“Salvo que hayas estado escondido bajo tierra estos últimos días, sabrás que la última actualización de WhatsApp añade el doble check azul” dicen en computerhoy.com y tienen toda la razón, porque desde fines de la semana pasada hemos leído en todas partes que la última actualización de la aplicación incorpora la verificación de lectura de los mensajes que nos llegan (y que enviamos).
He visto numerosas cartas reclamando “¿por qué lo has hecho, Whatsapp?”. Porque ahora tenemos la prueba fehaciente algo que ya sabíamos: estamos ignorando a alguien, o peor… alguien nos está ignorando a nosotros.
Incomoda el hecho de leer tantas cartas y artículos reclamando una ilusión de privacidad, como si no hubiésemos sido inundados con noticias sobre las fotos de actrices y cantantes desnudas que circulan por los medios de comunicación, justamente porque los sistemas que elegimos utilizar no son ni seguros ni privados.
En buen chileno es “hacerse el leso” pensar que nuestras conversaciones e imágenes son “nuestras” porque están en un dispositivo que hemos comprado o arrendado. Es preocupante que no haya más reflexión sobre por qué molesta en realidad la decisión de los desarrolladores, pues no es ni más ni menos que lo que ocurre en Facebook, donde se muestra la hora a la que un mensaje fue leído, o en Twitter, donde nos enteramos de quién borra los mensajes privados porque desaparecen de los registros de ambos usuarios.
Es posible encontrar gran cantidad de artículos periodísticos referidos a nuestras prácticas con tecnología. A diario podemos leer sobre las ventajas y desventajas de las herramientas digitales y sobre cómo cambian nuestros hábitos de comunicación, pero gran parte de lo que leemos son alertas de peligro superficiales, que no profundizan sobre las posibilidades de hacer un buen uso de la tecnología, o mejor, cómo evaluar nuestras formas de relacionarnos para que la tecnología sea un elemento más dentro de esos procesos y no otro problema sumado a la lista.
Nancy Baym, investigadora del Microsoft Research New England, explicó en su libro Personal Connections in the Digital Age (2010), que los medios (especialmente los impresos) han mirado con recelo todos los adelantos en materia de comunicación, desde el teléfono en adelante.
Hoy, el trabajo periodístico tiende a realizar una tarea similar. Con los estudiantes de la Universidad Alberto Hurtado analizamos y discutimos cómo enfocar la labor periodística para centrar la atención en la diversidad de prácticas con tecnología, ya sean positivas o negativas.
Entonces, decir que el tratamiento de la noticia de Whatsapp debe ser más complejo que lo que hasta ahora hemos visto es parte de ese ejercicio. Detrás de Whatsapp están los usuarios de la herramienta, preocupados por una privacidad poco analizada y aparentemente olvidada al momento de instalación de la aplicación.