Somos personas unicas y diferentes, pensamos, sentimos y valoramos de distintas maneras, a nuestra forma, a nuestro modo, de acuerdo a nuestras realidades actuales y pasadas. Nuestra actitud frente a diversos temas es según las diversas condiciones económicas, sociales y culturales que tenemos y que hayamos tenido, según, entre otros, el colegio al que fuimos, la estructura familiar que tuvimos y los amigos a quienes frecuentamos.
Ademas de lo anterior, en nuestras vidas son diversos los sistemas en los que nos desenvolvemos: familia, trabajo, amigos, y si bien en cada uno de ellos tenemos actitudes y conductas distintas, acorde con nuestros roles, seguimos siendo la misma persona.
Esa que tiene aptitudes y conocimientos técnicos para desarrollar sus tareas laborales es la misma que llega a casa con su familia o comparte con un grupo de amigos, no cambia, es la misma. Las alegrías que se generan en un sistema nos acompañan a los demás, al igual que las penas, no podemos dejarlas, es ilógico creer que no afectarán nuestro desempeño (de forma positiva o negativa).
No podemos ni debemos intentar dejar nuestras emociones en cada sistema, creyendo que ellas se quedarán ahí, porque no lo harán y al intentarlo nos podemos arriesgar a caer en estados de frustración y stress.
Somos personas racionales, que llegamos a una organización por las competencias técnicas que poseemos, calificamos para ello, pero también somos personas emocionales, con distintas vidas, distintas realidades fuera de la institución en donde trabajamos.
Todo lo anterior explica que tengamos diferentes posturas frente a las reformas que estamos enfrentando hoy como país, posturas validas, propias de una sociedad diversa que debe enfrentar cambios si quiere ser desarrollada, moderna, pero por sobre todo justa.
Ahora bien, existen dos elementos importantes a considerar y en los que debemos consensuar.
El primero es que el actual sistema país necesita una reforma, un cambio, los niveles de desigualdad de vida no pueden seguir, porque así no se avanza.
No es justo que los hijos de las familias pobres estén condenados a ser pobres sólo por haber nacido, no es justo (y aunque suene cruel es cierto) que un niño enfermo de cáncer pobre muera por no tener recursos para financiar su trasplante de médula (no solo en la educación existen desigualdades e injusticias.
Si usted considera que el país está bien, entonces no se moleste en seguir leyendo, su estructura de principios y valores mínimos no están en sintonía con el Chile actual.(Ojo que derecha e izquierda están de acuerdo en que se necesita un cambio)
El segundo elemento a considerar es que somos un país con un Estado de Derecho Democrático, que tiene definido por la Constitución y las leyes, que la forma de elegir a su presidente es por votación voluntaria y que ese proceso se respeta, por lo que aunque usted no haya votado por la actual presidenta, debe respetar la implementación de su programa, podrá tener diferencias, pero debe respetar lo que eligió la mayoría de sus compatriotas.
A mayor y mejor información, las decisiones que tomemos también serán mejores, entonces no se deje influenciar por las opiniones que hoy circulan, hágase su propia impresión de las reformas, porque aunque seamos diferentes, tenemos la obligación de hacerlo si queremos ser una sociedad mejor.
San Alberto Hurtado citó en su libro “Humanismo social” a San Agustín,“decís que los tiempos son malos, sed vosotros mejores y los tiempos serán mejores: vosotros sois el tiempo”.