La renovación de los componentes directivos, ya sea de una organización social o en este caso de un partido político, son una tremenda oportunidad para fortalecer el propósito en el cual está involucrado, lo que vinculado con liderazgos transversales y objetivos acabados, le otorgan el carácter necesario para surgir como alternativa solvente en el trazado de los nuevos desafíos.
Esta semana nuestro partido, el Partido Demócrata Cristiano, ha convocado a un nuevo proceso de elecciones nacionales, para escoger a la directiva que conducirá el camino en los siguientes dos años, que se vislumbran clave en el desarrollo político de nuestro país.
Frente al actual escenario, donde asoma con urgencia la necesidad de impulsar con capacidad el ejercicio político, bajo el propósito esencial que la ciudadanía requiere, conformar un partido con liderazgo e identidad es fundamental, y así impulsar el proceso de cambios que nos lleven definitivamente a la construcción de una sociedad inclusiva y justa.
Es por esta razón que tomé la decisión de sumarme a la lista que encabeza el Senador Jorge Pizarro, con el claro objetivo de formar una lista potente, de unidad y que sea capaz de transmitir con fuerza la personalidad de nuestro partido y el rol fundamental que este cumple en la tarea de afianzar un desarrollo inclusivo y una democracia participativa, con gobernabilidad y en solidaridad.
La historia, principios y valores de la Democracia Cristiana, son la columna vertebral en torno a la cual desarrollamos nuestra propuesta política que sentimos interpreta al pueblo chileno, por cuanto en su sentido y rol histórico, ha gatillado profundos cambios sociales. La Falange Nacional nació justamente como un proyecto político social cristiano alternativo al Partido Conservador.
Quiero establecer una vez más, que la Democracia Cristiana es un partido transformador, que busca cambios sustantivos, sobre la base del diálogo y la persuasión. Son precisamente estas características las que hemos aportado a la Concertación por la Democracia y a la Nueva Mayoría. Entendiendo que estas coaliciones se enriquecen y empoderan gracias a su diversidad y pluralismo.
Por ello, como partido no podemos eludir ningún tema en el debate y debemos trabajar resueltamente para liderar los cambios que Chile requiere. Éstos deben ser profundos, sustentables a la vez que diseñados e implementados con racionalidad.
El PDC no puede reducir su rol sólo a moderar el programa y políticas o matizar su contenido, debemos ser proactivos instalando temas en la agenda pública desde nuestra perspectiva. Y sabemos que aquello es más posible si conformamos un partido unido, con carácter y mayoritario, ubicado junto a la gente, con su realidad e interpretando nuestra labor al servicio de ellos.
En medio de nuestra campaña, la campaña impulsada por la Lista 2, hemos abordado como tarea fundamental dotar al partido de una estructura moderna, flexible y descentralizada, que permita responder de manera rápida a los desafíos y requerimientos y con poder de decisión cercana a la realidad.
Tal como el Papa Francisco hiciera el llamado a “Salir en Misión”, asumimos que la política de nuestro partido debe estar desplegada “puertas afuera” más que “puertas adentro”, razón por la cual hemos y continuaremos propiciando instancias de diálogo que nos ha permitido y permitirá, encontrarnos y trabajar junto a estudiantes, pobladores, campesinos, pueblos originarios, trabajadores, emprendedores, profesionales, jefas de hogar… Estamos y seguiremos junto a ellos.
La política tiene sentido cuando se hace con otros, acompañando y empapándose de sus vivencias. Fue el testimonio y la consecuencia lo que nos hizo un partido grande capaz de hacer la Revolución en Libertad, ahora, mirando al futuro, debemos ir por la Revolución de la Dignidad.