A medida que tengo más años, mi inquietud con respecto a la relación actual que existe entre empresario y trabajador ha ido aumentando considerablemente, puesto que considero que esto debiese definirse como la suma entre ambos actores mencionados ya que los dos son partes importantes del resultado de la productividad.
En tiempos en que se pretende realizar una serie de modificaciones ligadas al ámbito laboral – y cuyas intenciones radican básicamente en el aumento de la productividad y de la competitividad, es necesario que partamos con el pie derecho los diálogos que se desprenden de esta nueva reforma, en caso contrario, pareceremos un matrimonio en tribunales de familia, generando situaciones en donde predominen los puntos de discordia en vez de buscar trabajar en pro de una agenda común y los beneficios de quienes forman parte del mundo laboral aunque exista discrepancia en algunos temas.
El concepto reforma, proviene del verbo reformo, reformare, cuyo significado es rehacer o corregir. De acuerdo a ello, debemos tener en cuenta que toda relación humana se va modificando con el tiempo, tal como en la tecnología o en las comunicaciones, estos cambios involucran aspectos sociales que – en ocasiones- por mucho tiempo han carecido de alteraciones, y en áreas tan importantes como lo es el trabajo hay transformaciones que deben ir de la mano con el bienestar y la dignidad de los trabajadores.
Hoy en día la sensación que percibo con respecto a los eventuales cambios, es que hay dos temas de esta agenda en los que existirá cierto nivel de complejidad para encontrar posturas semejantes, pero no me cabe duda de que se pueden acercar posiciones.
El reemplazo en periodos de huelga y el fortalecimiento de la sindicalización, han sido los focos de discordia generados por el proyecto de Reforma Laboral, pese a que considero ambas modificaciones necesarias, no debemos centrar la mirada sólo en ello. Propongo abrir el abanico de esta agenda en el proceso de diálogo incluyendo temas como el fomento de capacitaciones, mayor seguridad laboral y mejores gratificaciones, pues estas son aristas – que a mi parecer- fomentan las competencias laborales, lo que va de la mano con un aumento salarial, aspecto fundamental en las desigualdades actuales de ingresos.
No partamos mal algo que puede ser tan bueno para nuestro país, creo que el solo hecho de discutir los puntos con anterioridad pone en duda las buenas intenciones de las otras partes, personalmente, no creo que los trabajadores intenten perjudicar a la empresa mediante una huelga, pues el buen funcionamiento del lugar también los beneficia a ellos.
Si una empresa deja de funcionar, se viene abajo, y eso traerá como consecuencia la pérdida de fuentes de trabajo, pero debemos tener en cuenta que los trabajadores no son seres irracionales, y están consientes de que resguardar la solidez en la empresa va directamente relacionado con la estabilidad laboral de sus pares.
Las discusiones a partir de temas de gran impacto social siempre traerán consigo diferentes posturas, tal como mencioné, esto me recuerda a lo que ocurre en un matrimonio, pues siempre habrá posiciones disímiles, ya sea por la crianza o el nombre de los hijos, diferencias de carácter, entre otras. En este sentido si hacemos una analogía con lo que ocurre con la reforma podemos encontrar situaciones parecidas.
“Hasta que la muerte nos separe”. Muchos hemos sido testigos de que al casarnos, esta es el pacto al que debemos comprometernos al aceptar tan importante compromiso, pues pese a lo bueno que trae consigo esta unión, siempre habrá un factor – sea este u otro- que pone fin o quiebra una relación.
En el caso laboral, al parecer el elemento que genera más situaciones de conflicto es cuando los trabajadores deciden frenar las actividades productivas, pese a que esto está dentro de sus derechos, no debiese ser un punto de quiebre dentro de una empresa, pues lo mejor es fortalecer las negociaciones entre jefes y empresarios, recordemos que de la suma de ambos, depende el buen resultado en una empresa.
Es de esperar que a diferencia de un matrimonio, en el mundo laboral no debamos expresar la frase “Hasta que la huelga nos separe”, ya que se debe aprender a “convivir” con diferencias, pero siempre pensando en que las discrepancias arrojen un resultado que sea positivo para ambas partes.