Hace pocas semanas la Federación de Estudiantes Mapuche fue incorporada a la Confech, en una muestra de que la nueva generación política está culturalmente muy por sobre la antigua que hoy está en retirada.
Hoy la Federación Mapuche de Estudiantes propone la creación de una Universidad Pública Mapuche.
La propuesta puede ser comparada con la existencia de las llamadas universidades cota mil: es la necesidad de reafirmar la identidad propia, de reconocerse distinto.
En el caso de las universidades cota mil, esta voluntad se afirma a costa de un odioso clasismo, una segregación que daña la convivencia nacional y un sistema organizado para privilegiar a los ricos por sobre los pobres.
Tal voluntad no debe ser favorecida por el Estado. Todo lo contrario, debe ser censurada éticamente.
Por el contrario, una universidad pública mapuche expresa la necesidad de un pueblo de reconstruir su cultura, historia y tejido social, frente a la amenaza constante de asimilación por parte de la cultura dominante. Se trata de una diferencia que no es odiosa como lo es la cota mil, sino que se constituye desde el derecho de los pueblos a existir como tales, pese a liberales y conservadores.
La propuesta de la Federación Mapuche de Estudiantes debe ser atendida.
No piden una universidad exclusiva para mapuches, sino una universidad intercultural en contexto mapuche, que sea un espacio que favorezca la creación del Estado plurinacional que hemos de construir si queremos convivir en paz.