El gran debate de los últimos años ha sido la reforma constitucional que permita constituir gobiernos de mayoría social, política y parlamentaria. Ha sido también una pedagogía para lograr una ” cultura partidaria” que lo permita en todo el aspecto nacional.
Ha sido, en síntesis, avanzar de combinaciones minoritarias a combinaciones más amplias con programas consensuados y vinculantes, con respaldo popular donde el orden de las prioridades es el bien común nacional, el bien partidario y el bien individual en resguardo de una ética de comportamiento solidario y de largo alcance y no sólo cortoplacista.
Chile padeció de esta falencia desde los primeros años del siglo pasado, paradigmáticamente presentada en los llamados tres tercios desde 1958 hasta el golpe militar de derecha de 1973.
El dolor de la dictadura ayudó a entender en 1988 y 1990 la visión de los dirigentes políticos de aquel entonces, la necesidad de un cambio profundo de la visión de Chile, pero el binominal impidió una concreción a la mayoría popular y ciudadana.
Esta experiencia-a su vez-generó la presión para avanzar a la mayoría real, eficaz, eficiente y vinculante con un programa también vinculante y asentado en el respaldo ciudadano y parlamentario que recogerá los nuevos vientos progresistas del país.
Así fue posible lo que antes no habíamos podido lograr a pesar de tantos esfuerzos. El recuerdo de la revolución en Libertad, el recuerdo de la llegada de Eduardo Frei Montalva al gobierno, el recuerdo de sus logros y también el recuerdo de las disputas que frustraron en 1973, el avance del país y los dichos de la Presidenta Bachelet, Ignacio Walker y Frei Ruiz-Tagle consolidan este nuevo paso hacia los cambios que requerimos.
Finalmente el voto unánime de la Junta Nacional de nuestro partido ratifica la validez de esta afirmaciones sobre su significado histórico, ojalá por mucho tiempo.
Dentro de nuestra coherencia como Demócrata Cristiano por 70 años, siempre he defendido la Concertación, grande en su minuto como hoy defiendo la Nueva Mayoría.
En nuestra visión Humanista Cristiana Progresista, a cada minuto su afán.