19 jul 2014

Fondo y forma

En política como en todos los aspectos de la vida, hay que distinguir entre la forma y el fondo.

La reforma tributara es un ejemplo claro de lo anterior. Veamos

El fondo, es que el gobierno cumplió con su promesa de campaña de realizar el primer año de su mandato reformar la estructura tributaria de nuestro país, cuyo eje central era recaudar más de 8.000 millones, que se logre eliminar el FUT y que se establezca el principio de la equidad tributaria.

Antes del acuerdo entre el gobierno y la derecha, esta última usando y abusando de los medios de comunicación hizo una campaña de terror, la misma que realizó en los años 90, con la reforma tributaria que impulsó el gobierno de don Patricio Aylwin, en la cual se nos dijo que iba a provocar desempleo, baja producción y tantas otras majaderías que el tiempo hizo que se cayeran a pedazos, siendo la década de los noventa una de las más virtuosas en términos económicos.

La derecha en estos tres meses se negó a rajatabla a introducir cualquier cambio al igual que en los noventa, pero con una gran diferencia, que ahora no tiene derecho a veto, pues la nueva mayoría tiene los votos suficientes para aprobar este cambio impositivo.

Es por lo anterior, que antes teníamos que hacer concesiones a regañadientes para establecer cambios a nuestra legislación ya que sin los votos de la derecha, el país se iba a quedar en la inercia, con el modelo impuesto a fuego y dolor por la dictadura, en que dicho sea paso, participó activamente la derecha de este país y en virtud de ello, hizo las bases institucionales, a su pinta.

Sin embargo ahora la cancha esta de nuestro lado, es decir de aquellos que siempre hemos creído, en valores como crecer con igualdad o que el mercado no puede regular todo y que siempre creímos que la estructura impositiva no daba para mas, lo que pasa es que no había llegado el momento, es decir, ahora es, cuando.

Y más aún cuando tenemos a la derecha fragmentada, dividida sin proyecto de país y cuando su líder- si es que se puede llamar así- ocupa foros internacionales para criticar las políticas llevadas a cabo por su sucesora, el mismo día en que su sector firmaba un protocolo de acuerdo con el gobierno en la materia en comento.

Dicho lo anterior, la derecha en una jugada de mucho realismo político, trató de manera democrática de introducir cambios a la reforma presentada por el gobierno, a sabiendas que solo podría lograr este objetivo, en base al diálogo, el respeto, y la razón.

El gobierno que en un principio- según la derecha- no escuchaba, la escuchó, (yo pienso que siempre tuvo la intención de escuchar) y colaboró para que esta reforma fuera consensuada entre todos los actores políticos, incluida la izquierda más dura de la coalición de gobierno.

Esa es visión de Estado de una gobernante, el saber que aun cuando con los propios votos era suficiente para establecer una reforma estructural, impuso la lógica del diálogo, del consenso, en definitiva realizar un cambio que será de carácter permanente y no de una mayoría.

No nos perdamos la derecha perdió y para usar un término futbolero, por goleada, ya que tuvo que resignase a que los cambios que el país requiere se van a efectuar, con ella o sin ella, tuvo que renunciar a sus principios, ideas, etc. Y así como hubo una gran derrotada, hubo una gran ganadora, la presidenta Bachelet, ya que se consagró como una gran estadista.

La forma, aquí el gobierno claramente falló al no incluir al PC y a otros sectores que no tienen representación en la comisión de hacienda en el Senado, en el acuerdo tributario.

En virtud de este error, que podría haber significado conductas insospechadas en la confianzas de la coalición gobernante, es para elogiar de manera pública la actitud que ha tenido el diputado y presidente del PC, Guillermo Tellier, quien ocupando la sapiencia política y sabiendo la oportunidad histórica que se tiene para llevar a cabo las transformaciones sociales que nuestro país necesita, en vez de salir alegando desmesuradamente por los diarios, buscó de manera sensata que su gobierno, primero le explicara los alcances del protocolo y que a la vez reconociera el error de no considerarlo en el acuerdo y más aún, una vez hecho lo anterior, sentencia, al igual que su compañera, Bárbara Figueroa, que es parte del ejercicio de la política tratar de convencer al otro mediante, las ideas, la razón.

Es decir validan los acuerdos, claro está, siempre y cuando la pelota se juegue en la cancha en que uno quiere jugar, y no el que el adversario quiere imponer.

Esta actitud es tan distinta al que ha tenido el presidente del MAS, senador Alejandro Navarro, quien no solo reniega de los acuerdos sino que critica de manera destemplada cualquier acercamiento con la derecha con el fin de establecer consensos que sean beneficiosos para el país.

Por último es dable destacar la importancia que la Nueva Mayoría tenga dentro de arcoíris al Partido Demócrata Cristiano, partido que es fundamental para que Bachelet lleve a cabo de manera exitosa su programa de gobierno.

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