Mientras el gobierno sigue anunciando la construcción de nuevos hospitales en todo el país, la pregunta que muchos técnicos se hacen es con qué especialistas los va a hacer funcionar.El déficit existente de casi 1.500 médicos especialistas, en casi todas las áreas, amenaza transformar estos centros hospitalarios de moderna tecnología en cascarones vacíos .
El ministerio de Salud del presente gobierno ha realizado grandes esfuerzos para mejorar la capacidad formadora , aumentando el número de becas y abriendo nuevas plazas de formación de especialistas en distintos hospitales públicos. Sin embargo, este esfuerzo no ha logrado cerrar la brecha que amenaza con comprometer los índices de atención en salud, que han hecho de Chile un líder en América Latina.
Uno de los problemas en cumplir con las expectativas y demandas de la población está en los limitados recursos formadores de la universidades tradicionales.
Asimismo, las nuevas facultades de medicina se ven limitadas en contribuir a la capacidad formadora por las altas exigencias de acreditación y la falta de campos clínicos propios en los hospitales públicos. Este tema ha sido ampliamente debatido por ASOFAMECH (Asociación de Facultades de Medicina), e instituciones como las sociedades científicas, pero las propuestas de solución a los problemas no van más allá de los buenos deseos.
La próxima presidenta tendrá un duro desafío para terminar con las inequidades en la calidad de la atención médica y su ministerio de Salud tendrá que desarrollar una política coherente y audaz, que, respetando la calidad en la formación, incorpore a nuevos actores en el área formadora.
El modelo español para la formación médica especializada, implantado sobre un Sistema Nacional de Salud, ha dado resultados, en su mayoría, positivos.Este sistema conocido como MIR tiene más de 40 años de funcionamiento y ha sido bien evaluado en la Unión Europea.
Chile, sin renunciar al rol que pueden jugar las universidades, debiera explorar este y otros modelos que le den un rol más activo a los servicios hospitalarios de calidad.
Es en estos centros, por lo demás, donde la mayoría de las universidades desarrollan sus programas de formación.
De esta manera, con los nuevos programas se podría aumentar el número de cupos en las distintas especialidades y en un plazo de 3 a 4 años cerrar la brecha que tiene a la población chilena en pie de guerra y amenaza con boicotear los esfuerzos que se han hecho con programas nacionales exitosos como el AUGE.