Las últimas encuestas, incluidas aquella que administra el gobierno para su análisis interno, entregaban un diagnóstico inequívoco : Matthei está estancada, muy lejana ya a Bachelet, y a pocos puntos de Parisi que podía arrebatarle el segundo lugar y con ello provocar a la derecha una derrota histórica de la cual sería muy difícil recuperarse en el breve tiempo.
Matthei se sintonizó inmediatamente con este nuevo clima y dejó cualquier compromiso territorial y de campaña para concentrarse en lo que mejor saber hacer en política, prepararse para enfrentar a su adversario con un dossier de irregularidades bajo el brazo.
Evelyn, acostumbrada a hacer política en el conflicto y la maniobra más que en el diálogo y el debate de ideas, trazó con sus asesores más cercanos un plan que Hernán Larraín Matte graficó como “ir por Parisi hasta liquidarlo y sacarlo de competencia” y con ello recuperar el dinamismo de una campaña a la deriva e intentar entusiasmar a los parlamentarios y dirigentes de los partidos con la presidencial.
El razonamiento fue simplista, demostración de que en el equipo de Matthei no hay grandes estrategas políticos que miren los efectos de sus acciones.Si no se sube en las encuestas, los parlamentarios se desentenderán de la campaña presidencial para no perjudicar las propias.
Si se da un golpe de efecto contra Parisi eso desarticula al adversario real, da cobertura mediática, une a la derecha y muestra una candidata decidida, fuerte, que se enfrenta a favor de los abusados de los negocios del otro candidato de la derecha y con ello se reposiciona en el escenario electoral.
El resultado fue que efectivamente las denuncias y la polémica abierta por Matthei han causado un daño en la imagen y credibilidad de Franco Parisi lo que es natural y grave cuando se trata de un candidato sin partido, sin territorio social, con débiles apoyos de los que cuentan y un liderazgo construido sobre todo a través de la comunicación televisiva.
Una candidatura feble, como la de Parisi, pero que en el clima de apatía y desconfianza hacia la política y los políticos, ha crecido al punto de inquietar a la derecha orgánica, es fuertemente vulnerable a la denuncias mediáticas justamente porque su origen y ADN es solo y puramente mediático.
Sin embargo, el análisis de Matthei y los asesores que decidieron la estrategia fue lineal, no abordaron la complejidad en que se encuentra la derecha.
Primero, porque Matthei se ve involucrada en una trifulca por el segundo lugar que daña profundamente su imagen cuando se le recuerda su tortuoso pasado político que ella pretendía que pasara lo más inadvertido posible en la campaña.
Eso revive odios y rencillas internas en la Alianza y el barro de la polémica con Parisi termina con ensuciarla a ella misma y desnaturalizar el objetivo de la campaña que debiera estar enfocada en competir con Bachelet mostrando los logros del gobierno Piñera que estando sobre el 30% de adhesión ciudadana le permitía a la candidata tener un horizonte de crecimiento claro muy superior al 23% que le asignan hoy las encuestas.
Dedicar una semana, cuando faltan veinte días para la elección, a enfrentar una guerra sin cuartel con un aparecido como Parisi y dejar de lado la campaña territorial, el programa, el apoyo a los parlamentarios, es casi suicida. Es todo tan ridículo que Matthei ha terminado peleando en estos días con Franco, con Antonino, convertido por Evelyn en un personaje de esta campaña presidencial, y hasta con el asesor comunicacional del candidato.
¿Han pensado los estrategas de Matthei en cuán importante es para los candidatos a parlamentarios de la derecha que la votación que moviliza Parisi, que no tiene candidatos parlamentarios propios, sea canalizada a sus candidaturas y no en otra dirección? Da la impresión que no, que Matthei ha pensado solo en ella al lanzar esta ofensiva de los dossiers.
Segundo, porque si se cumpliese el diseño trazado por Joaquín Lavín y Hernán Larraín Matte, que al parecer juega un rol muy parecido al de Antonino en la campaña de Parisi, y el candidato Parisi se desmoronara y tuviera que retirarse de la competencia electoral, lo claro es que Matthei, aún asegurándose el segundo lugar, recibiría una cantidad ínfima de estos votos que se distribuirían en diversas candidaturas y también, como voto de castigo contra Matthei, en la de Bachelet permitiendo que la candidata de la Nueva Mayoría se distancie aún más y ,tal vez, con ese aporte, asegurar su victoria en primera vuelta.
Es decir lograrían, con esta estrategia, solo posicionarse, alguien diría por secretaría, en el segundo lugar, pero de ninguna manera entusiasmar a una derecha que queda huérfana de liderazgo presidencial y ello, sin duda, afecta la elegibilidad parlamentaria de la derecha que puede ser el efecto más complejo de esta estrategia poco pensada de Matthei y sus asesores.
Tercero, porque si Parisi no cae, y todo indica que aún quedando herido de un ala sobrevivirá y seguirá en competencia, y hubiera segunda vuelta, no hay duda que la votación de Parisi o no concurriría a votar o votaría, como lo han dicho los Parisi en estos días, por Bachelet lo que aumentaría aún más el caudal electoral de la candidata de Nueva Mayoría provocando, también en ese escenario, una derrota histórica a la derecha y la salida de Matthei definitivamente del escenario político.
Mi opinión es que la desesperación en que cayó Matthei y sus asesores al ver las encuestas los hizo perder el foco. No existe posibilidad que Parisi aventaje a Matthei por una razón muy simple: porque mal que vaya, y le irá mas mal de lo previsto, la candidata de la derecha, con candidaturas parlamentarias y estructuras partidistas en todo Chile, estará entre el 26 y el 30%, cifra inalcanzable para el impetuoso Franco y su hermano Antonino.
Sin embargo, el clima de odiosidad y de polémica que Matthei sembró puede perseguirla hasta el final de la campaña.
Sobre todo si se cumpliera el objetivo anunciado por su estratega Larraín Matte “ ya liquidamos a Parisi, ahora vamos con todo contra Bachelet” porque la candidata de la Nueva Mayoría , fuertemente posicionada en un sólido primer lugar, por carácter y sensibilidad no entrará jamás en diatribas y polémicas y se dedicará, ya a partir de este domingo, a entregar y difundir el conjunto de su programa y a continuar con su impresionante recorrido territorial por el país que es cada día más masivo y entusiasmante.
En los últimos días de esta campaña, Bachelet se dedicará a las ideas fuerza de su propuesta al país, probablemente a mejorar su presencia en televisión que ha sido más reducida que la de los demás candidatos y a los grandes actos de clausura de campaña que se preparan en diversos lugares.
Tiene una Nueva Mayoría y un plantel de candidatos parlamentarios fuertemente unidos y sintonizados con su imagen y sus ideas, y ello es definitorio en una contienda como esta.
Michelle tiene posibilidades ciertas de ganar en primera vuelta, pero debe afinar su discurso de los últimos días para llegar a los segmentos que aún están indecisos y a los temas que les preocupan.
Enríquez Ominami seguirá luchado con Parisi por el tercer lugar, peligrando incluso que si votan apreciablemente jóvenes que no han sufragado anteriormente, Claude, aún desdibujado en las últimas semanas, pueda acercarse a la adhesión que hasta ahora le entregan las encuestas al candidato del PRO y que representan un tercio del obtenido el 2009.