Al culminar el mes de la Solidaridad, es importante acoger el llamado que nos hicieron las instituciones ligadas a la figura del padre Hurtado en torno a lo que soñamos para Chile, teniendo como base el respeto hacia las personas, el reconocimiento de la dignidad humana y la necesidad de incluir para ser más solidarios.
La propia Presidenta Bachelet hizo un llamado a priorizar el sentido de la dignidad más que el paternalismo o el asistencialismo, entendiendo que la sociedad que soñamos requiere un desarrollo inclusivo, equitativo y sustentable.
En ese sentido, el rol que tenemos las Cajas de Compensación en el cumplimiento de este sueño es clave, ya que la compensación social que otorga esta industria tiene un impacto en más de 7 millones de afiliados (trabajadores y pensionados más sus respectivos grupos familiares), a quienes el año 2013 se entregaron beneficios por montos superiores a los 45 mil millones de pesos.
Por más de cincuenta años, las cajas han contribuido al bienestar de las familias chilenas, entregando soluciones a sus necesidades en áreas como salud, educación, ayuda económica y recreación, contribuyendo a mejorar su calidad de vida y favoreciendo el desarrollo personal y social.
Para poder estar en línea con las necesidades de nuestra sociedad, el desafío inmediato de la industria de las Cajas es focalizar aún más la compensación hacia ámbitos que faciliten la inclusión y el desarrollo equitativo, asegurando la continuidad del negocio que nos permita ser sustentables en el tiempo. Sólo así podremos seguir contribuyendo a la tarea de disminuir las brechas sociales en temas como salud y educación, principalmente.
Naturalmente lo anterior podrá requerir cambios normativos para que las cajas puedan seguir aportando al desarrollo de Chile en forma creativa y eficiente, siempre en el marco de lo social.