La crisis de la basura ya no sólo se ha tornado un problema estético para la ciudad de Valparaíso, ha pasado a ser un peligro para la salud de los porteños.Hace semanas que comenzó la paralización de los trabajadores municipales y recién ayer se ha decretado alerta sanitaria por parte del ministerio de Salud.
Vimos las disputas por declarar o no la alerta sanitaria con la crisis sanitaria que se evidencia a simple vista en las calles del puerto. Pero mientras ello ocurre, las toneladas de basura continúan esparcidas en cerros, quebradas y plan de la ciudad, sin que se hayan tomado reales medidas de emergencia.
No quiero cargar la mano a autoridades locales respecto a un conflicto nacional que no ha sabido ser manejado de manera correcta por el actual Gobierno.
Es increíble la ineficacia del autollamado “gobierno de los mejores” para abordar las legítimas demandas y movilizaciones de actores sociales y trabajadores. Una ineficacia que ha perjudicado a todos los chilenos, como ocurriera anteriormente con el paro del Registro Civil y ahora con el de funcionarios municipales.
Sin embargo, resulta inconcebible que una ciudad que vive del turismo no tenga planes de contingencia para situaciones que ya han ocurrido anteriormente en esta fecha, donde se acostumbra a movilizar el sector municipal.
Más aún, resulta grave que no se contemple esta situación en víspera de verano, fecha en que lamentablemente nuestra ciudad, acostumbra a ser víctima de incendios forestales producto del mal manejo de limpieza en quebradas.
Esta “crisis de la basura” nos debiera llevar a generar un plan estratégico que busque soluciones de fondo al drama que desde hace años vive la ciudad en el tema de aseo y limpieza.Un plan que involucre esfuerzos compartidos entre autoridades, vecinos, comercio y establecimientos educacionales.
Por lo pronto, hago un llamado al Gobierno central para que no sea tozudo y negocie con los trabajadores municipales, en conciencia de que somos millones los chilenos expuestos a una situación de emergencia, situación que incluso pudiera perturbar el normal desarrollo del próximo plebiscito.