¿Quién es la Marling? Actriz, directora y guionista estadounidense.Estudió economía en la Universidad de Georgetown, pero lo suyo es ser protagonista en el cine independiente.En los últimos años, ella y su obra son de asidua presencia en el Festival de Sundance o los Independent Spirit Awards.Hoy es una de las artistas más conectada, amén su belleza sin pausa.
En sus películas nos sacude con un talento y talante singular.La actual conciencia desolada y el sufrimiento.La búsqueda de un nuevo re-ligare: volver a ligarnos entre nosotros y el cosmos. Y, por supuesto, la crisis ecológica y la sin razón ni corazón en el actual modo de vida. Todos ritmos y tonos tan propios del actual cambio de época histórica.
La joven Brit (1983) suele protagonizar las películas que ella misma co-escribe. Su género es el thriller, aunque lo hace con levedad y profundidad, sin giros enrevesados, ni miedo ni sangre, solo acción dramática y misterio interior o exterior.
En su primera ficción, Another earth (2011), nos sorprendió con un thriller existencial que exploraba el destino, la culpa y la expiación como posibilidades. Fue precisa su performance como una vital universitaria.Intensas emociones desplegadas en locaciones que parecían dibujos coloreados con matices del azul. Una alucinante fotografía y visualidad de una Tierra que espejea a otra Tierra. Cada día los seres humanos miran hacia el cielo y ven ahí una réplica de Gaia. Algo así como acá moro y allá también, como el otro yo que podría ser.
A poco andar nos volvió a maravillar con un thriller esotérico, Sound of My Voice (2012). Si acaso cabe el término esotérico para caracterizar un film profundamente realista sobre las sectas que vagan ensimismadas en una espiritualidad sincera pero fanática. En el film, además de su actuación como una misteriosa líder/madre, destaca el respeto hacia esos seres frágiles en su exploración más allá de la física ordinaria. No hay juicios. El dramático desenlace ancla en la ambigüedad: puede ser o no ser el misterio que en 90 minutos el film nos acaba de mostrar.
Con el thriller ecológico The East, la Marling definitivamente nos convenció como una artista mayor. Otra vez explora en el comportamiento de un colectivo, en este caso, un grupo ecologista radical ocupado en realizar acciones directas contra corporaciones que han desarrollado inequívocas prácticas destructivas con efectos en los seres humanos y en los ecosistemas. Y otra vez lo hace con cariño. La misma mirada ética y comprometida con nuestro tiempo, que la artista no oculta ni esquiva.
En una actuación memorable, Brit Marling interpreta a una hábil y dedicada agente de una firma privada de inteligencia, cuyo negocio es vender servicios de seguridad a grandes corporaciones. En tal rol es enviada a infiltrar a un nuevo grupo ecologista que castiga a ejecutivos y empresas sin escrúpulos.
El grupo opera en la clandestinidad con rigurosos estándares, en un quehacer que evoca a los grupos revolucionarios de antaño, sean políticos o espirituales. Lo integran jóvenes profesionales, educados en exclusivos colegios y universidades, que arribaron a una profunda conciencia ecológica, aunque por distintos motivos. Algunos de ellos, inspirados por cuitas y dolores personales.
En el rol de líder ecologista, tal vez para no desentonar con la belleza de la Marling, destaca la performance de uno de los actores revelación de los últimos años: Alexander Skarsgård, de aire rudo y frágil, muy gusto de chicas. El carismático y apasionado líder será seducido y seducirá a la agente infiltrada. Como se lee, el guión y los actores ya marcan el tenor de un film con ánimo de entretener y cautivar. Y lo logra.
Con todo, lo mejor no radica en esos clásicos códigos del género, sino en la compleja profundidad del film. En la sutileza relacional del grupo eco-radical, desde sus argumentos hasta sus prácticas.En la interesante y vital evolución de la conciencia en la agente infiltrada. En el despliegue de las contradicciones y malas prácticas ambientales y sociales en que incurren corporaciones farmacéuticas y empresas químicas.
Como corolario, una breve reflexión en torno a dos tensiones que explora el film.
Una, el irracional despilfarro de “basura” en nuestro modo de vida. En el film hay una escena y diálogo notable entre la agente y su superior. La primera le enrostra precisamente ese absurdo: el sistema está roto -le dice- mostrándole los alimentos y otros bienes absurdamente en buenas condiciones en un tacho, a propósito de la burla de la jefa debido a que los ecologistas han optado por alimentarse solo de “desperdicios”.
La otra tensión en el film radica en el qué y cómo hacer. Aunque coincidamos como seres humanos en la nobleza y urgencia de dar un giro ecológico a nuestra existencia, igual en el camino subyace la pregunta: ¿destruimos al otro depredador, incluso usando sus mismo gestos, o bien transitamos guiados por la acción comunicativa como actitud básica, en el respeto al otro, convenciendo, pese a las insalvables diferencias? Un difícil y añoso dilema.
Tanto The East como Sound of my voice fueron co-escritas junto a Zal Batmanglij, director de ambos films y enamorado de Brit, por lo demás.
The East nació de una vivencia de la pareja. Cuando intentaban vivir algunos días ajenos al consumismo, supieron del comunitario movimiento freegano, que busca vías alternativas de existencia. Entre éstas, obtener la comida de contenedores de basura con productos etiquetados como caducos, pero aún muy aptos para satisfacer necesidades humanas.
Alimentándose de esa manera, durante un verano, Brit y Zal vagaron como nómades junto a grupos de jóvenes partícipes de la actual y expansiva cultura anticonsumismo en USA y Europa.
Ese verano, más el día a día viviendo la desoladora experiencia que es la actual crisis ecológica y los conflictos socio-ambientales entre comunidades versus corporaciones, alentó la creatividad de ambos, lo que permitió dar a luz The East.
Lamentablemente a las salas de cine del país no ha llegado la obra de la Marling, pero los cinéfilos sabrán buscarla en la red.