Parece evidente que tanto Obispos, Sacerdotes y nosotros los laicos estamos muy descolocados frente al Papa Francisco. No sabemos cómo actuar, como pararnos en esta Iglesia que hoy asume nuevos paradigmas y donde efectivamente laicos y personal consagrados, como decía Benedicto XVI somos juntos “corresponsables “de ella.
Creo que por primera vez en la historia, un Papa va en la delantera, marcando pautas, generando una nueva visión y mirada de la Iglesia y del mundo. Es también el primer latinoamericano, lo que nos hace más claro en su lenguaje y más cercano en su lógica.
Estábamos acostumbrados a una Iglesia “clerical”, algo distinta a la que hoy nos plantea el Santo Padre. Nos ha señalado claramente que la autoridad está para servir y que quiere pastores con olor a oveja y ha recordado a los Obispos que son príncipes, pero de un crucificado.
Los laicos no estamos menos complicados.Seguimos mirando la realidad con la óptica del mismo clericalismo y no logramos zafarnos de ella. No somos capaces de pararnos frente al personal consagrado y con respeto pero con valentía señalarle lo que creemos y pensamos.
En algunos, está el deseo de adecuarse a los cambios, otros aún no reaccionan o simplemente no se dan cuenta de lo que está pasando, y otros prefieren negarse, porque les es más cómodo dejarse conducir.
Esta situación el Papa la refleja muy bien en Evangelii Gaudium, “pero la toma de conciencia de esta responsabilidad laical que nace del Bautismo y de la Confirmación no se manifiesta de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron para asumir responsabilidades importantes, en otros por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones. Si bien se percibe una mayor participación de muchos en los ministerios laicales, este compromiso no se refleja en la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico. Se limita muchas veces a las tareas intraeclesiales sin un compromiso real por la aplicación del Evangelio a la transformación de la sociedad.”(102)
El Papa nos reclama a los laicos un mayor compromiso real en nuestra Iglesia y una mayor integración de su fe con su vida familiar, laboral y profesional, para ayudar a transformar realmente la sociedad.
Estamos enfrentando una nueva, importante y maravillosa etapa donde los laicos seremos protagonistas, siempre y cuando se produzca en nosotros un profundo cambio de mentalidad y un mayor compromiso real con nuestra fe.