04 jun 2014

Algo pasa y no queremos ver

Marcos Cuadra sintió, casi con certeza, que nada es suficiente para lograr atención, respuesta, ni comprensión; menos para buscar solución justa. Por eso, en medio de la desesperanza, pero también con mucha rabia hizo lo que hizo. Rociar su cuerpo con un combustible y prenderse fuego.

Hace algunas mañanas, a las 6:35 horas, debí permanecer en la esquina de Américo Vespucio con Santa Rosa por 25 minutos mientras abrían las puertas del lugar donde trabajo. Lo suficiente como para ver a mujeres, hombres y jóvenes estudiantes luchar como si fuera por su vida para subir a un Transantiago y llegar a su trabajo o centro de estudios, para seguir luchando, ya no para trepar a un bus, sino para seguir subsistiendo y por el único amparo que encuentra la gente pobre y las miles de personas de clase media que existen en el país: la familia, nuestra única y querida familia.

El drama de Marcos Cuadra, la dura realidad de la mayoría de chilenos y chilenos, muestra que algo pasa en el país y que eso no es entendido por quienes tienen el poder.

Chile, nosotros, no somos estadísticas; no recibimos 20.000 dólares per cápita, pero sí trabajamos para que algunos los reciban y disfruten de ellos, para que ese selecto club sí sepa lo que es vivir, no sobrevivir.

Ellos conocen de cultura, gozan de conocimientos y si no los tienen los compran; comen bien, no pasan frío, no se preocupan de canaletas ni alcantarillas tapadas; compran ropa que a veces ni siquiera usan porque antes pasó de moda; viajan, tienen tiempo para mirar el horizonte y sentir satisfacción.

¿Son mejores que nosotros? ¿Saben más? ¿Se lo merecen? Algunos, sólo algunos. La mayoría disfrutan de esa vida gracias al trabajo, sudor y sufrimientos que millones entregamos cada día.

Me dirán resentida y digo, sí, resentida. Resentida, porque siento y entiendo esa rabia que muestran los rostros de jóvenes que no respetan nada. Para ellos el dueño de un quiosco es parte de un sistema que oprime; para ellos yo y usted, lector, somos privilegiados de un sistema excluyente.

Entiendo y veo el cansancio de esas mujeres y hombres que en tropel pelean un lugar en el Transantiago o en el Metro; que cierran sus ojos al anciano, a la embarazada o al lisiado, para no dar el asiento.

El país emergente, de la OCDE, este país que construimos se basa en la injusticia, en la exclusión, en el abuso sin nombre que sufrió Marcos Cuadra. Algo pasa y no queremos ver.

Cuando esa rabia estalle ¿Quién se hará cargo? ¿Serán suficientes las policías?
¿Volverán los poderosos a llamar a los cuarteles? ¿De verdad el ser humano es el único ser que tropieza de nuevo con las mismas piedras?

Marcos Cuadra, ojalá tu sacrificio, dolor, impotencia, rabia no sigan golpeando a los que cada mañana, cada duro día, salimos de nuestros hogares para tratar de dar a los seres que amamos una vida algo más digna.

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  • Pedro Pagliai

    Opino que el error que existe está en la creencia de que el sacrificio es la manera de cambiar las cosas. No hay nada más insano que el sacrificarse por alguien, torturarse por lograr las metas porque sacrificio implica el deseo de sentirse sin valor para llegar a lo que deseas por lo cual debes llegar a decisiones extremas para lograr algo que nadie te dará, salvo tu propia percepción. ¿en qué se basa tu percepción? ¿en los indicadores de un ranking de OCDE? ¿en el temor de que los poderosos llamen a los cuarteles? Si es así, la respuesta está dada en la pregunta: tropezaremos con la misma piedra.

    No empatizo con el sufrimiento de aquellos que se pelean en el metro por susbsistir, sino que los invito a examinar lo que creen. Si tenemos miedo, no esperamos otra realidad que la basada en el miedo. Pero de que sirve el miedo, sirve para orientarnos en aquello que es propicio para nosotros y el resto, sin distinción y no para atentar contra nosotros mismos

    Me parece adecuado el título. Algo pasa y no queremos ver. Estamos frente a nuestra propia sombra, a nuestro propio miedo e ideas inconfesables que se reprimen en un artículo que enaltece el sacrificio, ese valor que trastoca todo sentido de valor personal, porque es el individuo el lugar donde residen el cambio más drástico que la autora anhela. Pero ahí falla, según mi opinión, proyectando la propia indecisión, pero que es la propia necesidad de decirles a todo el mundo cuántos nos ama, cuánto ella haría porque no se peleen en las micros, o desear que el amor inunde el corazón de quienes dirigen este mundo. Es eso, según mi creencia.

  • Mario Pasten

    Pedro, pareces que tú no ves la realidad de millones de chilenos que salimos a las calles para desplazarnos, llegar a nuestros lugares de trabajo y ganarnos el sueldo mensual , para que desaparezca en las cajas de las grandes tiendas y el retail. Somos el tercer país a nivel mundial que trabaja más horas, siendo que podriamos producir lo mismo incluso más, si lo hiciéramos con menos horas.Son dos horas de desplazamiento de nuestros hogares a nuestras fuentes laborales, más la hora de colación, son 12 horas y más que las que utilizamos para prepararnos,desplazarnos y trabajar¿Quién tiene una vida digna con esos niveles de stress? Poniéndole un ingrediente extra, que es el acoso laboral. Quizás que nivel de angustia y desesperación se apoderó de este joven padre, para hacer lo que hizo.

    • Pedro Pagliai

      Compartimos percepciones, no realidades. Yo compartía la percepción que me describes, porque pensaba que tenía que sacrificarme por el pan de cada día. Qué mal me sentía. Por eso mi respuesta concuerda con lo que describes, sobre tus creencias sólo justificas tu desánimo y me das el ranking y nuevamente lo mismo: culpamos a todos por lo que le sucedió al Señor Cuadra, pero “yo soy inocente”. Eso es falso. Si crees que no tienes la capacidad de decidir, entonces ya sabes qué interminable será el malestar de compartir el transporte público con otras personas que seguramente creen lo mismo que tú y pero aun así se justifican. Insisto, no somos capaces de ver la realidad, somos capaces de percibir según nuestras creencias.

      Son apropiadas las preguntas qué haces, entonces si estás llenos de preguntas y dudas, debes responderlas, tal como la respondió el señor Cuadra dentro de sus propios parámetros o yo mismo para compartir mi opinión.

  • Rolando Lara

    Pensar que para llegar a una desicion tan drastica la persona tiene que perder la conciencia, y esto se debe a un sistema que solo ve como camino a la realizacion personal un bienestar economico, donde los valores son un escollo en la productividad,
    Todos los dias se violenta a la clase obrera, para tomar un transporte tienes que actuar como animal, y la furia se descarga con los trabajadores del transporte cara visible de un sistema que a los unicos que beneficia es a los dueños del transporte

    • Pedro Pagliai

      Frente a tu opinión mi pregunta es: ¿ no tengo opción de realización personal más allá del bienestar económico ?

      Soy usuario de metro en horario peak, mañana y tarde y percibo que no hay nadie como tal llamado “el que atenta contra la clase obrera” para que sea razón de andar como animales (como si no lo fuéramos, aun con “consciencia”) Opino que si seguimos culpando a alguien de las penurias de nosotros mismos, no habrá una forma más compasiva de andar en el transporte público. Simple.