Nuestro país ha venido dando pasos sostenidos, aunque aún insuficientes, para conseguir la igualdad de género y con ello la plena inserción de la mujer en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
En lo institucional, un hito sustantivo lo representó la creación, en el Gobierno del Presidente Patricio Aylwin, recién recuperada la democracia, del Servicio Nacional de la Mujer, entidad a cuya titular se le confirió rango de Ministra de Estado y que buscó dar a estas temáticas mayor visibilidad y un tratamiento especializado.
Durante las décadas transcurridas, el SERNAM ha tenido importantes logros, tanto en materia legislativa, como en lo social y cultural, destacando por su permanente labor en contra de la violencia intrafamiliar y la búsqueda de transversalidad en las políticas a favor de la mujer.
Sin embargo, resta mucho por hacer. Las mujeres todavía son postergadas en muchos ámbitos y deben enfrentar poderosas barreras económicas, sociales y especialmente culturales.
La discriminación persiste en diversas materias, como la salud, donde se castiga la maternidad haciendo recaer su mayor costo y riesgo sólo en las mujeres. En el trabajo, donde subsiste la odiosa diferencia de remuneraciones entre mujeres y hombres que realizan labores semejantes.
Es necesario terminar con estas prácticas y fomentar políticas que apunten a potenciar las condiciones de desarrollo de la mujer, mejorando la capacitación laboral, abriendo espacios a emprendedoras y generando, paralelamente, mecanismos de apoyo a la maternidad y la crianza, como la creación de nuevas salas cuna.
Lo anterior no se agota allí. Debemos seguir empujando cambios en la normativa civil y familiar donde existen aún deficiencias graves como en materia de cobertura y apoyo a las víctimas de violencia intrafamiliar, agilización y control de medidas cautelares y los obstáculos a la administración de los bienes de la mujer casada en sociedad conyugal.
También es urgente continuar impulsando un cambio cultural que avance en la erradicación de roles distintivos y estereotipos y procure, en cambio, una coparticipación de la pareja en las obligaciones derivadas del hogar y de la crianza de los hijos. En este punto, es imperativo fortalecer el apoyo a las mujeres jefas de familia que conforman buena parte de los hogares chilenos.
El Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet contempla, con este objeto, la creación de un nuevo ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, cuya finalidad esencial será proponer políticas, normas, planes y programas orientados a la equidad de género, a la igualdad de derechos y a procurar eliminar toda forma de discriminación contra las mujeres, coordinarlos y velar por su implementación, a fin de garantizar el cumplimiento de sus objetivos y evaluar su aplicación transversal en la actuación del Estado.
El eje de ese trabajo será un Plan Nacional de Igualdad y se dispondrá de un Comité Interministerial a cargo de su coordinación. El actual SERNAM seguirá existiendo, pero asumirá un rol más concreto, en la implementación de estos programas y políticas.
La creación de este Ministerio acaba de ser aprobada en general por el Senado.Esperamos que en las próximas semanas concluya su trámite.
Se trata de una exigencia para un país que garantiza el derecho de cada mujer a desarrollarse y elegir su proyecto de vida y que comprende, además, que ello es una variable esencial para contar con un país moderno, pujante e inclusivo.