Se ha informado que el Consejo Directivo de la Corporación de Fomento (CORFO), ha resuelto poner término al contrato de arriendo de las pertenencias mineras que le pertenecen en el Salar de Atacama, que se encuentran arrendadas desde 1993 a SQM, la tan controvertida empresa de la minería no metálica, ahora ampliamente conocida por la opinión pública.
Como es sabido su principal controlador, Julio Ponce Lerou, ha repletado muchas páginas con la información acerca de su cuota de responsabilidad en la emisión de boletas ideológicamente falsas, para lograr el financiamiento irregular de campañas electorales y defraudar el pago tributario correspondiente.
Recurriendo a este expediente y utilizando la razón jurídica de una de sus filiales, SQM salar, pareciera ser que las “eminencias grises” del negocio pensaron haber descubierto un verdadero filón de oro, a través de instrumentalizar con óptimo rendimiento la entrega de una ayuda en dinero, aparentemente abultada, pero irrelevante si se compara con sus utilidades, a un grupo de parlamentarios y figuras políticas influyentes a fin de extender ilimitadamente en el tiempo el dominio sobre amplios territorios, los que le otorgaban la explotación de una parte decisiva de la riqueza de la minería no metálica del país.
De forma que se anudaron así ilegítimamente intereses que configuraron una alianza espuria que ha dañado muy profundamente la fortaleza del régimen democrático que tanto costó restablecer en Chile, al provocar al sistema político un daño del cual no se recuperará en un largo tiempo.
No cabe duda que, ante estos hechos, hay perplejidad y rabia en tantas personas que ven que en alguna parte del camino, la ceguera política y una distorsión en los valores esenciales de algunos partícipes de este tramado, provocó que fueran cooptados por un mecanismo perverso, alimentado en la avidez simultánea de dinero e influencia en el Estado. Quienes fueron parte de ese núcleo de poder llegaron a sentirse intocables e infalibles pero tenían pies de barro.
El Salar de Atacama es una de las reservas de litio más importantes del planeta. En esa tierra salina de miles de kilómetros cuadrados se deposita un componente esencial para la construcción de los medios tecnológicos de la era digital. Es increíble que a Chile su explotación le signifique tan mínimo beneficio. Eso es lo que debe rectificarse con urgencia.
Lo que arrendó CORFO a SQM, hasta el 2030, es de una riqueza invaluable, aún así la empresa no cumplió con sus obligaciones contractuales. Es decir, que el escaso pago al Estado, a través de CORFO, no fue pagado como correspondía. Parece que estos mega operadores, que amasaron una fortuna incalculable, se pensaban cubiertos por un espeso blindaje protector y no veían razones para cumplir sus obligaciones con el país.
Pero, Chile ya no es el mismo, la democracia llegó para quedarse, el tiempo de las privatizaciones de la dictadura quedo atrás; ahora el Estado debe actuar resguardando su interés, ya no hay tutelaje que obligue a entregar sus riquezas a precio vil, como ocurrió por lo demás, con la misma SQM a fines de los años ochenta. Por ello, en el Partido Socialista se adoptó ayer, en su Comité Central, una resolución de respaldo al proceso que la CORFO ha puesto en marcha.
Por eso, es tan importante que la CORFO haga respetar el interés nacional y se explote esta riqueza para bien de Chile y no de propósitos mezquinos e inconfesables. Es un desafío a la dignidad nacional.