la mayor reserva mundial de geotermia, con el 10 por ciento del stock planetario, y ni siquiera contamos con una planta piloto de energía termo solar o geométrica.
El mundo está atento. Y los chilenos también.