Las palabras del humorista chileno León Murillo en la última versión del Festival de Viña del Mar, “creo que no estoy diciendo nada nuevo” cuando se refirió a la situación actual sobre vínculos entre políticos y negocios, es una de las mejores demostraciones que hoy vivimos momentos preocupantes, respecto a la confianza entre la clase política y la ciudadanía.
La lejanía y desafección de la gente respecto al mundo político y gobernante es tan abismante como comprensible. Discurso y acción hoy se tornan cada vez más disonantes, cuando se trata de entenderla manera cómo la clase dirigente busca “llegar al ciudadano”.
Hoy, una parte importante de políticos utiliza la ironía para enfrentarse a sus oponentes, cuán más cuán menos recurre – como el Ex Presidente Piñera – incluso a comparaciones que intentan ser graciosas como una forma de acercarse a los ciudadanos. Con esa misma “gracia”, los casos Penta, Machalí engrosan una lista cada vez mayor que permiten concluir que los hechos hablan por sí solos: a la falta de confianza en las instituciones hoy se suma un rechazo transversal hacia la clase política.
Frente a este escenario, no es inusual entonces que el humor político se haya tomado un espacio masivo como el Festival y que lo siga haciendo.Pese a que hay voces, legítimas por cierto, que frente a esto han vociferado, “es que eso saca risa fácil” o “así es re cómodo darle a la izquierda o a la derecha”, lo cierto es que no ha sido indiferente para nadie.
Las risas nerviosas que les provocan a los políticos esta cercanía que ha conseguido la ciudadanía con este estilo de humor es un asunto más serio y que “el ciudadano de a pie” ya captó hace bastante rato.La gente comprende que hay problemas de fondo, de raíz, y que está en nuestras manos – organizadamente – apuntalar para generar ese cambio.
Si la ciudadanía ha sido capaz de tomar distancia y reflexionar sobre lo que ocurre, es también una señal que a la clase política tampoco le es indiferente.
Y con razón. A los ya conocidos “Casos Gate”, recordemos que actualmente un diputado de la República, Rosauro Martínez Labbé (Renovación Nacional) está desaforado por estar involucrado en un homicidio calificado de tres personas en Neltume durante la Dictadura de Pinochet. ¿Cuál ha sido la actitud de este partido?, el silencio, un silencio cómplice y sin acciones concretas que den cuenta de algún “acuso recibo”.
La respuesta debiera ser una y clara, sin dobles tintas: el que hace trampa, para la casa. El que comete delito, no debe tener una nueva opción como candidato o candidata a algún cargo de elección popular.Así de enfático, así de tajante.
Así como se discute hoy, la pertinencia para someter a elecciones populares el cargo de Intendente Regional, previo a ello, debiera introducirse un proyecto de ley urgente para regular la participación electoral de candidatos y candidatas. Si para algunos es tanto el cariño al dinero, entonces que no les sea posible hacerlo desde un cargo de elección popular.
Si en 2011 marchamos por una Educación de Pública, Gratuita y de Calidad, que hoy vemos materializándose a través de una Reforma Educacional hacia la Educación Pública en marcha, entonces en 2015 debemos avanzar hacia cambios más profundos, hacia un Nuevo Contrato Social y también hacia una Nueva Constitución.
Para muchos políticos este nuevo Contrato Social lo toman como “un buen chiste”. Lo cierto es que es de lo más serio que deberemos impulsar este año. Y la ciudadanía ya lo entendió.