Es manifiesta la indignación ciudadana, por el trato que da el estado a la educación de sus hijos.
Mala calidad para los más pobres, alto costo para los presupuestos familiares de los sectores medios y medios bajos. Es decir la inmensa mayoría de la población.
El rechazo de los chilenos al sistema imperante es evidente. El Vicepresidente de Renovación Nacional, Manuel José Ossandón, alcalde de Puente Alto (600 mil habitantes) lo describe en forma escalofriante: “…este país se ha transformado en un país ultra clasista, que tiene dos mundos totalmente distintos…”
Cuando empezó el movimiento estudiantil a plantear sus reivindicaciones, fueron criminalizados por el ministro de educación y el alcalde santiago, entre otras autoridades.
La causa: algunos actos violentos en las tomas. Pero ese no era el fondo del problema, sin embargo se trataba de fabricarles mala prensa a los jóvenes reclamantes. Así fue creciendo el descontento ante la ausencia de respuestas claras, precisas, con manejo político y liderazgo maduro. Como sentarse a conversar sin dobleces ni ambigüedades.
Los estudiantes salieron a la calle una y otra vez. Se unieron bajo las banderas de reclamo multitudinario en Santiago y en todo Chile, en forma activa y al mismo tiempo convocante.
Padres y apoderados, junto a los abuelos, acompañaron a sus hijos, sus pupilos y nietos en las marchas, tratando de abrirle los ojos a la clase política.
Frente al aumento de la delincuencia, que se traduce en inseguridad ciudadana, “los responsables son los estudiantes, que distraen a la policía”, nos dice el gobierno. La mezcla resultó un fiasco porque hasta las huestes oficialistas discreparon del subsecretario del interior.
Esta sucesión de yerros aparentes, donde subyace la ideología del sordo y ciego, es extremadamente peligrosa.
Los políticos que tienen el poder, deberían escuchar a uno de sus pares.
Las autoridades de gobierno deberían oír a uno de los suyos, que a manera de clamor dice:”… la gente se siente abusada, sin esperanza, y hay un sector de la sociedad que tiene muchas oportunidades y otro que no…” (Alcalde de Puente Alto).
Y para darle un giro a esa realidad, existe la política, el arte de gobernar…a favor de la gente, de las grandes mayorías.