La jornada del domingo arrojó más de alguna sorpresa, incluso para los expertos electorales.Las encuestas fueron puestas a prueba, y sobre todo la cantidad de votantes en un universo electoral de 13,5 millones de ciudadanos. La mitad decidió marginarse del proceso democrático haciendo uso legítimo del voto voluntario.
Las conclusiones al respecto son varias. Unos no votaron por comodidad, otros concluyeron que cualquier resultado no cambia su situación personal y habrá unos cuantos que no están ni ahí con las elecciones porque todos los políticos son iguales.
Los candidatos más radicales no tienen gran arraigo en la población y no son representativos, más allá de los argumentos de campaña.
La concentración de votos de Bachelet, Matthei, Marco Enríquez y Parisi, están mostrando una tendencia. Es claro que las posiciones conservadoras tienen escaso respaldo en la población, y ese será un dato para la segunda vuelta, en que competirán dos mujeres.
La esperanza de Matthei, está puesta en el centro, no se sabe con qué discurso.Desde la misma derecha se asume el fracaso de tratar de ningunear a Bachelet. Tratarla de “esta señora”, “ella” y candidata de la “Concertación y del partido comunista”, no resulta rentable, advierte Ossandon, senador electo.
En cuanto a Bachelet, su discurso de una nueva constitución, reforma tributaria, fin al lucro y gratuidad en la educación, no parece posible cambiarlo por otro, dado que ha sido clave para la obtención del 47% de la votación.
Todo parece indicar que tendrán que sacar de la cama a un buen número de electores remolones para que el 15 de diciembre, voten.
Si bien Bachelet ganó en todas las regiones del país, sus estrategas tendrán que examinar con lupa la votación de la Región Metropolitana, donde obtuvo 41,54%.Los candidatos al senado de la Nueva Mayoría obtienen 41,87% Santiago oriente y en Santiago poniente 49,03%. Aquí es donde está la mayor concentración de electores del país. Y el norte del país donde los números no son de los mejores, en contraste con el sur del 27F.
Los electores de MEO deberán decidirse entre Bachelet y Mathei, o simplemente abstenerse, con el riesgo de favorecer a la abanderada conservadora.Y los de Parisi, ya recibieron el mensaje de su candidato. Matthei, es “mala” y el no irá a votar.
En medio de estos resultados y proyecciones, está la derrota no registrada por el Servicio electoral. El fracaso de Sebastián Piñera al apostar sus fichas a Laurence Golborne, para aplastar a uno de sus críticos fraternales, Manuel José Ossandon.
La adversidad para el jefe de estado, también se dio en Santiago poniente, donde abrigaba la esperanza de sepultar las aspiraciones presidenciales de Andrés Allamand, que vuelve al senado en gloria y majestad.
En suma, el triunfo de Bachelet fue insuficiente para alzarse con el triunfo definitivo y ella tiene el desafío de asumir el liderazgo que la conduzca a la primera magistratura en segunda vuelta.
Matthei enfrenta un camino cuesta arriba, con una UDI, dañada electoralmente y con posturas radicales, a las que le será muy difícil renunciar, para acercarse al electorado de centro, donde estaría la mina de la fortuna, según lo expresó al agradecer a sus partidarios el 25% de apoyo alcanzado en la primera vuelta.
El 15 de diciembre se escribirá la verdad definitiva, acerca de los 4 años futuros.