La inscripción de los Derechos de Agua con fines especulativos es una de las peores herencias de la dictadura a la economía familiar campesina y las comunidades indígenas.
El negocio generado en este ámbito, separando con fines mercantiles los derechos sobre la tierra de los de las aguas, ha tenido como consecuencia el aumento de la pobreza en el mundo rural y ya ha afectado seriamente la paz social al engendrar un sordo resentimiento en las regiones más afectadas, donde este artilugio legal empuja el aumento de la inmigración a las ciudades, provocando desarraigo y desencanto, como manifestaciones visibles del incremento de la desigualdad.
De manera que abordar este espinudo tema, como lo plantea el reciente mensaje presidencial del 21 de Mayo, es una tarea prioritaria. En efecto, modificar el Código de Aguas y establecer que los recursos hídricos son un bien de uso público será
recibido como un alivio por amplísimos sectores.
En el gobierno del ex Presidente Frei se presentó una modificación al Código de Aguas que la derecha rechazó con furia. Sus estrategas apostaron a la especulación y no al desarrollo productivo. Ahora, inicialmente también se advierte una actitud de fuerte oposición.
Sin embargo, esta es una materia esencial para el futuro de Chile que no debiese ser tratada con anteojeras o con exclusivos cálculos de corto plazo. Hay que aceptar que en Chile hay una fuerte ineficiencia en el uso y cuidado de nuestras aguas.
Mientras la desertificacion avanza los caudales de los ríos se pierden en el mar a escasos kilómetros de comunas áridas y empobrecidas por la falta de riego y la escasez de agua.
El marco legal actual está literalmente agotado y el volumen de las inversiones esta lejos de lo que se necesita. Asimismo, la institucionalidad sectorial está atrasada, separada y carece de fuerza para el desafío que se ha configurado.
En mi opinión, difícilmente sería peor la performance del Estado en este tema esencial, multisectorial e interdisciplinario.De manera que, como la esperanza es lo último que se pierde, espero que ahora sí se tome esta oportunidad para reformar este sector e instalar una nueva perspectiva que haga germinar una mentalidad acorde con un criterio de desarrollo sustentable en el uso, disfrute y cuidado de nuestras aguas.
Ello nos permitirá aumentar la producción de alimentos en el campo, detener el avance del desierto, aumentar la capacidad industrial y de consumo humano, con el propósito de ser mejores como país y vivir con la dignidad necesaria que cada familia requiere.