“¿Qué pasaría si una niña pequeña queda embarazada producto de una violación?” Es una pregunta que nos pone en uno de los escenarios más macabros a la hora de pensar y evaluar los debates sobre la despenalización del aborto. En estos días esa pregunta se hizo carne a nivel social al hacerse público el caso de Belén, una niña abusada desde sus 9 años y embarazada ahora a sus 11.
Este caso es estremecedor, por lo horroroso y brutal.Ya es tremendo saber que una niña pequeña ha sido sometida a relaciones sexuales adultas.Aumenta el horror saber que el perpetrador es su padrastro. El que haya quedado embarazada es la culminación de este escenario macabro.
Una niña de 11 años es eso, una niña. Y en este caso, una niña totalmente desprotegida. Padre absolutamente ausente (del cual nadie habla), padrastro abusador, madre negligente. Un escenario ideal para estos abusos inhumanos.
He leído en las redes sociales comentarios llenos de ignorancia reflejando una no menor porción de opiniones que abundan entre nosotros. Hay quienes piensan que si la niña menstrúa y su cuerpo se embaraza, entonces está apta para la maternidad. Ergo, “ya no deberíamos hablar de una niña”.
Las declaraciones lamentables de la madre, plantean lecturas muy comunes de hacer en los casos de abusos: “fue una relación consentida”, “ella no es tan niña”.Comentarios que simplemente reflejan lo arraigado de nuestro machismo y lo impíos que somos al tratar a las mujeres vulneradas. Porque este caso, entre muchas cosas con las cuales nos abofetea, nos golpea con lo peor del machismo chileno.
Es necesario de una vez por todas ser tajantes en este punto. Es una niña, inocente, violada y violentada en su cuerpo, en su alma y en su mente.Y sólo podremos evaluar la real y brutal dimensión del daño vivido a posteriori.
El daño será producto de la sexualidad violentada, de los afectos trastocados, del abandono vivido, de la culpabilización a la que está siendo sometida, a la exposición de los medios y, como si no fuera suficiente, porque está siendo obligada a llevar a término este embarazo al estar penalizado el aborto en todas sus formas.
¿Es eso razonable? ¿Es eso ético? No me parece.
Su historia de abuso la ha hecho perder un trozo vital de niñez. El abuso, en sí mismo, dejará marcas y huellas definitivas en su vida adulta. Un embarazo que pone en riesgo su integridad física y psíquica y una futura maternidad de la cual carece los elementos psíquicos elementales para llevarla a cabo, será tremenda.
Aquellos que están en contra del aborto en todas sus formas ven la adopción como la salida ideal.
Yo les digo, con mucha responsabilidad,qué fácil es obligar a cursar un embarazado producto de una violación cuando no eres la mujer violada; qué fácil es obligar a cursar un embarazo cuando la niña de 11 años no eres tú ni es tu hija; qué fácil es obligar a dar en adopción un hijo cuando no es el tuyo.
También se dice que un aborto puede generar aún más daño en la niña. En la actualidad contamos con métodos absolutamente seguros para realizar un aborto, más aún si este embarazo se encuentra en etapas iniciales. Además, este aborto sería acompañado de un apoyo psicológico profundo, junto a protección y contenciones necesarias. No en vano el aborto en estos casos está regulado en gran parte de los países desarrollados y es parte de las recomendaciones internacionales que hemos recibido como país.
“Cabe recordar que en 2012, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) en sus observaciones finales al Estado de Chile, lamentó que las iniciativas parlamentarias recientes encaminadas a la despenalización del aborto hayan fracasado e instó al Estado a “revisar la legislación vigente sobre el aborto, con miras a la despenalización en casos de violación, incesto o amenaza a la salud o la vida de la madre” (Observatorio de Género y Equidad)
Si en Chile contáramos con una ley de aborto, esta niña no hubiera necesitado salir en los medios.
Si en Chile contáramos con una ley de aborto, en este caso se habría tenido la posibilidad de decidir qué es lo mejor para ella, evaluando su situación particular y su contexto.
Si contáramos con una ley de aborto, esta niña habría tenido las mismas posibilidades que una niña nacida en una familia con recursos económicos.
El aborto en caso de violación sería una posibilidad no satanizada por la sociedad, lo que reduciría los efectos psicológicos adversos que provoca en las mujeres. Esta niña contaría con apoyo psicológico garantizado por el Estado. En fin, como país, podríamos darle la oportunidad de recomponer su vida destruida y quién sabe si recobrar algo de su niñez.
Pero en Chile el aborto no es legal en ninguna de sus formas. Las mujeres siguen siendo sometidas a un Estado que las penaliza y a una opinión pública que las denigra y agrede y Belén estará condenada a vivir lo indecible bajo la mirada impávida de los que creen que la vida del no nato está por sobre del ya nacido. Chile, país OCDE.