A propósito del “paso al costado” de Peirano se ha abierto una sarta de alocuciones que tienden a debilitar con rapidez el triunfo popular de diciembre, el movimiento estudiantil, los pilares de la democracia representativa y el futuro gobierno de Michelle Bachelet.
Se trata de impedir que se cumpla, a partir de marzo, el programa aprobado por la gente.
Las alocuciones provienen de la prensa escrita, más de El Mercurio, de la televisión, más de la CNN, de la derecha piñerista, de adláteres del derrotado candidato Velasco (por ejemplo Brunner) y de altos representantes de la democracia cristiana (por ejemplo Mariana Aylwin y Andrés Zaldívar).
Se supone que el “paso al costado” de la Sra.Peirano se debió a la presión que ejercieron para “pasarla al costado” los dirigentes estudiantiles y sectores adultos que creyeron que debería aplicarse en el próximo gobierno el programa educacional prometido a la ciudadanía.
La reacción de la reacción ha ido in crescendo.
“El programa no puede ser un dogma” han dicho los partidarios del dogma de la educación de libre mercado que lucra con dineros fiscales, por ejemplo Brunner.
“Los estudiantes presionan y se están transformando en gobernantes, le han doblado la mano a Michelle Bachelet” dicen otros.
“Estudiantes y algunos dirigentes actúan a veces de manera caprichosa (¡) y buscan imponer su visión por la fuerza” (¡) ha dicho el diputado UDI señor Ernesto Silva (El Mercurio del 9 de febrero).
Vamos viendo.
En 2011, un amplio y decidido movimiento social encabezado por dirigentes universitarios golpeó ideológicamente al país y puso en cuestión los pilares en que se había edificado el sistema educacional chileno entre los años 1973 y 2011, es decir durante 38 años.
Fue tan amplia y decisiva esa movilización social que sus dirigentes fueron destacados no sólo en Chile sino en América Latina, Europa y los EEUU.
Los fundamentos del programa del nuevo movimiento social fue apoyado por la inmensa mayoría ciudadana.
El gobierno de Piñera desoyó y reprimió el movimiento estudiantil. Los medios de comunicación, especialmente la TV, lo desprestigiaron identificándolo con violentistas encapuchados, no pocas veces infiltrado por la fuerza pública.
Los sectores “moderados” de la oposición de centro (que estaban golpeados por la opinión pública, eran desoídos por la ciudadanía y veían desmoronarse la franja concertacionista, apoyada en ese instante por menos del 20 por ciento de reiterados encuestados) hablaban que tomaban nota de lo que estaba sucediendo en las calles y que ellos verían qué hacer, luego, desde su poder en el Congreso.
La ex Presidenta de la República, que estaba en la ONU –lo supimos al año siguiente, cuando aceptó ser candidata nuevamente – fue sensible al movimiento social, declaró reiteradamente que “el país cambió” (en relación a lo que había sido bajo su gobierno) y después de algunos titubeos se mostró en campaña, en el triunfo y después del triunfo como una abierta partidaria del fin del lucro y de la educación gratuita.
Su programa de educación ganó lejos en las primarias de la Nueva Mayoría, donde fueron derrotadas, en este aspecto, las candidaturas de Velasco-Brunner y de Orrego-Mariana Aylwin y Andrés Zaldívar.
Y su programa de gobierno, que incluía claramente la educación gratuita, fue finalmente apoyado (mandatado) por casi el 63 por ciento de la ciudadanía.
Ese programa, con un respaldo inédito en la historia de Chile, es “el dogma” al que se oponen todos los sectores reaccionarios, partidarios y usuarios con ventaja del dogma del bien de consumo educativo que se vende en nuestra sociedad. Una minoría recalcitrante y poderosa de la derecha y de parte de la Nueva Mayoría, que desconoce (no es primera vez) el mandato ciudadano.
Ante su ofensiva no podemos permanecer mudos. Tampoco pueden hacerlo los mandatarios, Eyzaguirre en primer lugar.Los mandantes estamos esperando que hable el futuro ministro de Educación.
Resulta vergonzoso que personeros que han vuelto al gobierno aliados al movimiento social que nuevamente los encumbró, porque eligió a Bachelet, tomen distancia ahora de sus jóvenes salvadores calificándolos nuevamente de peligrosos extremistas.