La temperatura en Santiago ha estado especialmente alta. Una semana con máximas cercanas a los treinta y cinco grados y, en consecuencia, una abuela incómoda y mal humorada.
Hoy me la encontré tratando de concentrarse en escribir una carta a la senadora Ena Von Baer.
Mi abuela, como ustedes sospechan, no tiene especial simpatía por los actuales políticos de derecha y, en consecuencia, me llamó la atención que escribiera a la senadora.
Por un minuto pensé que, tal vez, la carta era comprometedora u ofensiva, y me asusté. Mi abuela ha sido muy crítica respecto a lo que está pasando con el tema Penta y no sería extraño que, si ponía por escrito una serie de epítetos con los que en privado se ha referido a los implicados, se hiciese merecedora a una demanda por injurias o algo parecido.
Nuestra conversación se desarrolló muy gratamente pero sin lograr que me entregara antecedentes de la carta que había escrito. Hablamos sobre las diferentes “aristas” del Caso Penta. Bueno, en realidad me dio una clase sobre todas las supuestas irregularidades: me explicó que por un lado está el tema “fraude al FUT” y que luego están las “boletas de las esposas de los dueños”.
Me dijo que esos dineros eran depositados en las cuentas de los maridos. Me contó que otras boletas las hacían para sacar dineros para los ejecutivos y no pagar impuestos; estaban también las boletas para traspasar dineros a los políticos de la UDI y, por último, los pagos al subsecretario Pablo Wagner.
Mi abuela dice que esto es lejos lo peor. Ella me cuenta que no conoce antecedentes de que una empresa le pague a un ministro o sub-secretario un sueldo, todo agravado por el hecho que el sujeto de los pagos deba decidir sobre negocios en que el pagador tenga intereses y, para terminar de configurar el problema, donde la participación del funcionario público sea vital para el éxito de los negocios.
Según ella, esto sería algo así como un soborno o cohecho.
Me preguntó, para reforzar el tema de Wagner, ¿te fijaste que el SII incorporó en la denuncia a la empresa Soquimich? ¡Me imagino que te acuerdas del affaire del Litio! ¿Y qué me dices de las boletas de la empresa donde es socio con el presidente de la UDI? Terrible, se auto-contestó. Me tinca que esto se enredará cada vez más.
Mi abuela está muy enojada con todo este escándalo y por eso yo estaba cada vez más preocupado por la famosa carta a la senadora Von Baer. ¿Qué dirá? ¿Se meterá en problemas?
De pronto, se levantó y se dirigió a la cocina, dejando el borrador sobre la mesa.Dudé sobre si era razonable vulnerar su privacidad y leer la carta a la senadora. Pensé, “bueno, no es una carta a un familiar, no es una carta donde pueda confesar algún pecado o secreto…”.
Bien. Decidí que el beneficio de leerla era mayor y me justifiqué pensando que el objetivo final era evitarle a mi querida abuela un mal rato por algún desliz en la redacción, y puse la misiva al alcance de mis ojos.
“Estimada senadora:
Soy una anciana muy preocupada por el futuro de mi país y por la educación de nuestros niños y jóvenes.
No entiendo muy bien esto de que usted “no ha mentido” cuando se refiere a la entrevista de CNN (la he visto varias veces para mejor entenderla y no lo he logrado).
Creo que su aporte a la formación de nuestras nuevas generaciones debe ser más explícito y esto debe reflejarse en mayor claridad en sus declaraciones. Verdades y mentiras deben quedar claras.
He reflexionado respecto a lo que usted dice, y me asaltan algunas dudas, como por ejemplo: ¿es verdadero el correo donde usted pide 100 millones para cubrir sus deudas de campaña?; ¿cómo es posible que sus deudas sean de esa cantidad, que es mucho mayor que el monto total que usted podía gastar en ella?; ¿no se siente maltratada sabiendo que sus amigos UDI no la ayudaron, que le dieron plata hasta al hoy senador Moreira y a usted no?
Por último querida senadora, y dado que usted -según nos dice- no recibió ninguna ayuda de parte de Penta y, por otra parte el ex gerente general asegura haber pagado boletas de honorarios que estaban destinadas a financiar su campaña, ¿no ha pensado que quizás en su partido alguien se quedó con los dineros destinados a financiarla a usted y su campaña?
No sería de extrañar, dado la gran cantidad de irregularidades financieras que afectan a miembros de su partido, el descubrir que hay algún militante que se ha robado los aportes que estaban destinados a su persona.
Creo debería presentar una demanda contra quienes resulten responsables.
Por último, si bien no creo que logre mucho con la demanda, ya que es muy probable que el problema más que un robo sea un ” error involuntario”, usted debe proteger su prestigio y evitar la involucren en este embrollo.
Muchos saludos. Carmela”
Pensé, esta carta no es ofensiva. Mi abuela está a salvo.
Cuando ella regresó, le di un beso y me fui a mi oficina.