Cada vez que llegamos a fin de año se torna un tema repetido, como cuándo discutimos el reajuste del salario mínimo, el presupuesto fiscal del próximo año y el famoso aguinaldo de navidad. Con el último punto, muchas empresas caen en una eterna discusión preguntándose ¿le damos a los trabajadores aguinaldo? ¿Cuánto podemos dar?Convirtiéndose en una complicación, más que un beneficio.
Las grandes empresas tienen la capacidad y la obligación de tener beneficios remunerados hacia sus trabajadores, son fechas que los colaboradores requieren una ayuda adicional por ende necesitan ese “empujoncito” para contribuir en las festividades del consumismo, masificadas en gran parte de ellas por los medios de comunicación y el empresariado.
El problema radica en las Pymes, donde una gran cantidad de ellas no tienen el grado de amplitud para entregar estos beneficios, tanto en dinero o especies. La realidad de distintas empresas son muy diferentes, un claro ejemplo es el bono de las mineras donde sus trabajadores reciben millones, condición prohibitiva para la mayoría de las compañías.
De todas formas siempre algo se tiene que hacer, ya que son los trabajadores quienes mueven las empresas y se merecen un reconocimiento, sea remunerado o de otras formas, cómo realizar una grata actividad entre todos los miembros pertenecientes a las compañías, donde es muy importante que en estas ocasiones estén presentes la plana ejecutiva y los dueños para así incrementar la idealización del colaborador.
Otras alternativas que tienen las empresas para retribuir el esfuerzo del trabajador en estas festividades, son paseos, regalos o simplemente una actividad recreativa que pueden disfrutar con sus familias, donde en muchas ocasiones se complementa con una caja de mercadería.
El trabajador valora en gran medida estas actitudes de parte de sus jefes, muchas veces es más importante un gesto demostrativo que un beneficio entregado que después se olvida en el tiempo.