Sin ser católico debo confesar que el actual Papa Francisco me ha entregado grandes enseñanzas.Cada acto que él realiza es publicado en los medios de comunicación porque al parecer ha hecho realidad la prédica con la acción, lo cual sin duda es importante resaltar. Creo que para todos nosotros es fácil decir cosas o predicar con pensamientos, pero llevarlos a la realidad es lo más difícil.
Algunos actos realizados por el Sumo Pontífice me hicieron ver que como empresarios hemos olvidado algunos atributos que debemos aplicar en nuestro trabajo diario, como son: la sencillez, escuchar, cercanía, austeridad y valentía.
Sin duda el verbo hacer es crucial para que el pastor pueda tener olor a oveja. Se me viene a la mente mi padre, quien a veces se vestía de overol para arreglar sus propias máquinas y trabajaba con esa tenida todo el día o cuando sufrimos una crisis de limpieza dentro de la fábrica, él entraba con una pala y una escoba para barrer con los papeles que encontraba en el suelo.
Acciones que servirían como ejemplo para que todos sintieran que eran parte de esa familia llamada empresa.
Me llamó la atención como en pleno recorrido por la zona de Copacabana, su Santidad se asomó al Papamóvil y estiró el brazo para alcanzar un mate que le ofreció un peregrino.En un acto común y de extrema sencillez, ante los ojos de millones de personas que lo observaron, el Papa no dudó un instante y bebió la infusión típica Argentina.
¿Hace cuánto tiempo que no nos tomamos un café con los trabajadores de planta, con alguien de producción o con quien barre la empresa?
Hace unas semanas entablé una conversación con un mozo (al cual conozco desde hace muchos años) en una actividad, estábamos solos pues había llegado temprano y por lo mismo aprovechamos la oportunidad para hablar sobre los cambios que se produjeron en la empresa en el último tiempo.
Me sorprendió cuando me comentó sobre una acción fuera de lo común por parte de su nuevo jefe. Me dijo que todos los presidentes anteriores jamás hablaban con los mozos, pero el actual director cambió el paradigma, un día a primera hora de la mañana le pidió un café, lo hizo sentarse, tomarse otro café con él para acompañarlo y conversar, algo que nunca en todos sus años de servicio le había pasado.
Imagínense el cambio en la actitud de aquella persona para ir a trabajar en los días siguientes, ahora sabe que lo están escuchando y que es una persona valiosa como los somos todos.
Sin duda es importante crear lazos, acercarse a nuestros empleados y conocer sus necesidades, tal como lo ha demostrado en sus gestos el primer pontífice latinoamericano, todos vimos cuando se quitó el solideo (el gorro de seda que lleva en la coronilla) y lo intercambió con el que le arrojó un peregrino.
También el hecho de cargar su propio maletín es un ejemplo de austeridad y de normalidad, según las palabras del Papa ese acto es algo normal. “Debemos de ser normales. Debemos de estar acostumbrados a ser normales”. Por lo mismo espero que no se nos suban los humos a la cabeza cuando tengamos algo de éxito.
La última lección es que debemos ser valientes, no tenerle miedo a la crítica, ni a las manifestaciones en contra ni a favor. Francisco llamó a los jóvenes en su último discurso a ser revolucionarios, que naden contra corriente y que sean rebeldes,“que os rebeléis contra esta cultura que lo ve todo como temporal y que últimamente piensa que sois incapaces de ser responsables”.
A veces me sorprende la actitud neutra que tenemos muchos de los empresarios frente a problemas de la sociedad. Deberíamos manifestar nuestras inquietudes frente a ese tipo de circunstancias, siempre que lo hagamos con respeto y con argumentos.
De esta manera creo que debemos trabajar en un principio el cambio desde nuestras propias empresas, ser siempre un ejemplo para nuestros pares y empleados, pues la vida laboral es la que consume nuestra mayor parte de tiempo. Sin duda somos y nos definimos desde lo que hacemos o dejamos de hacer.