La cobertura noticiosa del verano, como todos los años, ha destacado la alta incidencia de incendios forestales, especialmente en las regiones del Maule, Bío-Bío y la Araucanía. Sin embargo, más que la superficie afectada (que afortunadamente es menor respecto a la temporada pasada), el debate se ha producido respecto del origen de estos siniestros y al peso que tiene la intencionalidad en todos los focos activos que se están combatiendo, especialmente en la Araucanía.
Precisamente en La Araucanía se acuñó el término “Tormenta de fuego”, que alude al mensaje que un funcionario municipal de la comuna de Galvarino publicó en octubre de 2014 en su Facebook y que fue ampliamente rechazado por lo que se entendió como un llamado a provocar intencionalmente incendios forestales como una suerte de reivindicación territorial.
El mensaje textual señalaba, “se viene, se viene el verano Weichafes toda la gente del Wallmapu a prepararse para erradicar estas malditas forestales con una sola acción “TORMENTA DE FUEGO EN EL WALLMAPU” 25 de diciembre hasta el 25 de marzo, nuestra lucha por recuperar nuestro territorio usurpado ya está en otra etapa y no daremos pies atrás, fuera las forestales y los usurpadores del Wallmapu, hoy la lucha es por la autonomía del Pueblo Mapuche”.
El tema no es anecdótico, ya que por estos días el cuerpo de bomberos de Malleco y la Dirección Regional de CONAF se han enfrascado en un áspero debate respecto precisamente al origen de los numerosos incendios en la zona.
Joel Cárcamo, comandante del cuerpo de bomberos de Malleco señaló que “la mayoría de los incendios forestales que ocurren en la región son intencionales”, mientras que Mario Acuña, actual director regional de CONAF respondió que “estamos en condiciones de asegurar que nosotros no vemos intencionalidad en los incendios forestales, porque cuando llegamos, lo hacemos para combatir el fuego”.
La discusión evidentemente tiene un trasfondo más allá de la necesaria búsqueda de las causas de los siniestros, ya que el origen intencional de los incendios forestales en la región de La Araucanía, de confirmarse, debería abordarse como un problema ambiental y policial, pero también político; aspecto que probablemente el director regional de Conaf, Mario Acuña, no desea endilgarle al Gobierno a través del Intendente Francisco Huenchumilla. De ahí que sus declaraciones busquen aparentemente bajarle el nivel de conflictividad al posible origen de los actuales incendios forestales en la zona.
A esta discusión, sin embargo, le falta la necesaria perspectiva que entregan las tendencias.Históricamente el análisis de las causas de los incendios forestales es responsabilidad de CONAF, quien publica sus resultados cada año una vez que finaliza la temporada de incendios.
Sin perjuicio de que se deben esperar los resultados de la actual temporada, se puede señalar que un estudio realizado por el Laboratorio de Incendios Forestales de la Universidad de Chile, en base a los registros de causas específicas del sistema estadístico de manejo del fuego de CONAF para el período 1976-2013, arrojó que la intencionalidad ha aumentado desde un 13,4% en el período 1976-1980 a un 39,6% en el período 2011-2013, siendo de hecho la principal causa de incendios, seguida en segundo lugar por el tránsito de peatones con un 32%. Estas estadísticas son a nivel nacional.
En vista de las cifras anteriores, los comentarios del comandante de bomberos respecto a la intencionalidad de los incendios forestales en la región de La Araucanía no debería ser descartada en forma tan tajante como lo ha hecho el director regional de CONAF.
Existe una tendencia en las cifras históricas que avala estas aprehensiones, por lo que se debe colocar especial énfasis a nivel logístico de combate, a nivel policial y por cierto a nivel político, respecto a esta realidad que algunos parecen empeñarse en desconocer.