El día que empezó el enfrentamiento diplomático entre Cuba y Estados Unidos, Barack Obama no había nacido todavía. Los planes para derrotar al gobierno de los hermanos Castro ha sido una política que se han ido pasando de presidente a presidente durante más de cincuenta años en la Casa Blanca.
Con algunos matices como durante la época de Jimmy Carter la línea elegida ha sido la de mano dura, Obama reconoció que el embargo a Cuba no ha servido para promover la democracia, ni la prosperidad ni la estabilidad en la isla por lo que es mejor el diálogo, ambos países repondrán las relaciones diplomáticas y abrirán embajadas.
En una jornada histórica, Cuba liberó a un contratista norteamericano preso por introducir en la isla equipos satelitales en el marco de un programa de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), mientras que la administración de Obama liberó a tres agente de inteligencia cubanos presos por infiltrarse en grupos anticastristas del exilio. Con estas medidas se salvaba el último obstáculo entre ambos países.
El Papa Francisco ayudó en las negociaciones que duraron 18 meses, durante este tiempo fueron capaces de mantenerlas en secreto, un éxito sin duda de la diplomacia. Ahora comienza la etapa de la normalización pero las diferencias políticas se mantienen.
El anuncio de restablecer relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, rotas en 1961, ha sido una sorpresa para la población cubana que desea vivir en normalidad con los miles de cubanos que viven en Estados Unidos. Muchas familias están divididas a ambos lados del estrecho de La Florida en medio de un conflicto propio de la guerra fría.
La Administración de Obama estudia la forma de sacar a Cuba de la lista de países que fomentan el terrorismo, mientras la opinión pública mundial no le da credibilidad a esta sanción viendo como envían médicos a África a luchar contra el ébola y como los cubanos facilitan las negociaciones de paz en Colombia.
Ahora la línea norteamericana será influir en los cambios económicos para que estos lleven a cambios políticos en la isla, además estas medidas también beneficiaría a los empresarios estadounidenses en un mercado natural a tan solo 75 millas.
El embargo económico y comercial se mantiene, pero solo por ahora. La construcción del Puerto del Mariel, el mayor del Caribe, que estará conectado con el Gran Canal Interoceánico de Nicaragua es una de las grandes oportunidades comerciales que ahora aprovechan Brasil y China ante Washington.
Ya solo falta ver como Raúl Castro recibe a Barack Obama en La Habana como Mao recibió a Nixon en Pekín en 1972. Se escriben las últimas páginas de la Guerra Fría.