El mundo político y empresarial de nuestro país está viviendo un “terremoto” grado 10, puesto que los últimos casos que han salido a la luz han dejado “en el piso” la reputación de los integrantes del sector.
Esta situación ha generado que los ciudadanos hayan perdido el respeto y la confianza por quienes debiesen velar por el bienestar de todos a nivel nacional.
Es por ello que en esta oportunidad quisiera comentar dos hechos personales que demuestran de alguna manera, los coletazos que han traído estos sucesos en el desprestigio del mundo empresarial.
Hace algún tiempo me encontraba en la “La Piojera – por motivos laborales, no etílicos- cuando un grupo de personas comenzó a insultarme a través de diferentes descalificativos que hacían referencia a la poca transparencia que tienen aquellos que ocupan cargos públicos. En la ocasión, aparte de “sacarme la madre”, señalaban las malas prácticas que supuestamente teníamos en la empresa al tener jóvenes de tercero y cuarto medio trabajando, siendo que ello es parte del sistema dual de educación aplicado en Alemania con mucho éxito.
La segunda vez que viví algo similar, fue cuando se me dio la oportunidad de presentar mi postura sobre la reforma laboran en el ex Congreso. Ese día, el salón estaba repleto, en el había más de 600 dirigentes sindicales, y pese a que la mayoría tuvo una actitud respetuosa, nuevamente un grupo me manifestó su descontento, pues me decían “qué hace usted aquí”.
El motivo de su molestia radicaba principalmente en mi supuesta votación para NO otorgar de modo legal el 10% del total del consumo en las propinas de los garzones.
Cabe destacar, que en ambas ocasiones me confundieron – y con mucho orgullo- con mi hermano, quien fue diputado y trabajaba activamente en diferentes temas de importancia para nuestro país.
A mí no me consta cuál fue su postura ante los temas mencionados, sólo voy a decir que sí puedo hablar de un empresario con conciencia social, la primera persona que se me viene a la mente es él.
Los acontecimientos que les acabo de contar, me reafirman la idea que tengo con respecto a que el chileno es el campeón del mundo para generalizar. No voy a negar que se hayan cometido errores y muchas irregularidades, no voy a defender a quienes han estado involucrados en ello, pero creo que no tenemos que meter a todos en un mismo saco.
Lo que está sucediendo, sin duda nos servirá como experiencia para acercarnos más al mundo real y no vivir en una burbuja rodeado de los nuestros. Para mí las empresas son instituciones sociales y nos debemos a ello.
Hay quienes abusan del concepto de derecho de propiedad haciendo uso más allá de lo que es debido, lo que finalmente desemboca en situaciones que son catalogadas como abusos y que fomentan nuestro desprestigio.
Hace algunos días en una entrevista radial, alguien mencionó que “la confianza se adquieren con una lentitud a la velocidad que crece una palmera y se pierde a la velocidad que cae el coco”.Teniendo en cuenta esta expresión, creo que debemos considerar de forma inmediata, medidas para volver a seducir a los ciudadanos. Sé que es un proceso paulatino, pero cuando nos equivocamos tenemos que trabajar para revertir nuestros errores.
Dicen que de lo malo algo se aprende, yo creo que lo positivo que nos deja este complejo clima, es que en Chile los estándares de lo que es correcto y lo que no, estarán más elevados que antes y por ello espero no sigan ocurriendo este tipo de situaciones.